Astartea el ángel del infierno

capítulo 41

Seguimos nuestro camino hasta encontrar a las aves, cuando llegamos notamos que donde Vivían era en una gran montaña, donde en su sima se encontraban de igual forma grandes árboles donde estas aves Vivían.

—Es muy alto — le dije a Acatriel

—La única forma de llegar a ellas es volando — me miro — ¿segura que quieres intentarlo?

—Claro — conteste firmemente — por favor revisa los alrededores, intentare hacerme amiga de alguna mientras buscas un lugar en el cual descanzar

Mientras Acatriel se encargaba de eso, extendí mis alas y comencé a elevarme en el cielo, sabía que era peligroso, si nos buscaban alguien fácilmente me vería y revelaría nuestra ubicación, pero necesitaba de alguna forma saber que mi hermano y los habitantes del territorio se encontraban con vida. Cuando estaba cerca de llegar a los arboles todas las aves se agitaron, comenzaron a mover sus alas frenéticamente y gorjeaban, después se reunieron en círculo y comenzaron a atacarme picoteándome, sin más remedio retrocedí al igual que ellas. En tierra comencé a pensar en cómo acercarme a ellas, básicamente era imposible si tenía mis alas, pero, aunque no las tuviera seria muy difícil escalar tal distancia, Acatriel llego y al verme se preocupó.

—Hay que curar tus heridas — dijo el

—Si — conteste

—En unos cuantos metros comienzan los árboles, no muy lejos hay agua fresca es un lugar excelente para descansar

Ambos nos dirigimos a descansar frente al agua, nos preparamos para comer algo y limpiarme las heridas que me causaron las aves. No pensé que lo que me había dicho Sesha fuera tan difícil, estas alas verdaderamente solo han traído desgracias a mi vida. Me senté bajo el árbol y Acatriel me siguió, le hablé sobre lo que me había dicho Sesha.

—No creo que pienses rendirte — me dijo mirándome a los ojos

—No lo are, pero tampoco tenemos mucho tiempo como dijiste podrían estar buscándonos — conteste

—Hemos viajado sin descanso por varios días, no creo que ningún enemigo este cerca de nosotros y si es así lo matare sin dudarlo, recuerda cualquiera que intente lastimarte desaparecerá frente a nuestros ojos

Mire los ojos de Acatriel, estos no mostraban compasión alguna y sabia que era capaz de matar a cualquiera, aunque desearía que no fuera de esta forma, por ahora lo único que puedo hacer es permanecer a su lado sin ser una carga y sobrevivir. Los siguientes cuatro días estuve averiguando sobre las aves, las cuales nombré ave de pecho rojo, como siempre sin tener ninguna creatividad para nombrar especies, pero dejando eso de lado comencé a observarlas desde lo lejos averiguando lo siguiente, ellas sentían mi presencia, son muy protectoras con las crías, se alimentan de insectos. Al sexto día mire como les enseñaban a volar a las crías, no sé si era mi imaginación pero las aves parecían que con el pasar de los días dejaban de prestarle atención a una de sus crías y en décimo día su comportamiento era aún más extraño, parecía como si estuvieran nerviosas y descubrí porque un gran ave de color café llego volando, todas las aves de pecho rojo comenzaron a elevarse pero con cierto patrón, primero se encontraban las aves viejas es decir las del pico rosa pálido, seguido de las joven con su pico azul pero en medio de estas las del pico amarillento, era fácil de saber que esta formación era para proteger a los más jóvenes y pequeños, mientras que las viejas eran devoradas por aquella ave gigante las demás volaban lejos para salvarse.

Al final no pude conseguir mi objetivo, regresé con Acatriel contándole que las aves se habían movido de lugar, y no podíamos seguirles el paso, sin más remedio decidimos seguir nuestro camino al siguiente día. Llego la noche, me toco vigilar mientras Acatriel descansaba, todo estaba tranquilo, pero al mirar al cielo note una figura oscura en forma de ave, ¿sería aquella que devoro a las aves de pecho rojo?, ¿Por qué estaba aquí? Mi curiosidad era mayor, no sabía si sería peligroso o no, pero tenía que averiguar sobre esta nueva especie, la seguí sin despertar a mi protector.

Aquella gran ave, parecía que buscaba algo entre los arboles de aquella montaña, me eleve en el aire sin que me viera y cuando estuve más cerca escuche un Gorjeo espantoso ¿podría ser que alguna de las aves sobrevivió? De ser así no podía simplemente mirar me acerque más hasta que notara mi presencia, cuando lo hiso me miro con sus ojos rojos y después se fue, tal vez ¿se debió a mis alas? Me asome donde se escuchaba el sonido y efectivamente una cría estaba en uno de los nidos, ¿Por qué no fuiste con las demás?, me preguntaba mientras la observaba esta se alteró cuando me vio y más cuando intente tocarla, dándome algunos picotazos, pero no intentaba volar, de echo solo movía el ala derecha, ¿podría ser que tenga un ala lastimada? Quería ayudarla pero el ave se alteraba cada vez más e intentaba picotearme pero tampoco podía dejarla sola ¿Qué tal si esa ave regresa? Pero tampoco podía dejar solo a Acatriel.

Segundos eternos para tomar una decisión y al final la persona en la que pensaba simplemente me grito desde el suelo, me alegre al verlo, pero la cara de él decía otra cosa, en realidad estaba enojado conmigo, preocupado y sobre todo alterado.

—Pensé lo peor al no verte — me dijo enojado

—Lo siento yo .... — antes de terminar mi oración el me abrazo fuertemente

—La próxima vez despiértame, pensé lo peor al no verte

Correspondí a su abrazo, tome la iniciativa y lo bese por unos segundos, al separarnos le explique la situación en la que me encontraba.

—Tienes un gran corazón, pero a la próxima cuéntame lo que planeas hacer — me dijo ya un poco más calmado — ¿Qué planeas hacer?

—Quiero protegerla, aunque no consiga mi objetivo — conteste

—Bien en ese caso descansaremos aquí de ahora en adelante — se sentó en el suelo

—Ya que la solo hay un ave de pecho rojo en la cima, podemos subir sin problemas




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