Aster

Una buena decisión

Debía de ser honesta; el baile con Sir Matthew ha sido el mejor hasta el momento.

No solo el caballero, al ser perteneciente de una familia noble de alto rango, tenía unos enormes conocimientos y manejo de su cuerpo al bailar, si no que este siempre parecía tener un tema para hablar.

La conversación fue como si ellos fuesen amigos desde hace ya años, o, incluso, desde la infancia.

La naturalidad en la que él se desenvolvía entorno al habla era anormal, o al menos, para ella.

Por alguna razón, aquel baile fue más largo que los anteriores. Quizás la razón de esto sea que, después de esto, los caballeros a seleccionar harán presencia en el salón del banquete.

Los temas que tocó fueron múltiples, desde la majestuosidad de los sucrians, a lo que Asteri demostró un gran interés, hasta hazañas de algunos de sus compañeros.

Por lo visto, él hacía lo posible para que ella se fije en alguno de los demás caballeros. Era sorprendente, en cierta medida, que alguien de tan grande estatus se preocupase por los de menor estatus. Quien sabe, probablemente sus intenciones no eran tan buenas como ella creía, mas los datos e información que se le escapaban entre líneas eran importantes y de mucha utilidad para ella.

—Y fue entonces cuando Sir Leonor lo derribó —Asteri soltó una pequeña risilla, mientras él continuaba con la anécdota, dándole una vuelta —. La cara del caballero fue hilarante. Nunca esperó que una mujer le ganase —continuó, sonriendo —. Por supuesto, como apostaron, él tuvo que caminar por el campo a ropa interior con una espada de madera podrida.

Sir Leonor. El caballero femenino más destacado de su generación.

Y había aprendido algo muy interesante de ella. También era el caballero más competitivo de su generación.

Era un rasgo perfecto, considerando que la joven señorita Evangelie Wellmon, que era una mujer que no toleraba perder, menos aún contra un hombre, tenía sus ojos puestos en ella como su caballero escolta.

Ella rio, sin poder evitarlo, y Sir Matthew la siguió, y pronto, ambos estaban riendo a carcajadas.

Los ojos sobre ellos los observaban con asombro y confusión.

Era conocido que Sir Matthew era alguien a quien le gustaba reír en los banquetes, sobre todo con el sexo opuesto, consiguiendo que gran parte de este sintiese atracción por él, era por eso que, cuando afirmó que iría al servicio, para convertirse en un caballero, fue impactante.

Verlo reírse era algo gratificante ante los ojos de los demás, pero, la dama con la que lo hacía...

—No lo puedo creer... ¿Cómo puede el señor Berenguer, alguien tan honroso, hablar con una persona maldita? —murmuró alguna mujer de mayor edad.

Sir Matthew se inclinó frente a Asteri cuando la canción terminó, y juntos caminaron hacia un lugar adecuado para ver a los caballeros entrar.

Mientras esperaban a que ellos llegasen, el hijo del Archiduque le seguía contando sobre los demás caballeros.

En ese punto, Asteri no sabía si él hablaba sobre todo eso para ayudar a sus compañeros o porque a él simplemente le gusta hablar mucho... demasiado, por lo visto.

Aún así, ella no comentó nada, debido a que, a pesar de que, por tener un oído sensible, las personas habladoras eran una gran molestia para ella, el hecho de que alguien le hablase con tanta naturalidad era algo inusual para ella, pero para nada desagradable.

Finalmente, los caballeros hicieron su aparición, y su hermano llegó a su lado, para llevarla hacia donde se posicionarían las debutantes, con tal de, por fin, elegir a quien deseaban que los protegiera.

Asteri estaba sorprendida, puesto que aún faltaba el baile, pero Balthair se dijo que, por motivos de tiempo, el Emperador decidió hacer la elección en ese momento. Ya después podrían bailar con sus recién nombrados caballeros.

A su lado, la Eliza junto con algún familiar que Asteri no conocía, y al otro, la señorita Phlower con su hermano mayor, y así, todas las damas eran guiadas por sus acompañantes femeninos, hacia los lujosos asientos, mientras que el resto de personas empezaban a hacerse a un lado , haciendo una pasarela, en donde, al final del camino, todos los caballeros se encontraban parados en una fila.

Y otra vez más, el Emperador se paró frente a todos, realizando otra de sus monótonos y aburridos discursos que, por alguna razón, los nobles realmente amaban.

Luego de unos segundos, el discurso terminó, anunciando por fin, que la elección de caballeros guardaespaldas comenzaba, anuncio que consiguió que todos los presentes aplaudiesen, y que algunas jóvenes a su lado chillasen de la emoción.

—¡Ya tengo a alguien en mente!

—Espero que no sea el mismo que el mío, ya que planeo elegir a el caballero más apuesto.

—Pues, yo prefiero a los rubios.

—¿De qué hablas? Los músculos son lo mejor.

—No, la cara es lo que más atractivo le añade a un hombre.

Asteri escuchaba todo eso tratando de ocultar su expresión de aburrimiento. Por un momento había olvidado que, contrario a ella, no todas buscaban a un soldado para... bueno, hacer cosas de soldado, como proteger o cosas así, si no que querían a un hombre que sea atractivo, lo suficiente como para presumir frente a las otras personas.




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