Astros

Capítulo 11 - El sueño-pesadilla

—Despierta Eliza, hoy es el día. —Abrí los ojos lentamente y con pereza. No conocía la voz de la cual provenía aquellas palabras.

—¿Cual día? —pregunte aun con pocas ganas de levantarme de la cama. Cuando pude ver mejor a la mujer, jamás la había visto. Tez clara cual nieve. Ojos rojos como el infierno, por esa simple descripción, me dio miedo pensar que era una narquista. Su mirada era felina y desafiante.

—Confía en mí, te mostrare.

Inmediatamente jala de mi con una fuerza increíble para lo delgada que era. Esta hizo que me levantara rápidamente de la cama. Al prestar atención al lugar observe que no era mi casa, era como un departamento muy pequeño con muebles empolvados. El suelo de madera crujía al pisar por lo viejo que estaba. Tenía manchas de líquidos extraños. Pasé por una alfombra que deduje era sangre seca por el color marrón rojizo. El olor era lo que me había provocado repulsión inmediatamente coloque la mano en mi nariz. Pasé por un espejo y por instinto de vanidad me vi, me encontré a medio vestir, con las ropas deshilachadas y sucias. Llenas de sangre, sudor y lodo, todo se encontraba seco. Mi cabello tenía nudos por doquier, chinos enredados y lleno de costras de lodo.

—¿Por qué estoy así? —le pregunte a la mujer cuyo nombre ni siquiera conocía aún—. ¿A dónde me llevas?

—Solo ven conmigo —clavo su mirada penetrante y escarlata en la mía.

—No, hasta que me digas.

—Es el fin de ustedes. Tu fin y el de todos los astros esta cerca. 

De un segundo a otro apareció Soraya, Roxanna, otras chicas y hombres, todos estaban armados apuntándome con ellas. Detrás de ellos pude observe que estaba Lucy y Erick. Me arrodillé y comencé a llorar. Erick me tomo por los hombros y me golpeo.

—¿Qué haces?

Recordé que los narquista tenían un chip en la cabeza, con este los controlaban y no pudieran pensar por sí mismos. Pero no podía creer que Erick y Lucy lo eran. Los controlaban, no eran ellos, no fue su culpa.

Por su lado él me azoto, me golpeo, yo no podía defenderme pues estaba sujeta de mis manos con unas esposas. El dolor se apodero de mi casi de inmediato pero lo único que hice fue ver la expresión de Erick, de rabia y furia. Justo después cuando dejo de golpearme me levanto para que caminara. Lo seguí hasta que llegué a una especie de cárcel. Ahí me encontré con varios chicos, muchos demacrados, golpeados e incluso decapitados.

Erick me tumbo al montón de chicos muertos. A un costado de mi estaba una mujer muerta, tenía una expresión de horror, estaba completamente desnuda. El lugar apestaba a putrefacción, cuerpos quemados y sangre. Aquel lugar tenia los hologramas de color azul, desde afuera puedes controlar las personas que entran, pero estas jamás salen al menos qué opriman el interruptor desde afuera. Tenía un sabor metálico en la boca, al tocarme, vi que me estaba sangrando parte de la lengua y labio.

Me quede en el suelo intentando no llorar, pero fue demasiado tarde pues la lagrimas botaron de mis ojos casi al instante. Llore en silencio observando cómo estaba él, tenía un arma láser, una típica arma de los soldados militares. Se encontraba dándome la espalda, como guardia, cuidando de los pocos chicos que estábamos vivos.

Escuche un pequeño lloriqueo no muy lejos de ahí, gire mi cabeza hacia la izquierda y al observar vi a tres chicos. Me levante con esfuerzo por el dolor de los golpes y azotes. Fueron intensos, tenía moretones y algunas cortadas casi por todo el cuerpo. Llegue con ellos y ellos no reconociendo mi sombra, pero yo si la de ellos, era Cecilia, Joshua y Peter.

—¡Eliza! —Cecilia se sorprende y con dolor se levanta para saludarme con un abrazo.

—Me hace feliz verte con vida —Joshua sonríe débilmente.

—¿Qué esta pasando? —pregunte.

—No importa —Cecilia me ayudo a sentarme junto a ellos—, lo importante es que estas bien y con vida

Ella al igual que la otra mujer estaban semi desnudas, solo la tapaba un pantalón negro roto y el pecho le tapaba el sostén. Su cara estaba llena de moretones y sangre.

—Quiero saber que paso, aun así —dije de nuevo.

—La nueva noticia que no sabes, es que tienen a Steven —Joshua recargo su cabeza en la pared.

Tanto Joshua como Peter estaban golpeados, con vello en su cara creciéndole y demacrados.

Peter abrazo a Cecilia, ella se acurruco entre sus hombros. Me quede sorprendida.

—¿Son novios? —pregunte.

—¿No lo recuerdas? —Peter beso a Cecilia.

—¿Por qué no retrocedes el tiempo Eliza? —me había dicho Joshua muy preocupado—. No quisiste hacerlo con mi madre, hazlo ahora. Todo esto fue por tu culpa.

—No entiendo lo que está pasando. Si me explicaran al menos podría hacer algo.

—¿Cómo no sabes nada? —Peter me vio sin expresión—, ¿no recuerdas nada? También recuerda Joshua que le quitaron los poderes, para estar aquí tuvo que pasar por ese tratamiento. Aunque quisiera, no podría hacer nada.

Al abrir mi boca para seguir haciendo más preguntas, se escuchó un ruido que provenía de la puerta, afuera de la habitación. Por instinto los cuatro nos levantamos. Cecilia aún seguía pegada a Peter. Cuando me acerqué más al holograma azul pude visualizar una ráfaga de luz y polvo. Erick se puso en guardia con el arma.

—¿No puedes usar tus poderes? —pregunto alguien afuera del holograma, las pequeñas partículas del polvo se iban juntando para formar un cuerpo humano. Al principio no podía ver quien podría ser, hasta que se completó y salió a la luz. La única lampara de la habitación lo reflejaba. Era Steven. Sujetaba un arma también.

—¡Steven!, liberamos de aquí —Joshua desesperado se acercó al holograma. Este mismo le dio un choque eléctrico, al punto de mandarlo al otro punto de la celda. Me acerque al él.




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