iEra una mañana demasiado fría, en el reino entero permanecían alertas a cualquier avistamiento sospechoso.
Hasta que unos gritos rompieron toda calma, provenían de la habitación de Mila, -¡Dios no!¡Mila!- Dijo Khan desde la cocina y al momento tiro lo que tenía en las manos y salió corriendo hacia la alcoba, hasta que al llegar a la puerta, se encontró con la enorme figura de Rey Hans, quien también había acudido corriendo al escuchar los alaridos.
Obviamente aunque Mila era su novia, él era el Rey, y debía darle las reverencias correspondientes, pero como su preocupación era mayor, paso delante de Hans giro la perilla y abrió la puerta de golpe, los dos entraron a la vez armados y en pose, listos para defender a Mila de quien le estuviese haciendo daño.
Cuando sus ojos rodearon la habitación, vieron que no había presencia alguna, y Mila se encontraba tumbada en la cama retorciéndose, como si tuviese dolor. Sus gritos hicieron que ambos corrieran hasta ella para ver qué sucedía. Mila tenía un bello vestido blanco que realzaba la piel y su cabello, pero sus miradas se concentraron en la joya que tenía en el cuello, ni más ni menos que aquella que la había encontrado en ese bosque, esa que había soñado por años, esa que aseguraba que era la poseedora de el don de la FUSIÓN, ese poder que Abrahaxas mataría por tener.
-¡Por Dios está ardiendo!- Dijo Khan tocando su frente. -Está delirando.
-¡Ve, corre trae a Gretta, y una bandeja con agua y paños para bajar su fiebre!- Al ver Hans que Khan estaba admirando a Mila sospecho por su rara preocupación, lo que provocó su ira, aunque no sabía bien porque le molestaba, y eso lo encolerizo aún más. -¡CORRE!- Dijo sacando a Khan de sus pensamientos y salió corriendo a cumplir con la orden.
-Estarás bien Princesa, estarás bien- Dijo mientras acariciaba su cabello.
-Aqui esta la bandeja majestad- Khan entraba a la alcoba y se quedó helado al ver como Hans acariciaba su cabello y le daba esa mirada, más bien era LA mirada.
-Pasa dejala aqui y ve corriendo por el doctor, Gretta sabe donde puedes localizarlo, y no vuelvas sin él.
-Con pesar y notable molestia, aunque más bien eran celos, enormes celos, dejó la bandeja cerca y salió pensando que lo que más importaba en esos momentos era que Mila estuviese bien.
...
-Su majestad, he examinado a La Princesa y no encuentro ningun mal notable, le he administrado calmantes, y algo para hacer ceder la fiebre. Le daré una visita de nuevo mañana por la mañana para ver como sigue. Recomiendo líquidos y reposo. Por el momento estará inconsciente por la medicación.- Dijo el doctor Phil, fuera de la habitación de Mila. Donde el Rey escuchaba con preocupación y a lo lejos Khan veía atento, seguía bastante molesto, molesto y celoso.
-¡Gretta! Trae más agua y algo de fruta para la Princesa yo me quedaré para su cuidado.
-En seguida Mi Lord. Vamos Khan acompáñame.
Y por su puesto oír que el rey daba atenciones de más a su novia hizo que la bilis de Khan casi reventara.
Camino a la cocina.
-Que diablos debo hacer Gretta, dejar que él, por ser el Rey se quede a su lado cuando debería de ser yo el que esté cuidandola, además porque le dice princesa, que es lo que no sé- Soltó Khan con rabia.
-Lo sé, sé que es difícil pero recuerda que aquí estará segura, y si hablas o cometes una imprudencia te echarán y no podrás estar cerca de ella. Tu decides.
...
El rey Hans no se separó de Mila ni un minuto, y cada tanto cambiaba sus compresas así ayudando a controlar la fiebre.
Mientras ponia atencion a sus balbuceos, seguía delirando.
¡No Tahuru, no!...sueltame...abuela ayúdame... porque me dejas...me quemo...fuego...ayuda...
-Tranquila, aquí estoy yo para cuidarte, yo no te dejare, shh tranquila pequeña.- dijo con voz tranquilizadora acariciando su frente y cabello.
No me dejes... no me dejes sola.
-No lo haré, me has robado el corazon, pequeña insolente.
...
Mila abrió suavemente los ojos, gracias a que las cortinas permanecían cerradas pudo hacerlo con facilidad, de pronto sintió como no podía mover su mano, algo la sostenía firme, era la mano de Hans, quien estaba sentado en un sofa que habia jalado cerca de la cama, él estaba dormido recostado sobre la orilla de la cama, sosteniendo su mano.
-Mi Lord- Dijo suave- ¡Mi Lord!- al ver que no despertaba subió el volumen de su voz.