Tantas tragedias sobre una sola persona no podrían ser posibles, debería ser algo prohibido por los mismos dioses, Mila, nuestra querida princesa estaba encerrada en su alcoba llorando su pérdida, no comía, ni bebía, solo lloraba y desde fuera se escuchaban sus oraciones. Su dolor debía desaparecer en esos 3 días de duelo, no más. Era la tradición, llorar hasta que ya no se pueda y después seguir con la vida recordando a los que ya no están con cariño, mas no con dolor.
Pero eso era algo que Hans no sabía, de hecho sabía muy poco de Mila, y apenas acababa de enterarse que ella y Khan había tenido una relación mucho más allá que una simple amistad, sus palabras hacia el eran de amor, pero no podría tener celos de alguien que ya no esta, así que sus celos se convirtieron en preocupación.
-Princesa Mila, ¿puedo pasar?Ya han sido tres días, yo... todos estamos preocupados, esto aquí no acaba Mila, tan solo fue el inicio. Sólo fue una llamada de advertencia y me preocupa que no estés lista, se que fue difi...
La puerta se abrió dejando ver a una Mila diferente, fria, indiferente, bastante soberbia.
-Que bueno que lo veo Rey Hans.- Rey Hans? De cuando acá me dice así? que paso con Hans solamente? - Adelante debo hablar con usted de algo que me inquieta.
-Dígame princesa.
-Se me dice que soy princesa, mis padres murieron asi que seria Reina no princesa, pero...¿Dónde está mi Reino? Que tierras debo reclamar como mías.- Dijo mientras veía por el gran ventanal que daba a los jardines y el pueblo entero.
-Si bien magestad, su Reino está al oeste de aquí no muy lejos, es enorme y hermoso, basto para la siembra y excelente lugar para los aldeanos, su castillo esta impecable el mayordomo se hace cargo de todo o esa es la norma hasta que la heredera apareciera, osea usted Princesa.
-Excelente, quiero ir alla y tomar posesión de mis bienes y mi herencia, necesitare un ejército que pelee junto a mi en todo momento. Esto no volverá a pasar. Rey Hans, entre a su castillo siendo una simple mosa y salgo siendo una Reina aún sin corona, le agradezco todo lo que ha hecho por mi, pero este no es mi lugar. Y no volveré a poner las vidas de nadie en riesgo mi Lord. Mi retirada será hoy mismo, y como último favor le agradeceria me dé medio de trasporte y dos escoltas.
Hans no sabia ni como reaccionar, sentía que iba a perderla si la dejaba ir, qué pasará si algo malo ocurre y él no está ahora para cuidarla.
-Mila, comprendo que nos quieras proteger, pero si te dejo ir traicionaria la última petición de Khan. El me ha pedido protegerte aun con mi vida y así será, si te vas no me permitirás cumplir con mi promesa. Por favor quédate, se te dara el respeto y la jerarquía que usted merece mi reino sera tuyo puedes disponer de lo que hay a tu merced, solo dejame cuidarte Mila.
La mirada de Mila era mas de asombro que otra cosa. Comenzaba a sospechar que había algo más ahí que una simple promesa, pero no podía, no iba a dejar que Abrahaxas lastimara a alguien más por su culpa.
-Debo tomar posesión de mi trono Rey Hans. He estado mucho tiempo fuera de casa, es hora de volver.
-Perfecto, iré contigo.Estare a tu lado hasta que todo esto acabe.
...
JAJAJA entonces te deshiciste de ese maldito traidor Cerínea, ¡mira que traicionarme a mi!. El debio ser mi súbdito, yo era su dueño y ahí está su merecido. Ahora es momento de ir por lo mio, aun muerto espero se retuerza de celos por que ya no me conformo solo con el poder, tambien la quiero a ella, ese corazón fuerte debe latir junto a mi, reinara conmigo quiera o no. Prepara a todos que vamos de cacería! Pronto iremos por nuestra queridísima Reina.
...
El camino fue bastante cansado...6 horas hacia el Oeste y ya se lograba ver un hermosos castillo a tonos marrones, el corazón de Mila no paraba de sonar creía que si seguia asi se saldría de su pecho. En el trayecto solo había visto el perfil de Hans, se veía bastante preocupado y alerta, no sabían que les podría aparecer por ahí, pero se relajo un poco cuando estaban muy cerca de su destino.
Al llegar al enorme castillo, fueron recibidos por personal del castillo y el mayordomo fiel que ese ese momento seria la maxima autoridad. Su nombre era Jeffrey, un hombre de unos 60 y tantos, algo rellenito, tez morena clara y cabello canoso. Al ver a Mila no necesito presentaciones para hacer una reverencia ya que era la misma imagen que su madre.