Atemporal: encuentro con el pasado.

XXI

Esa mañana Magda se la pasó encerrada en la enorme sala donde estaban las armas para ver algunos detalles y errores que podrían tener.

A medida que iba revisándolas una por una, no paraba de repetirse que Nicholas era un genio, pero en su cabeza, a parte de ese trabajo, algo más daba vueltas.

-¿Será él?- se preguntaba mientras tiraba la cabeza para atrás y dejaba sobre la mesa el último arcabuz que quedaba por revisar.

Estaba segura que cuando se encontraba en el calabozo vio al padre y al hermano de Nuria, y si no eran ellos, eran sin dudas, idénticos.

La razón por la que no la quería como participe de la guerra era esa.

Pero había algo más, y mucho peor, si debían luchar contra ellos, iba a ser más difícil, casi imposible, el ingenio del padre de su amiga era envidiable, pero el hermano, era una bestia, rápido, ágil, fuerte, no creía poder contra él en uno contra uno, pero algo era obvio, si ya tenía en mente que perdería, lo iba a hacer.

Su cabeza se debatía entre contárselo a Nuria o no, no quería que salga desesperada a buscarlos.

Se levantó de la silla y salió, le iba a enseñar de una vez el funcionamiento de las armas a esos hombres y pediría mejorar su armadura para que tengan un movimiento más ligero.

***

Nuria miraba atentamente el mapa mientras identificaba los lugares que podía, apoyo sus codos en la mesa y tomo sus cabellos peinándolos para atrás.

-¿Por qué Magda no quería que participe?- esa pregunta le comía la cabeza y no la dejaba pensar, y por el tono serio que describió Mateo, era grave, muy grave, pero ahora pensaría en una estrategia.

Volvió su vista al mapa, mirándolo detenidamente, se paro y se acercó.

Había una línea más clara que las demás que iba hasta la zona marcada donde estaban los vikingos, luego, en ella se separaba otra más dirigidas a diferentes lugares del continente, volvió a la mesa y despertó a Luciano que dormía con la cabeza apoyada en la mesa y los brazos colgando.

-Mmmm.- susurró cuando sintió la mano de Nuria que lo sacudía.-¿qué?.- preguntó levantando la cabeza.

-¿Sabes que es eso?.- señaló las líneas y Luciano las estudió.

-Túneles.- respondió sin darle importancia.

Abrió tanto la boca que su carretilla casi estaba por dislocarse.

-¿Me estás diciendo que teniendo túneles hasta los lugares más estratégicos de los vikingos nunca los usamos?.- no sabía si reír o llorar.

-Son peligrosos, muy largos, nos quedaremos sin aire hasta que lleguemos.- tenía lógica, si, pero el mapa era un poco viejo y sus enemigos avanzaron.

-Pero avanzaron sus líneas ofensivas, podemos destruirlas desde dentro.- propuso y Luciando se apoyo en el escritorio con los brazos cruzados y mirándola curioso.- ¿cómo los hicieron si eran muy largos para cruzarlos?.- preguntó.

-Fueron creados antes de que los vikingos comiencen a conquistar, fue un acuerdo entre naciones, para comunicarse en casos parecidos al que sufrimos, pero nunca pensaron que sería tan grave, algunos territorios seguro los sellaron.- Nuria volvió su vista al mapa.

-Quiero verlos.- si eran como pensaba no serían muy útiles para acercarse a ellos, pero si para huir y encerrarlos en un punto, rodearlos mediante éstos.

***

  Al principio les resultó un poco raro que Magda los guíe, pero al ver lo que ella traía la curiosidad los pudo más.

Magda observaba como usaban dos disparos, y su margen de error era casi nulo, ignorando que la recarga les costaba cinco minutos, funcionaría.

Ahora tendría que explicar que serían solo doce disparos, es decir que su uso de espadas no será reemplazado, debería hablar con el herrero y ver que se podía hacer para aliviar el peso.

Había deducido que la razón por la que avanzaban era no solo la cantidad o fuerza, si no que algunos, los más ágiles a su parecer, usaban diferentes tipos de armas, más allá de las espadas y escudos, los que usaban dos pequeñas hachas y otras que no sabía exactamente que eran, no parecían tener un gran peso, por lo tanto mejoraba su destreza y rapidez.

Su idea era prestar más atención en el filo que en lo grande, porque aunque la ventaja que tenían las grandes espadas de guerra era que si no cortaban, te quebraba por el peso, disminuye la rapidez del ataque dejando más lugar al otro para encontrarte con la guardia baja, muy poco conveniente, pero si estaban acostumbrados a algo pesado y se defendían bastante bien, una pequeña y ligera les serviría.

-¿Por qué cambiará nuestras espadas y uniformes?.- preguntó uno sacándola de sus pensamientos.

-Menos peso, más destreza, y pega como te enseñe.- se había olvidado completamente que los estaba entrenando.



#32715 en Otros
#2219 en Novela histórica
#5271 en Ciencia ficción

En el texto hay: historia, dimensiones, cuantico

Editado: 31.03.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.