Francisco y María están sentados en la sala de la casa de ella, con una taza de café cada uno. La tarde es tranquila y el sol se filtra por las ventanas, creando un ambiente cálido.
—Amor, he estado pensando en nuestra boda. ¿Qué te parece si la hacemos después de que Ainara y Mauro terminen el año escolar? —pregunto Francisco con una sonrisa.
—Sí, creo que es una buena idea —María asintió—. No quiero que tengan que preocuparse por los exámenes y la boda al mismo tiempo. Además, así podrán disfrutar de ambos momentos sin estrés, teniendo en cuenta que no se la llevan bien del todo.
—Exactamente. Además, ellos están en segundo año de bachillerato, solo faltan pocas semanas para que finalice. Mejor que se concentren en sus estudios ahora.
—Entonces, ¿quedamos en que la boda será en tres meses, después de la fiesta de fin de año escolar? —dijo María con una sonrisa, ya que llevan unos dos años de noviazgo.
—Sí, en tres meses. Será perfecto. Tendremos tiempo para planear todo con calma —Francisco tomó la mano de María, para él ansiaba que llegará el momento de llamarla esposa.
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Los meses pasaban, para algunos les parecía una eternidad, mientras que para otros iba a la velocidad de la luz. El fin de año escolar termino, Ainara y Mauro habían sacado buenas notas, por lo que sus nombres estaban entre los estudiantes más destacados.
—En todas partes nuestros nombres tienen que estar juntos —se quejó Ainara mientras veía la lista.
—Ja, ja, ja, la vida al parecer los quiere ver unidos —dijo Camila.
—¡Calla! —Ainara negó—. Solo espero que mi padre no se case pronto, que sigan esperando.
—Fue un lindo año escolar, ¿no lo crees?
—¿Lindo? ¿Dónde? Este año fue pésimo, jamás espere una noticia así.
—En parte es tu culpa, por no querer conocer a la novia de tu padre en un principio —dijo Camila con una sonrisa.
—¿Mi culpa? Camila, hablas incoherencias, nada hubiera cambiado este hecho, la culpa es de mi padre que fijó sus ojos en esa mujer —Ainara soltó un bufido—. ¡Como odio el día que mi mamá se largó de la casa!
—¿Sabes algo de ella? —Camila sabia que a su amiga le costaba hablar de su mamá.
—Camila a estas alturas, solo deseo que nunca más se aparezca en mi vida, si no me ha buscado en todos estos años es porque no le importo, así que no quiero que lo haga después y venga con un cuento chino.
—Cierto tienes razón, mejor busquemos lo que usaremos en la fiesta.
—Me parece bien —Ainara sonrió.
La fiesta se dio días después en el colegio, donde todo fluyó sin ningún contratiempo.
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En la casa de la familia Rodas, Francisco y María han decidido que es el momento adecuado para anunciar la fecha de su boda. Han reunido a Ainara y Mauro en la sala de estar, ambos adolescentes están sentados en el sofá, cada uno en un extremo con los brazos cruzados y claramente incómodos.
Francisco y María están de pie frente a ellos, listos para darles la noticia, él la mira con una sonrisa y amor reflejado en sus ojos. María toma la mano de él, como una muestra de decir que todo saldrá bien.
—Chicos, queremos hablar con ustedes de algo muy importante, por eso están aquí —dice Francisco dirigiendo su mirada a los adolescentes.
—Hemos decidido que ya es el momento adecuado para casarnos, por lo que la boda será en tres meses —dice María sonriendo.
El silencio llena la sala mientras Ainara y Mauro procesan la noticia. Ainara es la primera en reaccionar.
—¿En serio? ¿Después de todo lo que ha pasado? ¿En tres meses? ¿No les parece que es muy pronto? —pregunta con incredulidad y frunciendo el ceño.
Mauro mira a Ainara y luego a su madre y a Francisco.
—Cierto, ¿por qué no esperan un poco más? Creo que se están apurando demasiado.
—Creemos que es el momento adecuado. Queríamos esperar a que terminaran el año escolar para que no tuvieran que preocuparse por los exámenes y la boda al mismo tiempo, no estamos tomando la decisión a la ligera —responde Francisco con voz calmada.
—Sabemos que no siempre se han llevado bien, pero esperamos que puedan apoyarnos en esto. Queremos que sean parte de este momento especial —dice María mirando a los jóvenes.
—¿Y esperan que estemos felices por ustedes? —dice Mauro cruzando sus brazos de nuevo.
—¡Mauro! —dijo María sentía que estaría al borde si su hijo seguía con esa actitud, Francisco apretó su mano, sintiendo la tensión de ella.
—Sabemos que esto no ha sido fácil para ustedes. Pero creemos que es lo mejor para nuestra familia —interviene Francisco con su voz calmada.
—No es justo, empezando que no nos llevamos bien y ahora esto... —Ainara sintió como sus ojos se nublaban, parpadeo rápidamente, intentando mantener la compostura.
—Sí, porque vivir juntos será tan maravilloso, sobre todo como nos llevamos —dijo Mauro en tono sarcástico.
—Chicos, entendemos sus sentimientos. Pero queremos que sepan que los amamos y que esto no cambia eso —Francisco suspiro, mientras se preguntaba internamente si tendrían que postergar la boda.
—Queremos que esta boda sea un nuevo comienzo para todos. Una oportunidad para que podamos ser una familia de verdad —agregó María—. Entiendan que sabemos que esto no es fácil para ustedes.
Ainara y Mauro se miraron, ambos luchando con sus emociones. Finalmente, Ainara habla.
—No prometo que será fácil, pero intentaré apoyarlos, a la vez que espero que esto no sea demasiado incómodo. —Ainara respiro hondo.
—Sí, supongo que podemos intentarlo. Pero no esperen que sea perfecto —Mauro asintió—. Solo intentaremos llevarnos bien por ustedes, no por nada más. Así que tampoco esperen que la llame hermanita porque nunca lo será.
—Tampoco lo esperen de mi parte, este ser jamás será mi hermano —dijo Ainara con enojo.
María y Francisco intercambiaron una mirada de alivio y preocupación. Sabían que el camino no sería fácil, pero estaban decididos a intentarlo como una familia.
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Editado: 22.10.2024