Al día siguiente sería cuando la gran aventura a por los orbes iniciaría, Sergio, Aurora, Simbad, Deyna, e Igna serían los encargados de esto. Camelia, Sarah y los demás no participarían. Aurora no quiso involucrar a muchas personas, solo a los protagonistas de la historia y Simbad y Sergio que según ella podrían ser de bastante utilidad.
Igna insistió en que se deberían llevar mas personas pues son muy pocos para enfrentarse a las pesadillas, a lo que Aurora insinuó que no habría nade lo suficientemente competente para ir con ellos. Aurora era una buena persona solo que a veces era arrogante. Al final, tal era la insistencia de todos que Aurora terminó por llamar a dos Guardianes que suelen trabajar en la biblioteca de los sueños para que los acompañaran, eran hermanos, que por su poca relevancia en esta historia los llamaré Mercurio y Venus.
Mercurio, el mayor por dos años era corpulento y alto, con el cabello negro y los ojos cafés, y Venus, tenía los mismos rasgos salvo por el cabello, que de ella era mas claro por un tono o dos. Ambos tenían apariencia seria y ruda, definitivamente nadie se atrevería a hacerlos enojar solo de verlos.
Fueron todos a dormir a sus casas y a preparar sus cosas, Simbad, Deyna e Igna procurarían ir con sus uniformes de la academia por ser mas cómodos, los hermanos Guardianes irían con sus uniformes de trabajo, Aurora y Sergio irían con unos pantalones ajustado pero cómodos y playeras de mangas largas.
Todos se prepararon prendas de frío y calor, agua y raciones secas ademas de escasos materiales de aseo, a todos les bastaba una simple mochila liviana, igual si necesitaban algo tendrían a sus armas y sus ánimas.
Igna y Deyna estaban mas tensos de nadie, tal vez sería la última noche de paz que tendrían en algún tiempo. Por eso habría que dormir lo mejor que se podría.
A la mañana siguiente, todos se reunieron en El Tribunal listos para partir. Nadie hablaba en lo que esperaban los demás, era tal la tensión del habiente que nadie quería hacerlo.
Hasta que por fin Aurora rompió el hielo una vez que ya todos se encontraban.
— Muy bien, están todos aquí por que son lo suficientemente valientes para aceptar esta tarea. Si alguien quiere retractarse, este es el momento, una vez en el mundo de las pesadillas no habrá marcha atrás. — dijo. —Recuerden que al mundo las que vamos es muy peligroso, lleno de trampas y de monstruos, hasta los mas bello e inofensivo representa una amenaza. ¿están seguros de aceptar?
Igna y Deyna, que se encontraban abrazados, se miraron con seriedad y asintieron con la cabeza, Simbad hizo lo mismo, aunque sus padres no estaban de acuerdo en lo absoluto y Sergio y los demás simplemente asintieron. A los que Aurora, sin decir palabra alguna, abrió un portal con su anima que todos debían atravesar.
Los primeros en hacerlo fueron los hermanos, seguidos de Sergio y de Simbad y luego Aurora. Deyna e Igna miraron atrás una vez mas y cruzaron el portal.
Tras el portal había mucha obscuridad, pero se podía distinguir apenas lo que se encontraba al rededor: pasto seco. Con las ánimas encendieron luces pero el poder de las pesadillas era mucho mayor así que eso debilitaba un poco el poder de las mismas.
Todos alistaron sus armas, y procuraron cubrirse las espaldas. El ambiente tenía un olor como a hoguera, como si se hubiera incendiado. No había ni media estrella y tampoco casas ni personas solo pasto seco. Resolvieron, entonces, caminar en linea recta.
— ¿En qué pensabas al momento de hacer el portal Aurora? — preguntó Igna.
— Pensaba en que nos llevara al mundo de las pesadillas y al lugar que Simbad me describió.
— Entonces TENEMOS que estar cerca.
Continuaron andando unos segundos mas y entonces fue Simbad quien exclamó:
— ¡Miren! —y apunto con su ánima hacia el noroeste, donde se alzaba imponente una notificación a pocos metros de donde ellos se encontraban.
Apresuraron el paso para llegar a la misma. La edificación era una casa que parecía haber sido construida hace un siglo atrás. Debía constar mas o menos por tres pisos mas un altillo. La casa estaba quemada y chueca. "Con el rasguño de una mosca esto se viene abajo" pensó Deyna.
Ingresaron a la construcción, aún la obscuridad era cegadora, hasta que de pronto, las luces se encendieron. Deyna miró a su al rededor, parecía que ella había viajado en el tiempo, pues el lugar tenía un aire de la década de los 20s. Mas bien no era una casa de vivienda sino... un burdel. Hombres con ropa anticuada bebían lo que parecía ser wisky, y mujeres con adornos de pluma en la cabeza y escasa vestimenta se sentaban en las piernas de los caballeros. Había música alegre tocada por un piano en vivo y cortinas y alfombras rojo intenso.
Pero no era eso lo que espantaba a nuestra protagonista, sino el hecho de que estaba sola, no se hallaban ninguno de sus compañeros con ella. Salvo una copia de alguien que ella conocía bien: Igna, que tenía en su mano una copa de licor y una mujer en sus faldas.
Pues para todos era una perspectiva diferente, un escenario distinto. Desde el punto de vista de Igna, el interior de la casa era un circo. Habían payasos que hacían reír a la gente de su alrededor, un elefante y una mujer montada en él, un mago en el fondo y una pancarta de "la bailarina mas bella del mundo".
Editado: 27.11.2019