Atrapa Sueños

50. La Hija de Rumpelstilskin

En lo que todo lo relatado pasaba, el verdadero Georg pasaba sus horas solitario en su celda. De pronto, entraron unos guardias con la mitad de sus niños perdidos encadenados y siendo depositados en celdas separadas, pero aún así todos podían verse. 

Cuando Georg fue notificado de que Doña Ofelia y José Miguel habían muerto se sintió u poco triste pero alejó todo pensamiento negativo de su mente y preguntó si Deyna logró conseguir el orbe de Gema.

— Si, — respondió Rose Mary muy enojada en la celda contigua— y también nos liquidó a todos.

Entonces Georg soltó una carcajada que al principio era apacible pero poco a poco el volumen de su voz incrementó hasta que los guardias se vieron obligados a callarlo con un "¡A callar!"

 

— Ella los liquidó porque es la mejor — respondió finalmente — es talentosa y astuta, el guerrero perfecto. Y puedo apostar a que los volvería a acabar de tener la oportunidad.

— Es igual — respondió otra niña perdida— el rey de las pesadillas quiere asesinarla, y lo hará. Recuerda Georg, que si tu "favorita y amada Deyna"—dijo con cierto tono celoso— muere en el mundo de las pesadillas y por una pesadilla, tanto la parte que conocemos de ella como la que sigue viviendo su vida normal morirá. Julieta es buena, pero no hay forma de destruir al Rey de las Pesadillas.

— No...— masculló Georg tomando en cuenta que su Deyna moriría y no podía evitarlo.

Georg era después de todo el padrino de Deyna, él fue quien tuvo su visión. Incluso su truco de la mazana envenenada no era para matarla, sabía que Igna iba a encontrarla, ¡el objetivo era matarlo a él! a Deyna jamás la mataría, la amaba como a la hija que siempre quiso tener.

Pero no podía hacer nada ese rey era indestructible...¿o no? A Georg se le ocurrió una forma de destruirlo, quizá, si el sueño de Greten era lo suficientemente poderoso, con el uso de Deyna podría acabar con la pesadilla mayor.

Justo entonces abrieron la celda su celda para darle de comer. Georg no perdió la oportunidad. Le dio un puñete al celador y luego otro y otro hasta dejarlo inconsciente. Vino el otro a socorrerlo pero tuvo el mismo destino que el anterior guardia. Entonces tomó la daga de uno de ellos y salió corriendo de la prisión sin mirar atrás aunque sus niños perdidos le pedían a gritos que los sacara también.

Corrió esquivando arenillas de otros guardias hasta que pudo tomar de rehén a uno, ordenándole que abriera un portal hacia donde estaba el orbe de Gretenkiel Tamayo. Una vez hecho este, lo atravesó y se cerró, se vio a sí mismo vestido de blanco como los demás, y su ánima aún bloqueada. Cuando vio el estanque debajo del árbol donde había escondido el orbe de Greten, este estaba vacío.

*  *  *

Igna corría sin ver a su espalda. Hasta que vio un hermoso árbol, inmenso y con muchas ramas que se desplegaban, debió tener unos cien años. En sus ramas estaban posados la otra mitad de los sueños robados por Georg. Debajo del árbol había un estanque, Igna se acercó a ver jadeante. En el fondo del agua se hallaba el más brillante de todos los orbes, y en el tronco de madera destellaba una placa que tenía escrito: 

"En la mente, Soy el miedo del mismo miedo. Orgullosamente Capuleto"

El mensaje era casi claro, era el sueño de Greten, pero la primera parte no se entendía. Igna tomó aire profundo y se interno en la poco higiénica agua del estanque. Pensó que quizá el sueño serviría para hacer un trato con el Rey.

Cuando lo encontró ya estaba por desvanecerse a falta de aire. El orbe estaba envuelto con una burda bolsa de plástico, así que sí podría tocarlo y salir de ahí. Una vez hecho esto, echó a correr lo mas rápido que pudo, pero ninguno había dormido ni comido casi nada, no sabía cuanto tiempo más podría resistir. 

Minutos después, Georg llegaba al árbol desconcertado, y se dirigió hasta donde él sabía, era el palacio del Rey de las pesadillas, la laguna.

Al fin Igna encontró el palacio y a Deyna cuya mitad de su cuerpo y un poco mas ya estaba en el agua. Se acercó a la pesadilla que ostentaba su cara y por detrás le cortó el cuello. 

Entonces otra pesadilla le hizo ver a Deyna otra ilusión, para ella, era Georg quien había matado a Igna.

Deyna gritó enardecida y atacó al que ella creía que era Georg.

 

— ¡Cálmate! — exclamó él —¡soy yo!

Pero Igna no podía dejar que ella lo matara, así que también se defendió. 

Él no podía desvainar su sable, sería inútil contra la pistola de Deyna, así que era una lucha de arenillas y hasta de golpes, el problema es que ella nunca fue la mejor en combate cuerpo a cuerpo y estaban a media laguna. No podía sacar su pistola porque el tiempo no le dejaba, gracias al cielo, eso sí.



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En el texto hay: suenos, romance, magia

Editado: 27.11.2019

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