Atrapa Sueños

51. El Miedo de los Miedos

Un poco de arenilla fue a dar con la espalda de Deyna desmayándola, era de Sergio quien arrastró a ambos hasta la orilla del lago. Cuando recuperaron la conciencia minutos después, él ya había curado la muñeca de Igna con su ánima. Para no entrar en detalles poco relevantes solo diré que después de una explicación todo quedó arreglado. El efecto de la ilusión impuesta sobre Deyna ya había pasado así que ya no veía a Igna con el rostro de Georg, quien por cierto llegó poco antes de que Deyna e Igna despertaran, pero decidió  ocultarse detrás de los árboles viendo y escuchando todo. Después de todo, aún el rey de las pesadillas no había atacado a Deyna y no le convenía que los demás vieran que escapó.

 

— ¿dónde están los demás? — preguntó Deyna

— Encontraron el árbol con los orbes y arrestaron a los niños perdidos que nos atacaron — aclaró Sergio — ahora están volviendo a Rem, debo ir a ayudar...

— Vamos con ustedes— impuso Deyna pero antes de ponerse de pie Sergio la interrumpió

— No, lo mejor será que ustedes se queden aquí un momento para recuperar fuerzas, no creo que las pesadillas los ataquen más porque acabamos con todas ellas allá, además aún no encontramos el sueño de Greten

— No será necesario, yo lo tengo aquí — dijo Igna poniendo el orbe en las manos de Deyna. — pensé que quizá nos serviría para negociar con el rey.

— Bueno en ese caso los dejaré para que revelen y devuelvan el sueño de Greten a su portadora por su cuenta como el de Gema. ¡ah! — exclamó con semblante triste — y Aurora... ella ya no está con nosotros.

— ¿¡qué!? — exclamaron Deyna e Igna al unismo poniéndose de pié.

— Uno de los niños perdidos... le lanzó arenilla y murió al instante. 

Deyna e Igna pusieron rostros destruidos. El rostro de Georg igual estaba así y también  su alma. Se quedó estupefacto, hasta bajó la guardia. Todo lo malo que había hecho le volvía en doble dosis, era su Aurora, el amor de su vida, y una de las máquinas de muerte que ÉL entrenó, le había arrancado la vida, Y eso era en gran pare su culpa, sentía como si él mismo la hubiera matado.

Una lágrima le recorría el rostro mientras veía como Sergio se alejaba y Deyna e Igna se abrasaban con tristeza profunda.

 

— ¿¡qué!? — exclamó alguien detrás de ellos.

Voltearon para ver que era el mismísimo Rey de las pesadillas, con su cuerpo masculino.

 

— ¡Se supone que deberían estar muertos! — protestó.

Con su mano izquierda hizo un ademán, ordenando a tres pesadillas con forma de sombra que atacaron directamente a Igna quién desenvainó su sable y comenzó a pelear. Con su otra mano hizo un ademán diferente, uno extraño y lento.

En ese momento Deyna soltó un grito ensordecedor cayendo al suelo retorciéndose. El Rey se le acercó con un cuchillo ordinario de cocina, estaba por clavárselo cuando Georg apareció y le torció la muñeca, pero no soltó el cuchillo. 

 

— ¡el orbe Deyna, tócalo! — le ordenó mientras peleaba, pero ella no dejó de gritar.

*  *  *

Deyna no sólo sentía un dolor físico e insoportable, si no que el Rey de las pesadillas le había metido imágenes a la mente.

Veía a un oficial vestido de azul dar una orden, y al mirar a su alrededor habían muchas horcas de las cuales colgaban cuerpos, pero no cuerpos ordinarios, eran de sus seres amados. Para ella era una imagen tan real como las letras que mi lector está viendo en su pantalla.

Intentaba moverse pero no podía, solo le quedaba ver como moría Aurora, Sergio, Simbad, Andres, Sarah, Camelia, Stephan, los señores Zceler, sus padres, Gaby, Hugo, Greten,... e Igna. Los veía retorcerse y no podía hacer nada, el dolor que sentía su cuerpo no era si quiera comparable en algún punto con éste. Era realmente vivir una pesadilla despierta.

Pero en el fondo escuchaba la voz del dueño de sus miedos, pero que a la vez era su guía, su mentor, y que está y siempre estará conectado a ella: su padrino, Georg.

Ella paró de gritar y llorar para escuchar lo que tenía que decir. Parecía estar haciendo esfuerzo por su voz.

 

— ¡Pelea, Deyna, pelea!, tu puedes, yo sé que puedes. No es real, lo que veas no es real, muéstrale que puedes vencerlo.

Ella tanteaba con sus adoloridas manos el orbe sacándolo de su bolsa. Ella no podía verlo, pero el sueño de Greten abandonaba su envase de cristal colocándose en las manos de Deyna. Ella soltó la bola vacía, sus dolores físicos desaparecieron permitiéndole ponerse de pie, pero no aún no veía nada de lo que pasaba frente a ella, pues ahora tenía otras imágenes en la mente.

Ya no era la desagradable escena que se imponía, sino una completamente diferente. O bueno, varias, El sueño de Greten se revelaba ante ella por voluntad no por orden de nuestra protagonista. Era un sueño ligado a un recuerdo. Eran ellas dos saliendo por el techo del auto de la mamá de Greten gritando y cantando a todo pulmón.



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En el texto hay: suenos, romance, magia

Editado: 27.11.2019

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