La morada

Pasado cada uno de estos ríos, cada uno más peligroso que otro, llegábamos por fin a nuestro destino, el lugar era rocoso, tenía llamas en los muros, resultaba sorprendente que aún así no hiciera tanta calor, aun que si sofoca a de vez en cuendo. En el centro del roquerio, se veía un portón de más de dos metros de alto, sus aldabas eran de un color gris casi negro, formaban la forma de un carnero con grandes cuernos que se doblaba circularmente, tenía una estrella de lucifer en el centro de su cabeza, de su boca colgaba un pedazo de metal circular, lo tome y lo golpee contra la puerta tres veces probócando un gran estruendo. 

Esperamos unos minutos, cada uno con su propio temor Spink solo observaba, tomo mi mano y la apretó alentadoramente. Podía saber lo que sentía y pensaba, "todo estará bien, si algo sale mal tenemos la espada". Él lograba entenderme, cuidarme y amarme, estaba segura de esto último, pues me lo decía telepaticamente. 

Al habrirse las puertas notamos que en ese lugar no se encontraba nadie, nos pareció que podía ser una trampa. Comencé a dar pasos en dirección al centro de aquel lugar, mientras ordenaba a mis compañeros que se mantuvieran alejados por el momento. 

Al ingresar me dí cuenta de que me esperaba una gran lucha con un ser monstruoso, que no era presisamente lucifer, si no que era un animal de tres cabezas con cara de perros, cola de serpiente, su cuerpo estaba lleno de escamas color marrón, era bastante grande, sus patas tenían grandes garras que fácilmente podían desgarrar un cuerpo, su boca estaba llena de dientes y tenía unos grandes colmillo, su lengua era alargada, sus ojos rojos como la sangre y al verme comenzaron a gruñir sus cabezas al unísono ferozmente. 

Yo saque la daga de mi cinturón, corrí rápidamente tratando de asercarme lo más posible, pero me golpeó con una de sus patas y salí volando hasta chocar con uno de los muros. 

Mis compañeros entraron corriendo queriendo ayudarme, Spink estaba furioso, se aserco al monstruoso animal, le golpeó con todas sus fuerzas varias veces, pero parecía que no le daña a nada. Becca por su parte uso sus poderes para distraerlo, Vladimir se mantenía al margen, por ser humano cualquier golpe podía dañarlo gravemente. Yo seguía aun en el piso un poco aturdida, había olvidado mis poderes, me di fuerzas y comencé a elevarme, mis ojos tomaron un color blanco, mi cara comenzó a cambiar, podía sentir cada cambio en mi. 

Comencé a sentir que mi cuerpo tomaba fuerza, volé por sobre mis compañeros, con la daga en mano me dirigí hacia aquel animal y se la enterre en el cuello de la cabeza del lado derecho, cuando estaba a punto de cortarla, oí el grito de Vladimir. 

No querrás hacer eso, si la leyenda de aquel animal es cierta, si le cortas la cabeza le saldran más, yo que tu no intentaría averiguarlo~ dijo Vladimir en un grito. 

Tome la daga, me dirigí hacia su pecho y se la imcruste en él, mientras Becca y Spink distraigan a aquel monstruo infernal. Su piel era bastante grueza pero la daga lo era mucho más y con el filo que poseía, no tarde mucho en incrustarla en su corazón, éste comenzó a gruñir de dolor, mientras yo la introducía cada vez más, hasta que aquel animal ya no pudo aguantar más y se desplomó. Yo volví a tomar la daga, quitándole del pecho del animal, volví a la normalidad, deje de volar y me aserque a mis compañeros, quienes me miraban, comprendían que ya dominaba la mayoría de mis poderes. 

Spink se me hacerco ~ ¿estas bien? ¿Te lastimo el monstruo? ~ parecía estar más preocupado de mi que de él. 

Comenzábamos a juntarnos para seguir nuestro camino para seguir por aquella morada, cuando escuchamos unos aplausos a la distancia. 

Aquellos aplausos se escuchaban como eco por todo el lugar, ~ ¿quién se atreve a entrar en mi morada? ¿Porque matar a mi monstruo faborito? ¿Que querés? ¿Porque has venido Mia hija de Lilith? ~ decía la voz con un tono de furia, desde todos los lugares de aquella morada tétrica.