Había tomado una pequeña siesta bajo el suelo de cristal en los controles hasta que escuche las pisadas del doctor más una voz femenina, aparentemente ninguno de los dos se estaba dando cuenta que yo estaba allí debajo, mirándolos a través del suelo transparente.
—Te lo digo River, necesito que me ayudes
Su voz sonaba desesperada mientras sus manos se unían en suplica
—¿Por qué ella? ¿Qué tiene de diferente?
Esta mujer rubia de cabello alocado se cruzó de brazos, casi ofendida por lo que fuera que el doctor le pidiera.
—ella… ella puede arreglar las cosas, yo… yo necesito que ella regrese con mi rostro anterior.
La mujer intento decir algo pero su expresión estaba viajando entre la sorpresa y la incredulidad, incluso yo que los espiaba. ¿De quién estarán hablando?
—jamás me pedirías algo así, ¿Por qué ella es tan importante?
—su ADN— dijo apresurado, casi atragantándose con la cantidad de información que su cerebro quería escupir. —La Tardis puede hacerla volver al momento antes de que ella desapareciera.
Murmuro y entonces tuve que moverme, y un par de herramientas cayeron, la rubia saco un arma y solo atine a sonreír.
...
—sabes que es malo escuchar a escondidas?
Intento regañarme cruzándose de brazos y usando su altura como una ventaja, gran error.
—no soy una niña, ¿Por qué no me dijiste que me querías hacer volver?
Fruncí el ceño parándome lo más firme que pude, casi olvidando el hecho de que esa mujer estaba sentada mirándonos de manera entretenida.
—ella tiene razón, ¿Por qué hacerla volver?
Solo mire a la mujer unos momentos y el doctor nos miró a ambas señalándonos con el dedo de manera acusatoria.
—solo… solo… ¿pueden hacerme caso?
—¿que hiciste que piensas que yo puedo arreglarlo?
El silencio total y la derrota en sus ojos nos hicieron a ambas suspirar, ¿Qué estaba ocultando?
¿Por qué yo?
—te lo dije, debes romper la única regla por mi
Suplico mientras tomaba mis manos, la mujer a nuestro lado miro confusa de la reacción del doctor, ella sabía que algo no estaba bien pero nadie podía decirle que no al doctor, ninguna de nosotras aparentemente.
Conforme pasaron las horas, me dejaron sentada en una silla en un rincón mientras ellos estaban en los controles, el doctor de vez en cuando me escaneaba para saber alguna cosa lo cual parecía intrigar a la Profesora Riverson en las pantallas, más de una vez intente mirar lo que ellos hacían pero dado que todo estaba en gallifreyan para mi eran solo círculos infinitos y matemáticas.
Cuando terminaron el doctor me vio y entrego una carta.
—no vayas a mirar dentro Sayu.
Mire la carta envuelta en un azul similar al de la Tardis y luego al doctor.
—¿que pasa… ¿que pasará contigo? Con este tú de ahora?
Ambos se miraron y la profesora le dio una mirada de “es una buena pregunta”.
—debes mirar hacia delante Sayuna, todo esto que viviste, todo lo que sucedió, todo se borrara, como si nunca hubiera pasado.
¡¿Nunca paso!? ¡Por un de—
—entonces todo lo que vivimos, todo lo que vi de ti… ¡con este rostro!
Mis lágrimas se acumularon en mis ojos, corriendo rápidas y tibias por mis mejillas frías, su expresión de dolor solo era una micro expresión, apenas perceptible, quería golpearlo pero solo me abrazo.
….
Nos preparamos. El plan no es simple, llegaríamos a ese día, con el doctor, en el mismo momento donde yo desaparecía y él me perdía, pero el cálculo es diferente. Teníamos que llegar unos 5 minutos antes.
—etto… ¿como… como conoces al doctor?
Pregunte mientras terminaba de vestirme, había elegido una ropa monocromática, corte mi cabello a la misma altura que aquella fecha, pero no podía ocultar los mechones de color claro a cada lado.
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Editado: 29.05.2023