Atrapada entre voces

Capítulo 11

 

     Me sorprendió lo que Héctor me mostró, el recinto (Como él le llamaba) tenía unas dimensiones realmente grandes, a pesar de que sólo miré una parte de la cocina, el comedor y el pasillo lleno de puertas (que a mi parecer era bastante parecido al de su casa que llevaba a el salón de entrenamiento) que llevaban a las habitaciones de de los residentes del lugar.

Parecía que en cada esquina había una figura de algún dios griego.

Estábamos caminando por el pasillo de las puertas cuando una figura entró corriendo, era un muchacho de más o menos mi edad o eso creí, a pesar de su cuerpo delgado se podía ver su fuerza por la forma en que la playera se le pegaba al cuerpo, tenía el pelo oscuro pegado a la frente con sudor y las mejillas ligeramente sonrojadas, se paró de golpe al vernos.

–Bennett –dijo el chico en cuanto miró a Héctor.

–Grigori –respondió este y mi estomago dio un vuelco al escuchar el apellido del chico, aunque no pude saber la razón.

Sentía que comenzaba a tener nervios, ¿qué rayos?

–Creo que aún no me han presentado con tu acompañante –el chico clavó sus ojos color miel en mi mientras me sonreía abiertamente.

–Ella es Mar –me presentó en respuesta y pude notar su resistencia a hacerlo.

– ¿Mar qué? –Inquirió rápidamente.

–Mar Blair... Blair Thornton –intervine.

–Ya veo, nunca te había visto por aquí –tomó mi mano y la besó en el dorso, el gesto me pareció bastante extraño y anticuado–. Mi nombre es Eider, es un gusto.

Tuve que reprimir mis ganas injustificadas de acercarme a él y abrazarlo, en lugar de eso le mostré una amplia y sincera sonrisa.

De verdad quería más de su contacto , mi reacción a estar cerca de él era inexplicable.

–Igualmente –respondí–. Estaba dando un paseo con Héctor ¿Quieres venir?

Escuche a Héctor resoplar. Al parecer a él no le agradaba el chico.

–Eso suena bien –sonrió–. Pero ya es hora de cenar, Mar, creo que deberíamos estar ahí.

Sonreí de nuevo, me gustó la forma en que pronunció mi nombre.

–Mar no irá a cenar donde se acostumbra –intervino rápidamente Héctor.

–En ese caso los acompañaré a donde sea que vayan.

–Entonces que sean los directivos quienes te detengan –Héctor rodó los ojos y ahí estábamos los tres, avanzando hacia la cena.

Regresamos a la sala en la que aparecí por primera vez, casi todos los asientos estaban ocupados en la gran mesa con personas desconocidas para mi, aunque pude ver a Charles y a Cameron frente a él, al verme llegar todos giraron su vista hacia mí y se levantaron de sus asientos.

Mi vista se mantuvo en Charles quien habló entre la multitud de rostros.

–Mar... –le dio un vistazo fugaz a Eider y apretó los labios, le molestaba que él estuviera aquí–. Están aquí, tomen asiento por favor.

Me dirigí hacia uno de los lugares libres pero no me senté ya que nadie lo hacía.

–Espero que esta cálida cena te haga saber que eres bienvenida en Delidio, siempre es un placer recuperar a alguna de nuestras piezas perdidas, ahora déjame presentarte a algunas de las personalidades que nos acompañan y tú –miró a Eider de nuevo–. Supongo que puedes quedarte.

A ellos no les agradaba Eider, pero yo casi cantaba de alegría en su presencia. ¿Raro? Absolutamente.

Charles me dijo nombres y apellidos de los presentes los cuales no retuve y ni me esforcé en hacerlo, la mayoría me sonreían amistosos, algunos eran jóvenes y otros algo mayores, también habían mujeres pero en su mayoría eran hombres.

Después de las presentaciones tomamos asiento y unos muchachos elegantes nos sirvieron la cena, de entrada una muy caliente sopa de calabaza asada que tuve que comer a pequeños sorbos para no quemarme, luego unos panecillos de arándanos con mucha mantequilla que eran tan suaves y esponjosos como pequeñitas nubes.

De platillo fuerte nos sirvieron salmón agridulce con especias y pan de ajo para acompañarlo, todo estaba perfectamente condimentado, ni siquiera con Tessa había probado comida tan deliciosa, de tomar nos ofrecieron lo que supuse que era vino, pero mi experiencia con esa bebida era tan poca que no logré saber si lo era realmente así que opté por tomar el zumo de naranja. También me dieron un platito que contenía un humeante pan embadurnado con queso suave de cabra, fue lo que mas disfruté.

Estaba bastante satisfecha así que no me molesté en probar el postre de leche que colocaron frente a mí, durante la cena nadie habló pero aun así avanzó lentamente y me preocupó que Cecilia y Federico llegaran a pensar que era demasiado tarde como para regresar a casa, estaba segura de que estábamos a poco tiempo de que llegara la noche y temiendo un muy posible castigo comencé a removerme, incomoda en mi asiento.

– ¿Estás bien? –Me preguntó en voz baja el chico con el que me crucé en el pasillo, Eider, estaba sentado a mi lado.

–Si –respondí en la misma voz baja.

– ¿Segura?

–Hmm... Es sólo que creo que debo llegar a casa antes del anochecer para librarme de un castigo.

–Aún es temprano y no falta mucho para que la cena termine –susurró–. Pero si el tiempo es un problema puedo disculparte de la mesa.

–Eso sería muy bueno de tu parte –le sonreí con autentica gratificación, ese chico realmente me agradaba, además los directivos se miraban bastante intimidantes, yo no me creía capaz de interrumpirlos en su cena.

Eider carraspeó y algunas personas miraron en su dirección, pero no fue hasta que se levantó de su asiento cuando todos lo vieron.

–Lamento interrumpirlos, pero Mar tiene que retirarse y dado que ya estamos en el postre quisiera disculparnos del resto de la velada –Charles lo miró como si él estuviera insultándolos con el simple hecho de dirigirles la palabra.

Quise golpearlo.

Dicho esto Cameron y Héctor se levantaron de sus lugares como si hubieran tenido algún resorte en sus traseros, la idea me hizo sonreír un poco, Cameron le lanzó una mirada matadora a Eider lo cual no me gustó, el ambiente se estaba poniendo tenso, luego habló.




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