– Elean Kovalev Belov...
– Preza fácil...
–Aqui comienza todo.
– A jugar – dice él con una sonrisa malvada en sus labios.
(Elean)
Necesito una buena dosis de cafeína, llevo más de un mes sin salir de la biblioteca más que para dormir máximo dos horas y ducharme, estoy agotada, cuarto año de medicina y nunca pensé que fuera tan duro pero aún así amo lo que lograré con todo esto, me esfuerzo para ser la mejor y lo he logrado.
Entro a mi cafetería favorita, queda camino a la biblioteca así que me sale perfecto. Siempre pido lo mismo así que es más rápido.
– Un...– no logro terminar ya que el chico de la caja lo hace por mi.
–Macciato, un croasaint, una bebida hidratante y un trozo de pastel selva negra– dice de memoria con diversión.
Asiento y le entrego mi tarjeta para que salde la cuenta, él me entrega el recibo como siempre pero está vez tiene un número telefónico en él, supongo es el suyo. La verdad él no es nada feo pero no me gusta en lo absoluto así que solo dejo ahí el recibo y tomo el pedido cuando me lo tiende.
Llevo mi café en la mano y me disponía a darle un primer sorbo al girarme pero en eso siento como impacto contra algo o más bien contra alguien.
El líquido caliente cae sobre la persona haciendo que una horrible y enorme mancha se forme rápidamente.
Yo solo voy por servilletas y dejó el café en la barra que está literalmente a un paso, para no seguir causando problemas.
Fantástico... Lo que me faltaba, tropezar con alguien y derramar mi delicioso energético.
– Lo siento mucho– trato de disculparme y ayudarlo a secarse un poco con las servilletas.
– En realidad yo fuí quien no te vió, estaba distraído con el celular– dice secándose, tiene una voz muy varonil y atractiva.
Por primera vez en todo el rato subo la mirada hasta el rostro del chico y me topo con unos ojos verde esmeralda que me dejan congelada, son hermosos, me han hechizado.
–Dejame comprarte otro café, si?– dice sonriendo, tal vez por mi reacción o solo porque le ha dado gracia toda la situación.
–No, lo lamento, tengo que irme ya– salgo de mi estado de estupor y le paso por el lado para salir y poder llegar a la biblioteca al fin.