Apenas salió al pasillo exterior del habitáculo, Seth identificó un aroma conocido en el aire, como a azúcar quemada mezclada con lirios. No le costó mucho barajar su extenso historial de rastros grabado en su memoria, dando un único resultado, que hizo a su lobo saltar al frente.
Conteniendo una sonrisa, Seth se dejó guiar por ese rastro de olor, directamente hacia el jardín de rosas, las puertas se abrieron de forma automática y él vio a uno de los suyos, sentado en el banco de madera frente a la fuente de agua.
— ¿Arif? —Su voz salió ahogada en la sorpresa—. Oh por... ¿Qué haces aquí?
Con la alegría desbordando por dentro, y el lobo emitiendo aullidos agudos, Seth avanzó a grandes zancadas a donde estaba su amigo.
Arif Anyelev, giró sus muy fríos y distantes ojos azules hacia él, sonrió débilmente poniéndose de pie.
—Buenas noticias —respondió, saludó a Seth con un abrazo y luego se separó—. Derek me envió como compañía.
Seth por poco se cae de sorpresa, eso era lo más gratificante que podía haber esperado oír.
— ¿En serio?
—Sí.
Arif se veía cansado, y un poco triste, Seth lo podía sentir en su piel, el lobo que tenía frente a él solía ser un experto en ocultar sus emociones, pero ahora parecía un hombre completamente diferente, y no tardó en llegar a una conclusión con nombre y apellido: Jessie Smith.
—Ponme al día amigo, ¿cómo van las cosas en el clan?
Arif se cruzó de brazos.
—Todo va en calma.
— ¿Logan?
—Todavía sigue con Emmy, oh... Si lo vieras, ha cambiado completamente..., ella lo tiene comiendo de su mano. Se ve que es muy feliz.
—Me alegra oír eso.
Arif echó una mirada alrededor.
—Este es un lugar muy extraño, ¿dónde te estás quedando?
Seth contuvo la necesidad de llevarlo al habitáculo, quería tanto hablar con un conocido que de pronto las palabras se le atascaban en su lengua. Pensó en si sería adecuado para Reed, tal vez ella no aprobaba que un desconocido ingresara al habitáculo, pero como ella estaba en sus rondas de supervisión vaya a saber en cuál laboratorio, Seth se dejó guiar por la costumbre.
—Vaya, este es un lugar muy bonito.
Arif recorrió el habitáculo a sus anchas, con las manos en los bolsillos delanteros del pantalón desteñido color gris, fue de una habitación a la otra, incluso pasó a la sala en la que trabaja Reed.
—Es mejor que tu cabaña.
Seth compuso una expresión de ofensa provocando la risa en su amigo.
—No es gracioso.
Arif ladeó la cabeza pero luego el sonido de las puertas abriéndose detrás interrumpieron sus palabras.
— ¿Seth? ¿Qué está sucediendo aquí? ¿Qué hace este desconocido en el habitáculo?
Oh, genial, Reed estaba enfadada, ¿por qué eso era tan adorable para el lobo?
—Doctora Reed —Seth giró sobre sus talones, solo un poco—. Mi amigo, Arif Anyelev.
El aludido le hizo una reverencia cortes y avanzó un paso con la mano extendida, Reed, un poco desconcertada, estrechó su mano con una suave sonrisa.
—Es un placer conocerla —Arif sonrió.
No supo por qué, pero el lobo de Seth no aprobaba esa mirada hacia ella.
—Lo mismo digo —Reed no sonó convencida, luego miró a Seth—. ¿Por qué está aquí?
Seth se encogió de hombros.
—No sabía que no podía traer gente aquí.
—No, me refiero a qué hace fuera de tu clan, en estas instalaciones.
—Oh, creo que todavía no se han enterado. —Arif caminó hasta apoyar su codo en el hombro de Seth—. Derek y tu jefe... ¿Cómo se llamaba? Tenía un nombre raro...
—Vladimir Lévedevich.
—Sí, ese, Derek y Vladimir estuvieron de acuerdo en enviar a un compañero de clan como soporte emocional.
Un poco abochornado, Seth giró para ver a su amigo que luchaba por contener la risa.
—Yo no necesito un chaperón.
Arif bufó.
—Como digas, yo te conozco. El punto es que me quedaré aquí hasta que Seth termine lo que sea que esté haciendo aquí..., por cierto, ¿qué estás haciendo?
Seth se tomó el puente de la nariz.
— ¿Ya lo olvidaste? Acordamos un intercambio, mi valiosa presencia para Reed por el equipo de científicos que Derek necesita.
Arif pasó su peso de un pie al otro, mientras seguía usando a Seth como su soporte.
—Honestamente, estaba distraído y no presté mucha atención, tampoco le pregunté a los demás, así que cuando surgió esto me apunté para el trabajo.
Un suspiro molesto reclamó la atención de ambos lobos, Seth reparó en Reed quien pasaba sus dedos sobre el anotador digital.
—No me han avisado sobre esto —dijo—. ¿Dónde dormirá?
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Editado: 10.07.2019