Atrévete

Capítulo 13

La comida ya había terminado, ya estaba anocheciendo pero la visita aún no se iba. Se quedaron por más tiempo a charlar amenamente con todos en la sala. Desde acá se escuchaban las risas y bullicios, al parecer se quedarían mucho más rato para mi mala fortuna.  

Por suerte me pude alejar de ellos sin que se dieran cuenta de mi ausencia, salí al jardín trasero a sentarme en el pasto y a beber juguito de naranja mientras me deleitaba con admirar el atardecer, era genial observar cómo el cielo se convertía en una perfecta combinación de colores que se veían impresionantes. Ver el atardecer era mi parte favorita del día, me ayudaba a relajarme aunque sea por unos momentos, me ayudaba a pensar serenamente.  

Alessio se había quedado con todos en la sala, cosa que me relajó porque lo quería lo más lejos posible de mí. Ahora sí que no quería saber nada de él porque me sentía muy avergonzada, no puedo creer que se haya enterado de que lo acosaba tomándole fotos. Ahora sí que no pensaba nunca más acercarme a él a pesar de que me gustara tanto, y esperaba que él olvidara mi presencia en la escuela y que jamás se acordara de mí, qué bochorno.  

Ni cómo cambiarme de escuela…  

—Magnifica vista. —Me sobresalto al escuchar a Alessio. Qué diablos. 

Giro la cabeza hacia él y lo encuentro parado atrás de mí con las manos en los bolsillos y la vista en el horizonte. Dios, por qué eres tan cruel conmigo. 

Me quedo pasmada observándolo. Ay por favor que se vaya y me deje sola en mis momentos de pena que a él no le interesan, Alessio es un arruina paz. 

Mi corazón empieza a desestabilizarse. Otra vez me siento muy nerviosa, pero en esta ocasión me siento más porque estoy a solas con él en el jardín de mi casa. 

Por favor Alessio, finge que no existo y vete.  

Por supuesto que mis plegarias no fueron escuchadas, no me sorprende la verdad. 

Dejo de verlo y me remuevo incomoda en mi lugar. Cierro por un momento los ojos para evitar notar su presencia.  

—Tranquila, no vine a molestar… bueno sí —habla pero esta vez más cerca, lo que me hace volver a sobresaltar. Me alarmo, abro los ojos y en un instante ya lo tengo sentado a mi lado izquierdo. ¿Este chico no entiende que me mata tenerlo a solas conmigo?  

Discretamente me muevo un poco hacia la derecha para alejarme, estamos como a un metro el uno del otro pero aun así tengo miedo de que mi corazón y respiración agitada se escuchen hasta donde está él y me delaten sobre lo afectada que me pone. Mantenerlo cerca me da taquicardia, siempre. 

Lo miro de reojo, no se ve molesto, tiene los brazos apoyados hacia atrás y las piernas en posición de indio al igual que yo, mantiene los ojos cerrados.  

Si tan sólo pudiera tocarlo…  

—Te puedo hacer una pregunta —pide, sin embargo me sonó más a orden que a petición.  

Como sé que no me está viendo porque mantiene los ojos cerrados, niego con la cabeza efusivamente. 

A pesar de que no le digo que sí, aun así pregunta: 

—¿Por qué me acosas? 

Listo, me desmayo. ¡Jesús!  

Mis mejillas se encienden. ¡Vamos, Lira, niégalo todo!  

—No-no te aco-so —tartamudeo. Mis manos comienzan a sudar y siento un escalofrío que me estremece.  

—¿Ah no? —expresa con ironía, de reojo veo cómo se endereza y gira su cabeza hacia mí—. ¿Entonces me observas todo el tiempo para ver si soy real o un holograma? ¿Y me tomas fotos todo el tiempo para ver si puedes hacer una galería en mi honor? 

Má-ten-me. Soy una Lira muerta, una Lira bien muerta.  
Me giro completamente por primera vez para verlo directo a los ojos, tiene el semblante serio, parece molesto. Estoy dispuesta a disculparme hasta el alma.  

—Yo lo siento, lo siento, es que no era mi intención, bueno sí pero no, te juro que ya dejé de tomarte fotos y admito que en la mayor parte del tiempo te observo mientras no te das cuenta, sí te acoso pero es porque nunca había visto a un chico tan guapo como tú y sé que no es justificación para invadir tu espacio personal pero te prometo que borraré todas las fotos y me alejaré de ti al menos a una distancia de 20 metros, no volveré a molestarte en toda la vida, perdón, perdón —suplico lo más rápido que puedo mientras gesticulo con las manos, mi respiración está tan agitada como si hubiera corrido un maratón.  

Él se queda sin decir nada, como si estuviera analizando si aceptar o no mis disculpas.  

De repente, entre mi gesto de angustia y preocupación, él quita su semblante serio y esboza una pequeña sonrisa ladina sin mostrar los dientes.  

—¿Nunca habías visto un chico tan guapo como yo? —pregunta en un tono burlesco.  

¡¿Qué?!  

Quito mi cara de angustia y ahora sí muestro molestia. No puedo creer que de mis disculpas sacara solo es parte, no debí decírselo. La vergüenza se esfuma de mí y pongo mi cara de rabia.  

—Claro que sí, por supuesto que sí he visto chicos más guapos que tú —bufé cruzándome de brazos—. No te creas la última coca cola de mi desierto. 

No puede ser, qué tontería tan infantil acabo de decir. ¡Cállate, Lira, cállate!  

—No me creo la última coca cola de tu desierto, sería una ofensa para mí pretender serlo.  

Bien, golpe bajo, me lo merezco por retrasada. 

—Bien —grazné. 

De hecho no debería mostrarme molesta porque aquí la única infraganti soy yo pero esta es mi manera evasiva para que él se olvide de mi acoso  y me deje en paz, qué irónico. 

Nos quedamos por unos momentos en silencio hasta que yo hablo.  

—¿Por qué dijiste que éramos buenos amigos? —me atreví a preguntar con la voz temblorosa. 

—¿No es lo que intentas conmigo? —Enarca una ceja.  

¿Por qué es tan directo?, me toma siempre con la guardia baja y nunca sé que decir por lo incomoda que me pone, Dios, piedad.  

—Emm… no…, o sea sí pero tú… 

—No me molesta que lo hagas —me interrumpe.  

—¿Qué cosa? —pregunto en un hilo de voz.  

—Que intentes acercarte a mí —soltó.  

Oh. Eso no me lo esperaba. Definitivamente eso no lo esperaba. ¿Qué se supone que significa y qué se supone que diga?  

—Eh…  

—Lo que sí me molesta es que intentes acercarte a mí mintiendo sobre ti —añadió—. No te voy a rechazar sólo por no compartir los mismos gustos que yo, no soy sociable pero tampoco me cierro cuando veo que alguien de verdad intenta conocerme.  

Me dio una última mirada intensa, se levantó y se fue dejándome boquiabierta y con las mejillas rojas. 

¿Es que acaso siempre me dejará boquiabierta y se irá para que yo tenga un colapso mental? 
 



#32611 en Novela romántica

En el texto hay: drama, amor, amoradolescente

Editado: 01.12.2020

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