CAPÍTULO 13 | SIN ÓSCULO

Ya había dado la una de la madrugada, pero nosotros seguíamos allí charlando. Cuando me entró sed entré en la casa y me fui directa a la nevera, al darme la vuelta Stephan estaba allí y yo, como llevaba haciendo todo el día lo ignoré.

— Katy, por favor, no puedes omitirme para siempre. Sabes que siento lo que hice, no quería... — antes de que termine la frase lo corto.

— ¿No querías qué, eh Stephan? ¿No querías qué él lo escuchara, no creías que yo fuera a responder eso tan rápido...? ¿Qué? A ver explícamelo. O mejor, déjalo. Ya hemos tenido muchas veces esta conversación y parece que nada se arregla así que déjalo, olvídalo — y me giré a por un vaso.

— No creía que tú fueras a responder eso y tampoco creía que él estuviera escuchando. Kate lo siento, por favor, perdóname. Te juro que no volveré a sacar el tema por ti. Nunca si tú no me lo pides; y tampoco te haré ninguna otra pregunta comprometedora. Pero por favor, perdóname. Me estás haciendo rogarte, llevas si hablarme dos semanas, ¿no es ya suficiente castigo?

— Supongo que sí — respondo tras pensarlo un poco porque realmente yo también tengo algo de culpa — vale, amigos. Pero si se repite fingiré no conocerte y no volveré a perdonarte.

Steph sonríe y me abraza y yo le devuelvo el abrazo dándome cuenta de cuánto lo echaba de menos. En ese momento entra Jack.

— Veo que estáis ocupados, mejor vuelvo luego — dice antes de darse la vuelta e irse.

Suspiro escuchando una disculpa por parte de mi amigo.

— No pasa nada, no es tu culpa — los defiendo de nuevo y salgo siguiendo los pasos de mi novio — Jack, espera; no es lo que crees.

— En realidad sí que va a serlo, pero tranquila no pasa nada. Entiendo que tus enfados con él no duran mucho. ¿Ya lo has perdonad verdad?

Asiento — pero eso no cambia nada.

— Te equivocas, eso lo cambia absolutamente todo porque ahora volvemos a estar como al principio. ¿Crees que no me he dado cuenta de que también le gustas? Se nota a la legua.

— Estoy contigo ¿no?

— No, estás conmigo pensando en él.

— Eso no lo sabes. No es verdad.

— ¿Qué no es verdad? Volvemos a lo mismo de siempre Kate, él va primero, sea por lo que sea, pongas la excusa que pongas para hacerlo, él siempre va primero. Y ahora también lo irá. ¿Eres capaz de mirarme a los ojos y decirme que cuando la guerra comience y ambos estemos en apuros acudirás antes a junto mía que a junto de él? — lo miro a los ojos sin decir nada, porque no es justo. Ya le expliqué las razones una vez y no las quiere entender, él es el que se está empeñando en que esto termine sin ningún motivo — lo suponía — suspira cansado — entonces lo siento Kate, siento no poder serlo todo para ti.

— ¿E-estás rompiendo conmigo?

— No, ante todo quiero intentarlo. Pero tranquila, me resigno a ser el segundo plato.

— No estás siendo el segundo plato Jack, a ver si te lo metes en esa cabeza tuya tan testaruda. Podría haber roto contigo hace mucho, podría haberte dejado hace tiempo cuando él me confesó que le gustaba. Pero no lo hice, no lo hice porque te escogí a ti, y si vamos a estar peleándonos por esto cada dos por tres prefiero cortar. Yo no estoy sacando el tema, siempre eres tú el que se pone celoso por un simple abrazo, roce o comentario y yo no puedo más.

— ¿Y lo del otro día también fue un simple comentario? –me quedo en blanco.

— Eso ya te lo expliqué. Yo...

— No, déjalo. Siempre seré yo el culpable en todo momento. Pero está bien, no pasa nada — entra en su casa.

— ¿Estás bien? — me pregunta Clara.

— ¿Cuánto llevas ahí? — preguntó como respuesta.

— Lo suficiente como para haber escuchado demasiado — se acerca y me abraza, lo que agradezco muy en serio — los dos se están comportando como unos capullos y tú estás pagando el pato.

— Lo sé, pero no puedo dejarlo así..., ¿podrías hablar con ellos? No sé, hacerles ver la situación de otra manera. Algo, por favor.

— Claro, hablaré con los dos y si hace falta les tiraré de las orejas.

— Es increíble, ni un mes podemos estar sin discutir.

— Tranquila, seguro que se arregla todo.

— Eso espero...