Alguna vez, hubo un solo Dios, y una sola tierra, y un solo universo. Todo en armonía, como debía ser. Pero, con el paso de los siglos la humanidad se olvidó de su creador, se olvidó de las reglas que equilibraban el bien y el mal. Con el tiempo, el reino del mal tomo la tierra, corazones podridos, almas oscuras, personas rotas. Dios, impotente, al ver como perdía poder, como aquello que amaba se perdía, juró algo:
Abriré los cielos, desgarraré la vida, y me dividiré en siete partes,
Siete mundos, siete cielos, siete dioses, siete nuevos comienzos.
Y Dios cumplió su juramento. La tierra fue invadida por ángeles, dispuestos a luchar con su último aliento, y destruir a la humanidad, mientras Dios visitaba las tinieblas, avisando a la oscuridad su muerte. Y una vez destruida la tierra. Dios, explotó.
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