Aurora

EL CIELO

EL CIELO

El ángel caminaba con serenidad, observando las pequeñas casitas de cristal.  Una sonrisa se plantó en su rostro al ver como las almas de los niños abortados corrían hacia un ángel. Tarareaba con delicadeza una canción, mientras se dirigía hacia su señor.

Lo encontró revisando un cristal que le permitía ver los siete cielos. Los siete cielos se reunían siete veces al año. Su pelo negro pasó a rubio, después a castaño. Y sus ojos en un eterno color miel.

-Señor-habló-Isaac… ¡Digo, Colt!-se corrigió inmediatamente el ángel, y el señor sonrió ante esto.

-Tranquilo, Samuel, no te atormentes, alguna vez fueron hermanos, es entendible-dijo con aire pensativo.

-Está bien, señor. Colt ya está con los padres de Aurora.

El señor asintió y consideró la información. Se estaba arriesgando al ponerlos como primos. Pero él sabía que está vez sería diferente, para bien o para mal.

AURORA

Aurora se despidió de sus amigas y caminó por los jardines de su casa, algunos empleados la saludaron y Aurora con aire ausente correspondió el saludo.

Realmente se encontraba nerviosa, apretó con ansiedad las correas de su mochila. En el receso de su escuela revisó el instagram de Colt y sus amigos. Y Dios, era muy guapo, lo cual hacia todo más incómodo. Los empelados inmediatamente abrieron las grandes puertas al escuchar sus pasos en la escalera. Risas se escuchan procedentes del comedor. Colt ya está allí.

Aurora respiró profundo y entró.

Sus padres y Colt estaban sentados en el comedor de madera,  paredes blancas, pisos de mármol y retratos familiares

-Entonces, yo le dije: “Claro que no…”-Elena se interrumpió al ver a su hija entrar.

-¡Aurora!-dijo su padre con entusiasmo-ven aquí, querida.

Aurora forzó una sonrisa a su madre y padre, después observo a Colt, sintiendo que el aliento la dejaba.   

-Aurora-saludó Colt, sonriendo-cuánto tiempo.   

Aurora sabía que debía parecer una loca al observarlo de una manera… anhelante, pero no importaba. Era demasiado guapo y hermoso. Sí, era eso, era hermoso. Pero también su primo.

Y con ese pensamiento en la cabeza regreso a la realidad. ¡Era su primo! ¡Primo hermano!

-Colt,-dijo fingiendo serenidad, mientras se sentaba-sí ha pasado bastante tiempo ¿Cómo están Selene y Lance? 

Colt sonrío, feliz de hablar algo casual y sencillo.

-Bastante bien, a decir verdad.   

A partir de ahí, los padres de Aurora y Colt conversaron sin parar. Aurora hizo una mueca, sintiéndose mal por no poder ser una buena prima.

Excusándose, salió del comedor  rumbo a su cuarto con una pesadez en el estómago.

Su cuarto era bastante grande, las paredes eran grises, los suelos eran de madera, al igual que su escritorio con delicados acabados. En una de sus paredes tenía colgado todo tipo de antifaces, de todos los colores y estilos, en otra tenía su nombre, pero no, no era Aurora, era: Diannee, su segundo nombre. Y en otra repisas blancas con libros y pequeñas decoraciones. Su cama era de tamaño matrimonial, con sábanas negras de satín y seda, y cojines hechos con el relleno más exquisito inimaginable. Claramente contaba con baño propio y armario propio.  Todo era exagerado, pero ahora no tenía cabeza para eso.

Con un suspiro, se recostó en la cama, cerrando los ojos y dejándose llevar, soñando con unas grandes alas doradas.




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