SAMUEL
Samuel caminó por los pasillos, sonriéndole a las estudiantes y a uno que otro chico. El tercer dios lo mando a inscribirse en la escuela de Aurora, tenía que seguir de cerca los avances de la pareja.
Ayer estuvo con Colt, sigue siendo el mismo ángel, nervioso y ligeramente tímido.
Tarareando y disfrutando del viento en su cuerpo mortal, se acercó a una silueta larga y formada. Dylan, un demonio.
El demonio estaba apoyado en unos casilleros, hablando con un chico bajito.
-¡Dyl!-exclamó el ángel acercándose como si nada hacia Dylan, quien estaba con un chico pelirrojo-¡Cuánto tiempo!
El demonio se dio la vuelta, furioso, pero su rostro se descompuso al ver a Samuel.
-¡Sam!,-le siguió el juego-¡Hermano, te extrañe!
Samuel riendo en voz baja, examino la forma mortal del demonio. Piel pálida, ojos oscuros, cicatrices pequeñas en su rostro, nariz ligeramente torcida como si hubiera recibido varios golpes en ella. Y una mata de pelo oscuro rebelde. Un demonio guapo, tenía que admitir Samuel.
-Parker,-dijo Dylan dándose la vuelta y mirando al pelirrojo-nos veremos después, ¿sí? Ya sabes dónde buscarme-agregó con coquetería y el pelirrojo asintió.
El tal Parker pasó por el lado de Samuel y mascullando entre dientes exclamó.
-Cuidado, ángel.
Samuel encarno sus cejas blanquecinas y miró a Dylan.
-¿Ahora te involucras con humanos que pueden vernos más allá, Dylan?
-Cállate,-siseó Dylan-no te acerques a él-amenazó.
-¡Calma fiera!-dijo divertido-no le hare nada al chico, no soy tú.
-Déjate de estupideces, y dime que quieres, niñito del tercer Dios.
-Bueno, quiero tu ayuda, ¡fácil! ¿Verdad?
Dylan escupió una maldición entre dientes, lo tomó de la muñeca, abrió una puerta que estaba a su lado, y lo arrastró a la habitación.
En ella, el demonio estampó contra la pared al ángel, después de cerrar la puerta con seguro.
-Habla,-escupió-habla y dame una razón para no matarte.
Samuel negó con la cabeza, y aprovechando la distracción, estampo al demonio contra la otra pared.
-Alexander,-dijo acercando su rostro al del demonio-¿Es eso suficiente?-inquirió clavando sus uñas en la muñecas de Dylan.
-¿Alex?-preguntó, sorprendido-¿Está vivo? ¿Re encarno?-dijo con voz quebrada.
-Está vivo-declaró Samuel soltándolo-es un humano, pero, ya sabes lo que pasó. Sabes que se puede repetir.
Dylan negó frenéticamente con la cabeza.
-¿Cómo se llama?
-Colt-dijo con voz seca el ángel mientras arreglaba los puños de su camisa.
<<Tengo que estar hermoso>> pensó mientras terminaba de arreglarse.
-Mi hermoso Alex, mi niño, mi hijo…
-Dylan, no lo pienses, solo hazlo, ayúdame.
El demonio lo miró. Una mirada carga en rencor, pero también en dolor.