Aurora
Mi nombre es Aurora.
Mi madre me llamó así, porque es la luz antes de la salida del sol y en la tierra hace que no lo vemos veinte años. Me lo puso como una especie de esperanza, la esperanza de que yo algún día viese la aurora.
Toda esa esperanza no la sirvió de nada, ella está muerta. La mataron.
Que el sol dejase de aparecer en el cielo tuvo consecuencias demasiado graves en la tierra para sustentar el sistema que teníamos, más del noventa por ciento de la naturaleza se extinguió y las estaciones ya no existen. Nuestra vida se convirtió en un eterno invierno y una eterna noche, haciendo así dificultosa la supervivencia de la raza humana. Éramos pocos los que quedábamos ahora vivos.
Y eso nos llevaba a este momento.
Corría bajo el frío que hacía que me estuviese congelando, tiritaba y a la vez notaba como todos mis músculos ardían por el cansancio pero sabía que no he podían atrapar. Esta gente aunque no me trataría muy bien si me encontraban, estábamos en bandos enemigos y en la especie de guerra que se había creado en la tierra y no era muy aconsejable que el bando enemigo te atrapase.
De verdad esperaba conseguirlo, a pesar de los golpes por todo mi cuerpo y a pesar de que sabía que el grupo que me perseguía me superaban por mucho en número, por lo tanto solo pensaba en correr y en encontrar un escondite lo suficientemente bueno como para no ser vista.
Miré hacia atrás esperando haberles despistado, y efectivamente pude respirar algo tranquila porque no había nadie detrás mío. Paré un momento y con mis manos sobre mis rodillas traté coger aire, de verdad sentía como si en cualquier momento me fuese a caer, estaba demasiado cansada. Llevaba demasiado tiempo huyendo y eso comenzaba a pasar factura.
Una luz apareció al final de la calle por la que estaba corriendo, por lo que me escondí detrás de un muro esperando que no descubriesen mi posición.
Estaba totalmente desarmada, si se acercaban lo suficiente estaría totalmente perdida. Lo bueno es que eso ellos no lo sabían, regla numero tres; buscar siempre tener una ventaja sobre tu enemigo.
Tenía que aparentar estar tranquila, aunque no lo estuviese y por dentro me estuviese muriendo de miedo.
Miré al frente, y decidí seguir corriendo sería más fácil atraparme si me quedaba aquí, pero esta decisión definitivamente no fue la mejor. Porque al girar en un cruce me resbalé por toda el agua que había en las calles debido a la gran tormenta que estaba cayendo.
Mi barbilla choco contra el suelo y supe que me había hecho un gran corte, sangre empezó a caer a borbotones de mi barbilla.
-Mierda.-Dije aguantándome el dolor, y presionándome la manga de mi chaqueta intentando sin obtener resultados que la hemorragia parase. Pero sentía tanto dolor que levantarme se me dificultaba.
Entonces pasó.
Oí pasos, y alumbré con mi linterna viendo asi a un chico rubio en mitad de la calle, y supe que estaba perdida. El se acercó, me agarró con fuerza y a punta de pistola evitó que yo luchase. Vi como acercaba un walkie talkie a su boca y pulsando un botón dijo con voz firme.
-La tengo.-