Aura
Mi abuela me trajo temprano el desayuno, también la comida y los platos siguen intactos en el mismo lugar donde los dejó, no puedo comer, tengo el estómago completamente cerrado. Siento nauseas de solo ver la comida. Sé que Kristal ya se fue a Estados Unidos porque mi abuela me lo dijo desde la puerta, no quiero que nadie entre, quiero estar sola, quiero que me dejen en paz de una vez. Solo quiero dejar de pensar, quiero descansar, quiero dormir pero cada vez que cierro los ojos, mi mente se llena de imágenes de Mario y Renatta teniendo sexo. Imágenes de Mario riéndose de mí, de mi discapacidad física y de lo mal que estoy psicológicamente. Cerrar los ojos me aterra.
Quiero quedarme a vivir en Colombia, aquí no tengo que verlos, no se les ha perdido nada en Colombia, viviría mucho más feliz si ellos viviesen su vida aparte de la mía. No están en la cárcel, la sociedad no los juzgó por la mierda que me hicieron, nadie los ha condenado. No entiendo porque no me dejan en paz.
– Aura.- escucho la voz ahogada de mi abuelo.- Tienes que salir.
– No quiero, déjame sola.- grito de vuelta.
– Mi niña…
– Déjame abuelo, por favor.- digo cansada.
Como puedo giro mi cuerpo para darle la espalda a la puerta, estoy cansada de mirar al techo, buscando respuesta a mis tormentosos pensamientos sin hallar nada. A lo mejor si miro la pared encuentro algo.
Tengo una cosa muy clara, Mario me odia y quiere hacerme daño, quiere verme hundida y si me hundo él va a ganar y me niego. Una persona como él, mala, asquerosa y dañina no puede ganar. No me considero la mejor persona del mundo, pero si me considero mejor persona que Mario y Renatta, considero que valgo más y que merezco ganar por una vez.
No es que yo esté que les pase algo malo, al principio si lo pensé. Quería que sufrieran, que pudiesen empatizar con mi dolor, pero con el tiempo quise que simplemente viviesen ajenos a lo que ocurría con mi vida. Ahora… ahora no sé lo que quiero, no sé si les deseo el mal o solo quiero que de una vez se olviden de mi presencia y vivan su puñetera vida sin molestarme. No creo estar pidiendo mucho.
Solo deseo tres cosas en esta vida, que las personas importantes de mi vida vivan una vida plena, volver a confiar como lo hacía antes y vivir una vida tranquila. No creo estar pidiendo cosas extremadamente difíciles.
Siento mis mejillas mojadas, no quiero llorar, quiero ser indiferente a ellos, quiero olvidarlos de una vez pero cuando parece que estoy logrando olvidarlos, ellos de una forma u otra vuelven a mi vida. Vuelven a desarmarme, vuelven a destrozarme, vuelven a recordarme que si ellos hubiesen sido sinceros yo podría andar.
Sé que si me hubiesen dicho la verdad desde un principio me hubiesen roto el corazón, hubiese llorado como niña pequeña, estaba enamorada y me habría dolido pero al menos hubiesen sido sinceros. Nuestra amistad se hubiese acabado en ese momento a lo mejor podríamos haber vuelto a ser amigos con el tiempo o quizás no. Pero lo más seguro es que yo pudiese andar.
Debo sonar muy egoísta, muchas personas se encuentran en la misma situación que yo o incluso peor, pero no puedo evitar lamentarme de mi situación. Es difícil para mi recordar que podía andar y que ya no lo puedo hacer. Es frustrante levantarme algunas mañanas, intentar incorporarme y recordar que no puedo ponerme de pie.
– ¿Por qué? ¿Qué hice yo para merecer este castigo?
Sé que en la escuela no fui una de las mejores personas. Eres de las chicas populares y muchas veces vi como mis “amigas” le hacían bullyng a otras personas, y sé que no es mucho, pero siempre me disculpaba y ayudaba a quien podía. Hubiese sido mucho mejor persona sino me hubiese seguido juntando con ellas, porque al seguir a su lado justificaba sus acciones, pero no comprendí eso hasta que salí del instituto, me separé de ellas y comencé la universidad. Siempre he sido una chica de la que se podían aprovechar, era demasiado inocente y creía que había poca gente que fuese mala o cruel porque de verdad quisiese ser así.
No sé que errores del pasado estoy pagando, pero creo que ya fue suficiente, no quiero seguir luchando solo quiero descansar, quiero y necesito paz.
Sé que tengo que tener mensajes de papá y mamá, preocupados por mi decisión de no volver aún. Estoy preocupada por mamá, sé cuanto le afecta mi estado de animo, me preocupa que enferme por la tristeza al ver como puedo caer con tanta facilidad en un pozo. Fue un simple llamada, de apenas diez minutos y mira como estoy. Pero voy a estar bien, voy a volver a casa con mamá con una sonrisa y la voy a hacer feliz como siempre que estoy con ella. La persona más importante en mi vida es mi madre, si ella es feliz, si ella está bien, yo puedo fingir que estoy bien, puedo fingir que nada ocurre.
A veces desearía tener un hermano o un primo para que mamá tuviese en alguien que concentrarse, para que no siempre estuviese al pendiente de mi. A lo mejor mi madre sería más feliz de tener más hijos y no solo a mí, su vida posiblemente sería más fácil.
– Prometo ser mejor persona.- le digo a la nada mientras más lágrimas bajan por mis ojos.- Solo déjame ser feliz, por favor.- le suplico a la pared.
No sé en que momento acabé por quedarme dormida, supongo que el cansancio de llorar y no haber dormido en más de veinticuatro horas pudieron al final conmigo y acabé cediendo al sueño. Me hubiese gustado resistir un poco más para no haber tenido pesadillas pero era una lucha que tarde o temprano iba a perder.
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Me despierto por unos incesantes golpes en la puerta de mi cuarto. No sé porque mis abuelo9s están insistiendo más de lo normal para que hable con ellos. Mis abuelos siempre han respetado que no quera hablar con ellos cuando estoy de mal humor. Siempre han respetado mis decisiones pero no parece que esta vez quieran hacerlo. Están insistiendo mucho más de lo normal.