Aura
Hay veces en que no somos conscientes de nuestras acciones o de nuestras palabras hasta que no llega el día en que cumples lo que tenías que hacer. Hoy es ese día, en el que me estoy arrepintiendo de hablar desde la rabia y el dolor. No sé si estoy preparada para enfrentar esto.
Miro mi reflejo en el espejo, mi madre me ayudó a maquillarme y a hacerme un peinado bonito. Ahora que estoy sola, en frente del espejo, siento una enorme presión por el lugar al que estoy a punto de ir. Nunca pensé que este día llegaría de verdad. Estoy preciosa, pero llena de rabia. No quiero verlos felices, sé que suena mal pero no puedo desearles felicidad cuando ellos me arrebataron la mía por demasiado tiempo.
Dejo de mirarme, no quiero seguir dándole vueltas a mis pensamientos, dije que iría e incluso la prensa está informada de que estaré en la boda. Lo llamaron el reencuentro de viejas amistades. Según la prensa, Renatta me había perdonado después de que le rompiese la nariz. Me dio rabia leer eso, ella no tiene que perdonarme una mierda y se merecía ese golpe. Quizás no que le rompiera la nariz pero si el golpe y nunca voy a retractarme por ello.
– Señorita Trumman, el señor Evans la está esperando.
– Ya bajo.
Recojo todas mis cosas, tomo varias respiraciones y leo los mensajes de mis amigos. Marie me avisa de que si me encuentro mal la llame de inmediato para que me saque de allí, Kristal y Mason me dan fuerza para afrontar toda la boda y Andrew me dice que lo llame si ocurre cualquier cosa.
Bajo hasta la sala de estar para despedirme de mis padres, ambos me esperan pacientes en el sofá. Están preocupados, se nota.
– Ten cuidado Aura.- me dice papá antes de darme un beso en lo alto de la cabeza.
– Te quiero mucho, si ocurre cualquier cosa dile a Asher que te traiga de vuelta.
– Lo haré, no tenéis que preocuparos.- les sonrío a ambos.- Nos vemos más tarde.
Al bajar a la recepción Asher me espera tan guapo como siempre, ese traje le queda genial. Él me sonríe nada más verme, y besa mis labios antes de subirme al coche. No habla mucho, supongo que intuye que no estoy bien. No quiero que crea que todavía siento algo por Mario porque no es así, bueno si pero es asco, ya no lo amo ni le guardo aprecio.
Al llegar a la iglesia, veo a varios de sus amigos, amigos que antes también eran míos pero que acabaron yéndose a su lado. Supongo que es normal, no mucha gente aguanta a la Aura de hace varios años, a esa Aura que detestaba el mundo y como se había quedado por culpa de ellos dos. No culpo a los que eran nuestros amigos, como el resto no saben la verdad detrás de mi accidente, yo fui quien los alejó porque no quería su lástima ni mucho menos su compasión.
– ¡Aura!- me sonríe quien en sus días era mi amiga más cercana a parte de Renatta, Consu.- Me alegra mucho verte, te ves preciosa.
– Tu también te ves genial.- le sonrío.
– ¿Es tu novio?
– Lo soy, encantado Asher Evans.
– Igualmente, Consuelo Hamilton.- se saludan ambos.- Luis rompió conmigo, y me alegro aunque ahora tengo que verlo por la boda.- rueda los ojos.
– Parecía que lo vuestro sería eterno.- digo sorprendida.
– Yo también lo creí.- suspira.- Pero sus padres no me creen suficiente porque soy medio latina.
– Siempre fueron racistas.- ruedo los ojos.
– Cierto, pero pensé que ya habían aceptado lo nuestro.- se encoje de hombros.- Le dijeron a Luis que si no me dejaba, sus hermanos heredarían las empresas y él prefirió dejarme antes que lo desheredaran.
– No conozco a ese tío, pero es imbécil.
– Lo es, ¿entramos?- asentimos.
Me quedo pensando un poco en lo que me ha dicho Consu, debió ser duro amar a alguien que a pesar de quererla dejaba que sus padres la insultan y la menos preciasen simplemente porque la madre de Consu es de Bolovia. También recuerdo que no les gustaba que Luis fuese mi amigo porque soy medio colombiana. Son personas que se les olvida su pasado ya que los abuelos de Luis eran mexicanos.
Al entrar en la iglesia todo está bien decorado, no me sorprende. Renatta siempre fue muy maniática con los detalles y su boda no podía ser diferente. Estoy segura de que aunque contrataron a una persona para que se ocupase de la boda, ella estuvo en todo el proceso agobiando a esas pobres personas. Sé como es, demasiado exigente y no en plan bien porque llega a ser irrespetuosa porque los considera inferiores. Todo el que no es rico, no merece el respeto de Renatta, palabras suyas y no mías.
– Aura, pensé que mi hija me había mentido al decir que vendrías.
– Señora White, diría que es un placer volver a verla pero no.- ella suspira y no borra su sonrisa, de verdad que no la entiendo. Cuando era su amiga no me quería, y ahora que no lo soy si quiere que lo sea, es confusa.
– Aura, si has venido es porque quieres reconciliarte con mi hija.
– No, he venido por orgullo y nada más.- ruedo los ojos.- No quiero hacer una escena el día de la boda de Renatta, todavía soy considerada así que será mejor que vaya a su sitio y me deje con mi pareja.- ella mira a Asher y hace una mueca.
Ivana White se da la vuelta y se marcha junto a su esposo y su hijo menor. El pequeño me saluda con felicidad, no puedo no corresponderle, él no tiene la culpa de nada. El senador White me mira molesto pero no dice nada.
– Esa señora da mala espina.
– Pues su hija es igual que ella, una víbora.- Asher se ríe.
– Estás hermosa.- me da un beso en los labios.- Te quiero.
– Yo también.
Todavía no empieza la misa, creo que llegamos temprano pero es normal porque Asher detesta llegar tarde a cualquier sitio. No llevo reloj y me da pereza sacar el teléfono para ver que hora es.
– Aura.
– Señora Vietti.- sonrío a la madrastra de Liam y Mario.- ¿Cómo está?
– Eso tengo que preguntartelo yo a ti, ¿cómo estás querida?