Azrael

Prólogo.

Sabía en lo que me estaba metiendo, que me estuviese haciendo la loca conmigo misma era otro punto, quería esta salida, la quería como pocas cosas en el mundo. Pero sabía que estaba prohibido.

 Es un asesino, mi mente me lo repetía a cada instante mientras pensaba una respuesta sensata.

Él era peligro, más que eso, en una noche todo se terminaría, cada quien tomaría su camino y no nos volveríamos a ver. Solo sabríamos del otro cuando uno de los enemigos nos asesinara, porque así era esta vida. Así era la vida que habíamos elegido, yo hacía unos pocos meses y él hacía toda una vida.

Sonrió de medio lado, me estaba dando cuenta que aquella sonrisa que antes odiaba me empezaba a gustar. Él sabía que quería aceptar, estaba seguro de que lo iba a hacer. 

-No debería aceptar- Le dije.

Su sonrisa se hizo más grande y se le marco un hoyuelo.

-Ambos sabemos que es pésima idea- Me respondió mientras me daba su mano a modo de invitación.

No lo dudé, la tomé.




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