Azul Violeta (cuarto Libro)

XXV.- Cualquier cosa

Por método de eliminación, Ryusui llegó a la conclusión de que Christine está en casa de Kathleen. No era Dove porque está de gira y tampoco Sayako porque está bajo investigación así que solo queda Kathleen. No era cercana a ninguna otra persona pero tampoco eran grandes amigas.

Subió al auto y condujo hasta la casa de esa mujer. Subió al apartamento, tocó el timbre desesperadamente. Kathleen abrió. Estaba lista para ir a trabajar.

— Ahhh ¡¿Ryusui?! — saludo con un tono bastante alto como para dar aviso.

— Hola, ¿está Christine? ¿Puedo hablar con ella?

— Hmmm No lo sé...— y giro la cabeza hacia el sofá. Christine estaba sentada revisando algunos papeles junto a Alejandro y Derrick. — ¿quieres?

— Hmmm, déjalo estar. — contesto sin mirarlo. Alejandro se quería ir pronto pero necesitaba que ella firmara esos documentos del contrato.

Se sintió intimidado. Christine siempre se veía poderosa cuando trabajaba y no podía evitar pensar en porque se casó con él. De repente recordó cómo reaccionó al escuchar que quizás los niños no eran de él. La imagen de su cara mostrando tristeza y decepción lo atormentaba. Aunque sabía que quería decir, no estaba seguro de que lo diría.

— Espera 10 minutos — le dijo Christine. Kathleen se despidió y salió de su casa. Odiaba mucho a esos inquilinos que se aprovecharon de su amabilidad pero muy dentro de ella, estaba tranquila al saber que podían contar con su ayuda. En parte, tenía la responsabilidad de ayudar pues ella fue quien le pidió a Alejandro que la visitará además le debía el apoyo que el brindo en un momento difícil.

Alejandro se fue al cabo de 10 minutos exactos. Derrick se movió de lugar pero no sé fue.

— Christine... ¿volverás a casa?

— Ryusui, necesitamos hablar...

La clásica frase que hacía temblar a cualquiera. Ryusui no quería terminar su relación así. Estuvo mal y por eso pediría perdón. Estaba frente a ella y ni siquiera podía mantener la mirada.

— ¿D...de...q....que...? — tartamudeo

— Toma. — y le entrego un sobre. — Son pruebas de paternidad.

— Lo siento — y se alejó del sobre. — yo no debí dudar de ti en ningún momento. Simplemente me deje llevar por lo que decía Joiichiro y su odio hacia a ti. No sabía cómo reaccionar y todos estos meses me he preguntado porque confías tanto en mí si yo no puedo hacer lo mismo, no confíe en mí ni en ti.

— ¿Y no verás los resultados? — pregunto y Ryusui negó con la cabeza. — ¿Y que si te digo que era golpeadora? Mi reputación como persona estaba por los suelos. Solía andar en pandillas y golpeaba a las personas que me caían mal... casi me expulsan de la escuela, soy manipuladora, chantajista y mentirosa... incluso molestaba a los profesores, no entraba a clases y salía con cualquiera que me dijera palabras bonitas... ¿podría decirte cientos de cosas que aún no sabes y me creerás?

Derrick no podía decir nada pero sabía que no era verdad.

— Pero cambiaste, ¿no? ¿Eres humano y no tienes derecho a cambiar? Me enamoré de una persona increíble, al menos el tiempo que estuvo a mi lado pude conocerla, verla trabajar, ser amorosa, paciente y cariñosa... Estuvo mal de mi parte compararte con tus padres y sus problemas. Ni siquiera yo creo que los hijos cometen los mismos errores que los padres porque tienen el derecho a elegir, estuvo mal de mi parte...

— ¿Estás seguro? Deberías saber que yo... si veo que no puedo estar a gusto en un lugar, me voy... no hay nada que me detenga. Quisiera confiar en mis sentimientos pero no voy a sufrir esto en cada momento. Para resolver un problema no dependo de cursilerías, pienso mucho en cada detalle.

— Entonces dime ¿qué puedo hacer para cambiar eso? Haré cualquier cosa que me pidas...

— ¿De verdad? ¿Cualquier cosa? — Y le acercó un folder y una pluma...— Ryusui, estos años en los que estuvimos juntos me di cuenta que también merezco ser feliz pero quizás es algo efímero. Quizás soy yo quien no puede estar con otras personas porque solo les traigo malos ratos. Pensé en estos días que todo lo que esas personas me dicen es verdad. Que por mi causa ellos son infelices.

— No, no es en serio, ¿verdad? ¿Cómo puedes pensar eso?

— No puedo tolerarlo de ninguna manera. Lo siento por el golpe que te di no estaba pensando en nada y solo me enfurecí pero consideremos de nuevo el rumbo de nuestra relación, ¿de verdad funcionará? No puedo entender porque confiaste en palabras de él y no las mías, tampoco entiendo cómo dudaste de mi fidelidad hacia ti y te sentiste traicionado...todo esté tiempo te he apoyado y confiado en ti pero...no es recíproco... ¿quieres imaginarte al menos como me sentí?

Ryusui no sabía que contestar. Si no se hubiera encontrado con Darí, no dudaría de cada cosa que escucha. Al abrir el folder había una solicitud de divorcio. Sus ojos se llenaron de lágrimas. ¿Esto de verdad debía terminar así? Debajo de esa hoja había un documento no oficial para que él obtuviera la custodia de los niños. Los tres. Ellos no podían estar separados.

— Perdón... no puedo firmar esto — contesto y cerró el folder. — Te daré todo el tiempo que necesites pero no puedo firmar ninguno de estos documentos. Fue mi culpa por dejarme llevar, lamento ser alguien torpe con las personas y no elegirlas con cuidado. Hasta este momento no entendía porque tienes pocas personas a tu alrededor aunque conoces a...

— Bueno, si es lo que decides...espero poder darte una respuesta en el futuro. — contesto. Estaba tranquila. Lo pensó mucho y llegó a esa conclusión.

En su relación, las peleas son inevitables, nadie está exento de ellas pero no era solo eso. Todos los asuntos ocurridos en el año la estaban llevando al borde del colapso. No sabía que podría ser real o no. Creyó que podría formar una familia si estaba con él, creyó que podría trabajar porque la apoyaba y durante un tiempo fue así, ahora se sentía sola. No podía aguantar más.




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