— Estimado cliente, ¿hizo su elección? ¿Qué color de rosa le gustaría?
Reyik llevaba viendo los tipos de flores casi una hora y no sabía cuál sería más adecuada para regalársela a Christine. Desconocía muchos significados y quería que fuere especial para él aunque no tuviera oportunidad.
Mientras tanto en casa, Christine recibió una invitación para una cena de gala para artistas residentes de Japón además de la donación de obras para una causa benéfica en este caso víctimas de desastres naturales. Ella lo había evitado algunos años pero este no podría ser la excepción.
— ¿Y qué opinas? — le pregunto a Ryusui a través de video llamada. Estaba al norte del país grabando una película. — Serán unas horas pero aunque quisiera rechazar la invitación, el señor Miyamoto opina que sería mejor conocer el círculo de arte del país.
— Entonces estaría bien que fueras...pero ¿quién cuidara a los niños?
— ¿Eh? — No lo olvido pero pedir a una niñera de última hora quizás no hubiera disponibles...— le pediré a Alejandro, tiene las tardes libres...creo...
— Está bien de todos modos intentaré regresar ese día para no molestarlo tanto... bye bye...— se despidió lanzando besos al aire.
Decidió confirmar su asistencia y fue en busca de un vestido. Sería un evento de noche así que algo largo estaría bien y en color oscuro, no quería destacar. La vena de artista le decía que llamaría la atención de cualquier manera. Anya se quedó dormida mientras veía en las tiendas y antes de darse cuenta debía ir al taller para la clase de Reyik y recoger a Yuu de la guardería.
Llegó junto con el chico. El guardia lo reconocía y lo dejaba entrar sin trabas. Allí vivían celebridades y era un milagro no encontrarlas en el pasillo.
Christine le ofreció algunas golosinas y algo de comer pues tenía allí a los niños. Había pasados varios días y no creía que el chico comenzaría a estudiar por su cuenta después de haber dicho que no la obedecería. Reyik termino comprando un cactus muy pequeño. Su mente de repente pensó, ¿qué tal si ella era alérgica a las flores o si las odiaba? Se decidió por la sugerencia de la florista.
Mientras él estudiaba y mejoraba su escritura, Christine elegía un vestido desde la App de una tienda. Sabía lo que quería pero no lo encontraba en ningún lugar. Dejo la invitación en la mesa y el chico la leyó. Era un evento que organizaba su familia y él también debía asistir.
— Christine....si...te...— comenzó a decir en voz baja.
— ¡SII! ¡LO ENCONTRE! — grito de emoción. Después de terminar la clase iría a recogerlo después de reservarlo. Reyik quedó en silencio y dejo el mini cactus allí sin decir nada.
— He terminado los ejercicios...revísalos...— le pido. Christine con su vista de águila los vio todos y marco algunos errores, Reyik es inteligente y ella sabía eso, solo que anteponía el deber ante el querer que era bueno y malo por igual.
— Perfecto, puedes irte. El cactus es bonito pero le hace falta un listón — menciono como si nada y le puso un listo de seda — mejor, gracias...
— ¡No lo traje para ti! — la hostilidad le ganó a la vergüenza — nos vemos mañana — y salió dejando la pequeña maceta en la mesa.
Christine solo respondió adiós y fue en busca de su ropa.
La noche del evento vistió un hermoso Palazzo de shantug y gasa, fácilmente podía pasar por un vestido gracias al corte de las piernas y la ligereza de la tela. El talle tenía el ajuste de un corsé y transparencia en la espalda y mangas. Antes de la cena había un pequeño coctel donde miraban todas las pinturas que subastarían en días posteriores.
Los representantes de la familia Whitelies solo era Suman y su padre quienes tenían una presencia enorme entre todos. Se preguntó porque Dove no asistió y mientras caminaba a los alrededores pudo platicar con los demás invitados y conocer sus trabajos. Tenía razón, había muy pocas mujeres allí.
Reyik hizo su aparición, iba del brazo de una joven artista prometedora llamada Yui Mizutani, quién buscaba con la mirada a Christine. La distinguió entre la multitud y se dirigía hacia ella pero Suman lo detuvo.
— ¿Qué? ¿Porque me detuviste?
— No vayas y la saludes casualmente, pensara que ella está aquí por influencia y no por talento...a veces son un nido de víboras que debes evitar...— le recordó. Yui estaba atenta a cada palabra que decía.
Obligó a Reyik a ver las pinturas que donaron. El chico busco el trabajo de su tutora y se sorprendió cuando lo encontró. El título era Cortesana #1 y era una mujer cuya ropa asemejaba a algunas flores increíblemente detalladas. Sentía que podía tocar las espinas que había allí.
— Es de una aficionada. Su técnica no está mal pero no resalta — comento Yui. Miro los demás trabajos y no lo admitía en voz alta pero esa pintura resaltaba más que las otras, por su color y forma. — ¿conocer a esta artista? ¡Quiero conocerla! — pidió insistente.
Reyik no le hizo caso.
Comenzó la cena y todos platicaban con sus conocidos y nuevos amigos. Desde su perspectiva Christine sobresalía, su cabello largo, su maquillaje sencillo resaltando sus labios y la ropa que forma su silueta complementaban su forma de caminar y moverse en general. Soltó un suspiro que hizo que Yui buscar lo que él veía.
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Editado: 09.11.2023