Azul Parker era alta, piel blanca, cabello castaño ondulado y poseía los más hermosos ojos verdes que Aidan había visto en su vida. Al acercarse un poco a ella pudo contemplar que Azula los había heredado.
Miró a su tío y este estaba lívido con los ojos muy abiertos; luego miró a Joy y este también observaba a la mujer.
—buenas noches—saludó al llegar a donde ellos
—¿Cómo demonios entraste?—le preguntó bruscamente Ray
—estaba en la fiesta. Solo me escondí—le dijo ella sonriendo
—¿Qué demonios haces aquí?
—que palabras tan fuertes Ray. Entiendo que estás un poco impresionado con lo que te dijo nuestra hija
—"Nuestra"—repitió Ray con desdén—ella nunca ha sido tú hija ¿O se te olvidó que la abandonaste por dieciocho años?
—Si. La abandoné, pero debes entender que eran tan sólo una niña en aquel entonces...
—Ah claro. Pobre de ti ¿Qué quieres?
Azul miró a Aidan y a Joy—¿tuviste otro hijo? ¿Te casaste Ray?
—eso no es de tu incumbencia ¿Qué quieres?
—tío—lo llamó Aidan—Joy y yo nos retiramos
Ray suavizó un poco la mirada—claro. Joy puede quedarse a dormir—este asintió—yo también me retiraré, sólo escucharé que quiere esta mujer y luego ella se irá
Azul Parker no cambió su expresión—Bien—dijo ella—puesto que la "educación" que le impusiste a nuestra hija fue todo un fracaso y quieres mandarla a vivir con sus abuelos te ofrezco otra idea mejor. Déjala que viva conmigo
—¿Qué?
Ver a la única mujer que amó en toda su puta vida con ese vestido azul lapislázuli y su mata de rizos libres le había cortado la respiración. Azul Parker no había dejado de ser aquella mujer de la que se había enamorado dieciocho años atrás. Pero ese amor se había convertido en odio, rabia y resentimiento. No volvió a saber de ella hasta ahora porque el día en que el médico le entregó a su hija, juró no buscarla. Azul Parker iba pagar cada maldita lágrima que derramó noche tras noche.
Un Ray de dieciocho años se encontraba acostado en su cama observando a la bebé que jugaba con sus dedos.
—heredaste sus ojos pequeña—le susurró este
A pesar de tener dos meses, la bebé había nacido bastante traviesa y sonreía al apretar los dedos de su joven padre.
En ese instante tocaron la puerta y su mayordomo entró a su habitación.
—señor tiene visita—le informó
—¿quién?—preguntó Ray sin mucho ánimo
—la Sra. Lucy Derkins
Ray suspiró—dile que no estoy y que me llevé a la niña
La puerta se abrió de golpe—¡me vas a tener que ver quieras o no Ray Derkins!—exclamó Lucy.
Lucy Derkins, una mujer de veintiún años de edad y esposa de su hermano mayor Ray. Es tradición en los Derkins desposarse temprano; Lucy es una escritora Italiana, su ciudad natal es Florencia. Era maestra de latín en la universidad de Londres. Es una mujer alta, blanca y cabello negro ondulado; sus ojos eran de un profundo color miel.
—además Aidan quería conocer a su prima ¿cierto Aidan?—esta lo llevaba en brazos
Un confundido Aidan de dos años asintió con la cabeza.
Ray se puso de pie y extendió los brazos para cargar a su sobrino— esta grande ¿Qué le das de comer?
—comida y mucho amor Ray—le dijo ésta sonriendo
Ray lo llevó a la cama—esta es tu prima Aidan
—¿aún no le has colocado un nombre a mi sobrina?—le preguntó Lucy
—no aún no, tu esposo sugirió que la llamara como nuestra madre
—¿"Liberty"? qué horror. ¿En serio le colocarás el nombre de esa desagradable mujer?—le preguntó Lucy mientras tomaba a la bebé en sus brazos.
—Antes prefiero colocarle "Azul"
Lucy lo miró seriamente—pues no estaría mal...
—ni lo pienses Lucy
—¿Por qué? Aún no sabes porque se marchó ¿y si le pasó algo?
—mi hija no se va a llamar como esa mujer. Fin de la discusión
—¿Qué te parece Azula? Es un lindo nombre
—No. Le pondré Danielle
—Azula Danielle Derkins—dijo Lucy sonriendo—seré su madrina Ray
Ray miró a su hija—Azula...—repitió y luego suspiró—está bien
Azul estaba serena <<Al menos por fuera>> pensó. Ver a Ray Derkins después de dieciocho años no había sido agradable, más porque ese hombre la miraba con odio. Abandonarlo no fue nada fácil, era una niña y estaba asustada. Se ha arrepentido toda su vida de eso y mucho antes intentó buscarlos pero no tenía el valor suficiente.
Lastimosamente sus padres eran racistas y no querían a Ray, así que dejarlos a él y a su hija les pareció fantástico. Ella no había querido ver a su hija en el momento del parto porque sabía que si la veía se la llevaría o se quedaría. Su amor por Ray en ese entonces había sido sincero y puro. Al llegar a Derkins House y ver esa gran fiesta, se dijo que había sido un golpe de suerte, había visto últimamente a su hija en revistas saltando de un escándalo a otro y no dudó en venir. De repente en la fiesta todo se complicó y ella se había escondido en una de las habitaciones de la primera planta y al silenciarse todo por un tiempo después escuchó la discusión, le había desgarrado el alma escuchar todas esas palabras de la boca de su hija. Trató de no llorar para poder estar serena cuando se enfrentara a Ray.
—Eres una descarada—las palabras de Ray la sacaron de sus pensamientos—Fuera de aquí
Azul respiró hondo—no te estoy diciendo que la tendré para siempre, no. Solo un tiempo mientras que...
—cállate. No quiero escucharte—él avanzó hacia ella—vete de aquí
Ella retrocedió—Ray yo...
—¡Fuera de aquí!—exclamó este
Y Azul sin percatarse del escalón, piso mal.
—¡Cuidado!—exclamó Ray y esta rodó por las escaleras. Ray y Aidan bajaron rápidamente.
Ray llegó primero le sostuvo la cabeza—¿Azul? Azul despierta...