Capítulo 12
- ¿Casarnos? - prácticamente está gritando - es absurdo para no decir la idiotez que es - ríe - esto es un sin sentido… Ashton, no se supone que el fin de semana de revisión nos fue estupendo, tú mismo dijiste que éramos una pareja excepcional ¿Cómo pasamos de eso a tener que casarnos para que no nos quiten a Ángel? -.
- Hablas mucho Bonnie ya me dio jaqueca - le digo hastiado de escucharla quejarse.
- ¡Tú te callas! - arremete contra mí - parece que estuvieras contento de tener mi nombre al lado del tuyo en otro papel… pensé que para ti era suficiente con el acta de nacimiento de tu hijo - la ignoro completamente, si mis cálculos no me fallan lleva veintisiete minutos gritando.
- Cuando me llamaste esta tarde para recordarme la cena que te debía, creí, mi pobre cabeza se imaginó que sería una velada amena, que por fin hoy iba a cenar con una grata compañía y me sales con eso.
- Déjame decirte que has ofrecido una excelente cena, no conocía estos dotes culinarios, no recordaba que eras tan buena anfitriona - le dice Ashton - me ha encantado venir a comer a esta casa.
Mientras que estos dos están enfrentados en su disputa verbal, yo me estoy cuestionando mis últimas decisiones. Nunca he sabido cómo manejar todo lo que pasa en mi interior cuando esta mujer está cerca de mí. Desde que la volví a ver a los ojos mi capacidad de respirar disminuye con los días.
Toda la culpa que he guardado durante tanto tiempo está saliendo a flote.
- La ceremonia será el próximo fin de semana… no te preocupes, se realizará fuera de la ciudad, únicamente estarán presentes unos cuantos.
- ¡¿Tienes la boda lista?! - grita y comienza a caminar alrededor de la mesa de comedor
- No sé que me aterra más - continúa - si la idea de estar amarrada aún más con esta basura - me señala - ya mucho me atormenta el hecho de que le di eso de padre a mi hijo o que ustedes estén tomando algo tan descabellado como una boda tan fácil.
Después que esas palabras salen de su boca se levanta de la mesa y va directo a las escaleras.
Lo más rápido que pude le quito la vista de encima, mirarla me quema el alma.
- Va a decir que si - le afirmo.
- A mí me parece que no.
- Lo hará… hace todo por Ángel. - Le indico que vayamos a mi estudio para tener más privacidad.
- Todo está listo para la boda, solo falta la novia - se burla - estás seguro de que esto es lo correcto.
- Sí.
- De algún modo estamos jugando con ella y no es algo que vaya a tolerar si se entera.
- No se va a enterar - tengo mucha experiencia ocultándole cosas - Pero no sé cómo más proceder.
- Creo saber que pretendes armando todo esto, lo único que te exijo es que empieces a tratarla como lo que es.
Cuando cumplí mis dieciocho años mi deseo al soplar las velas de mi pastel fue casarme algún día con Eros, después de eso nuestra relación avanzó, empezaron a pasar los años, lo ame, lo odie, le di un hijo y en ese camino lleno de espinas ese sueño en algún momento se esfumó. Hasta pensé olvidar el amor y las ganas que tenía por qué ese sueño se me cumpliera, mi alma ahogada en dolor se niega a aceptar semejante despropósito.
Me encierro en el baño de mi habitación para llamar a mi mejor amiga.
Empiezo a desesperarme cuando pasan los segundos y mi llamada no es contestada cuando estoy por rendirme, por fin Rachel está al teléfono.
- ¡Boo! - su voz alegre se escucha - qué dicha escucharte.
- Me estoy ahogando - susurro- estoy sobreviviendo aquí -
- Cálmate
- No me puedo calmar, nada está funcionando bien, nada se encuentra bien en esta casa.
- Obviamente, estás en la casa del enemigo - ríe de nuevo.
- Se está complicando la situación de Ángel… cada vez es más probable que no los quiten.
- Eso no puede pasar.
- Claro que no… pero temo que el precio que voy a tener que pagar será muy alto.
Sin saber cómo ni cuando un miedo se instala dentro de mí, el miedo a no poder salir de aquí, el miedo de que mi vida y la del demonio se enrede más, el miedo a no amarlo de nuevo.
Una hora más tarde salgo del baño ya con mi pijama puesta y lista para dormir. Apago todas las luces de la habitación y me envuelvo en las gruesas sábanas de la cama. Ni siquiera quiero saber por qué mi roaming no está a mi lado.
- Bonnie… despierta - su voz, su maravillosa voz.
- Mm… ¿Dime? - le respondo mientras me acurruco más en sis brazos.
- Dame tu mano.
Sin pensarlo mucho lo hago, cuando siento como un frío metal envuelve mi dedo del medio, abro mis ojos y veo en mi mano un hermoso anillo con un diamante de un extraño color rosa.
- Nunca quites este anillo de tu dedo - susurra - rosado por la inocencia y el amor que brota de tu alma - su voz es tan suave - siempre te voy a proteger…