Simplemente no debí de dejarme llevar por palabras bonitas, soy una tonta. Tengo que cambiar; esa clase de pensamientos corrían por mi cabeza, es decir, me encontraba en una situación dificil, no creo que mis padres quieran ayudarme ahora que saben que fue lo que hice. Sentada en mi habitación, con la cabeza hundida entre mis brazos, llorando a más no poder, ese idiota de Cameron, ya basta. Haces demasiado daño en mi organismo. El sonido de la puerta principal siendo azotada me hizo sobresaltar, mi padre o mi madre, o incluso peor. Ambos había llegado, no me sentí con el coraje de recibirlos, simplemente no podía, los podía escuchar discutir, era toda mi culpa que ellos estuvieran en procesos de divorcio. A pesar de vivir en un pueblo un poco fantasma, es bastante moderno, nuestro pueblo es pequeño, con muchas áreas verdes, un pequeño puente que da hasta las afueras del pueblo, la atracción principal es nuestra iglesia, con decorados de la era medieval y nuestras casa, hechas con piedras gruesas y techos de pizzara, me asomé por mi ventana, visualizando así los padres de Cameron discutiendo con los míos, sabía que lo que iba a hacer estaba mal, pero necesita salir de aquí.
A pesar de tener ya veintiún años, me tratan como si fuera un bebé, pero peor soy yo, quien es bastante inocente, y se cree todas las mentiras que me han dicho todos los chicos jovenes de mi edad, hombres mayores que yo. Y todo este problema, comenzó con un saludo, que ironicó.
Unos momentos atrás.
Mi celular sonó, notificando de un mensaje, estaba mirando la televisión, a lo mejor era alguna de mis vecinas pidiéndome un favor o algo así, pero me sorprendí cuando me di cuenta de que era Cameron, un jóven de mi misma edad, con el cabello castaño oscuro, ojos almendras que te atrapan y un cuerpo macizo, que te hace enloquecer, de facciones fuertes, cejas preciosas y nariz respingada, simplemente un hombre que te hace soñar. Parecía una adolecente hormonada, pero que más da, no creo que lleguemos a nada. El no es de tener relaciones duraderas. A lo largo y ancho de mi vida, he tenido bastante relaciones, si es que se pueden llamar así, también amigos con derechos y hasta cosas de un día, pero sinceramente me había agotado de eso, es decir, no era una adolecente de la cual deban reprimir para que se aprenda a controlar, soy bastante mayor y debo de ser más madura. Eso era lo que mi cerebro decía, pero mi cuerpo decía otra cosa.
Hey; era el mensaje, mis manos comenzaron a sudar y mi cuerpo a temblar, sabía a lo que buscaba, pero no quería darlo, simplemente me aterraba, no crean. Yo soy virgen, solamente que no de mente ni de cuerpo, he sido tocada y explorada pero no he tenido relaciones como tal, he tenido acercamientos. Yo siempre he querido tener relaciones con la persona que yo cosidere correcta, digna de tener mi primera vez. Y Camero, no era digno. Era por eso de que el seguía insistiendo, decidí responder, solamente para que dejará de insistir.
Hola; Cameron. Sé que es lo que quieres, dime hora y fecha. ; No puede ser, ¡eres una tonta Aeryn, se supone que debes rechazarlo, no darle alas! Me dije a mi misma, cuando me di cuenta de lo que estaba escribiendo, ya era muy tarde, muy muy tarde, la respuesta no tardó en venir.
Que bueno que estes consiente de que quiero y por lo que veo, tu también. Ahora, nos vemos en el parque del pueblo. Era su respuesta, solté un suspiro cargado de ira y decepción de mi misma, tomé mi chaqueta, me la pusé, salí de mi habitación y luego de mi hogar cálido. El parque estaba a unas manzanas de aquí, el pueblo es pequeño, así que no tardaré en encontrar el parque, el único parque del pueblo, por desgracia. Cameron ya estaba allí, estaba sentado en un pequeño banco que usaban los pequeños niños para poder estudiar, antes de acercarme a el, solté otro suspiro, dejando salir humo frío de mi boca, y me encaminé a el, cargando valor y coraje, que se fue a la borca en cuanto sus ojos almendras se posaron en mi y una sonrisa se apodero de sus belfos, dejando relucir sus bontios dientes perfectamente alineados, un poco amarillentos, pero era normal. Era el color natural de los dientes perfectos, me senté a su lado y posé mis orbes en los suyos antes de sonar mi garganta.
—Llegaste, pensé que no vendrías.—Luego de pronunciar aquellas palabras, se inclinó y posó sus labios sobre los míos, me sobresalte, pero no me importó, ya que era Cameron, estaba segura de que no iba a pasar a mayores, consumida por la excitación y emoción que sentí en ese momento, me dejé hacer todo. Estuve a la disposión de Cameron, el mujeriego del condado. Comenzó a besar mi cuello, tomó mi mano y la colocó sobre sus pantalones, en...entre las piernas macizas del jóven, subió mi camisa y comenzó a besar mi pecho, para quitarme el bracier y chupar los pezones de mis senos, estos no se erectaron como pensé que pasaría, siempre decían que si se erectaban los pezones, era porque en serio deseaba a esa persona. Era como una prueba.
Cameron acercó sus labios a mi oreja y susurró; —Voy a mostrartelo...—En ese mismo momento, solo pude asentir, no pensaba con claridad, en aquel microsegundo, una gran longitud, dura como el acero, y erecta se posó frente a mi, sin poder evitarlo, mi mano fue hasta allí y comenzó a acariciarlo para saber como se sentía, con curiosidad. Era suave, terso y duro a la vez, era una combinación realmente extraña. Cameron cerró sus ojos y yo acerqué mi boca a aquella longitud con propietario, y ya deben de suponer que fue lo que pasó. Mientras estaba un poco ocupada, mis sentidos se volvieron a despejar cuando escuché un grito agudo no muy lejos de nosotros. Me separé y miré, mi madre. A unos metros de nosotros. Mirando la atrocidad que acabo de hacer.