― Mejor ni pregunto cómo lo hiciste, sino seré tu cómplice ― dice y mira su invitación con adoración ― no quiero ir presa ― dice ― Pero el mío costo más ― dice sonriéndome ― gané
― Oye, me tomo tres meses conseguir esa invitación ― digo indignado. Es más, era algo imposible. Bueno, casi.
― Oye, yo me demore mucho buscando el reloj perfecto para ti. También hice que le grabaran unas palabras al borde de todo el reloj ― dice frunciendo el ceño ― En romanticismo, también gano ― dice y me saca la lengua.
“Que madura”
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Editado: 02.09.2018