Bailando Bajo La Lluvia

Capítulo 22

VERSIONES

Bruno entró a la habitación que compartía con Clara llevando en sus manos una mesita con el desayuno para ambos. Quería sorprenderla, darle algo especial y aún que ella le repetía que no quería absolutamente nada a cambio él se lo quería dar.

Había intentado escribirle un poema, una canción o una carta, pero si pensaba en ella millones de cosas se le venían a la cabeza. Clara D'amico lo había hipnotizado como una buena trama lo hace con un lector.

Demostraba ser algo que no era para protegerse a sí misma de los comentarios externos. Se puso la máscara de alguien fría y rebelde, cuando en la realidad era tan delicada como una flor o una mariposa que intentan adaptarse a un nuevo ecosistema. Era especial, en todos los sentidos.

Dejo la mesita a un lado, donde no corriera peligro de caerse y se sentó en la cama. Dio un pequeño beso en la frente de ella y después la movió despacio, no le gustaba despertarla. Se veía tan tranquila y relajada.

—Buenos días, Mariposa.

—Mmm —gruñó—. Buen día, Bru.

—Es hora de levantarse, gruñona, las clases comenzarán dentro de poco.

—Mmm... no —dijo, dándole la espalda, metiendo la cabeza en la almohada y cubriéndose con la manta.

—¿Que? Tienes que salir de la cama e ir a clase, además la semana ya termino hoy es viernes.

—No quiero ir, soy demasiado joven para morir y más cuando se trata de los problemas que nos dejan resolver.

—Vamos, Mariposa, irás a la universidad, aunque te tenga que llevar a rastras.

—No.

—Mariposa.

—Bru.

—Mariposaa.

—Bruu.

—Mariposaaa.

—Bruuu.

—Anda ya, tu comida se enfriará.

Clara sintió como su cuerpo cobraba energía cuando escuchó la palabra comida. Se quitó la manta de encima y se sentó en la cama como una nena chiquita.

—Que quede claro que no quería que la comida se desperdiciara.

—Oh, pero claro —río a su lado, pasándole la mesita por arriba de las piernas—. Por cierto, quería preguntarte algo.

—¿Sobre qué?

—Cuando fuimos a la reunión en la empresa mencionaste algo sobre una fundación y tengo curiosidad sobre ella.

Trago sus huevitos revueltos antes de contestar.

—Claro. Cuando recién cumplí los dieciocho años yo cree una fundación llamada Familia D'amico para niños de las casas hogares y en situaciones de calle de todas partes —tomó un poco de agua y continúo diciendo: —. Con los miles que dejan las rentas de las acciones de la empresa logre sustentar la fundación y que nunca les hiciera falta nada, además de ayudar con los gastos en las casas hogares por todos los niños que llegaban a diario, solos y casi muertos por el hambre y frío.

—¿Por qué no me lo habías dicho? —pregunto sin una gota de molestia en su voz.

—Supongo que lo había olvidado, con tanto que hacer, te he descuidado mucho.

—Está bien, ya tendrás tiempo para contarme todo con más detalles. Por ahora, termina de comer y ve a ducharte saldremos en cuarentena minutos.

—Sí, capitán—hizo una seña de soldado.

Bruno salió de la habitación y Clara rápidamente hizo lo que le había pedido. Cuando llegaban a la universidad vieron a los chicos del staff corriendo de un lado al otro, desesperados, algunos con cables en las manos, otros llevando equipos de sonido al campo. Vieron a Will y Stefan tratando de no tropezar con ellos y llagar a donde estaban parados.

—¡Santísima mierda, ¿qué carajo está pasando?! —exclamó, Will—. Clar, que bueno que llegas, necesito que hables con García para saber qué diablos sucede.

—Buenos días para ti también, grandote, a sí, por supuesto yo dormí genial ¿y tú qué tal?

—Buenos días, señorita castrosa.

—Ya pasó el momento, olvídalo —se giró a ver a Stefan—. ¿Que está pasado, Stefan?

—Al parecer, García dará un comunicado de imprevisto, por eso el staff no sabe qué hacer, no planearon nada que no estaba en la agenda, por cierto, buen día.

—Buen día —dijeron Clara y Bruno.

—¿Alguien ha visto a Luis por alguna parte? —cuestionó mirando a los chicos.

—Me pareció verlo ayudando al staff en el campo con algo del sonido, novato.

—Gracias, Will. Tengo que hablar con él sobre una tarea de robótica. Te veo después, Mariposa.

—De acuerdo.

Plantó un beso en la sien de Clara y luego desapareció entre la multitud.

—Clar, tienes mucho qué explicar, jovencita —Will se cruzó de brazos y alzó una ceja fingiendo molestia.

—Confirmo —dijo Stefan emocionado y con una sonrisa pintada por todo el rostro.

Clara abrió mucho los ojos sintiendo sus mejillas calentarse.

—¡Oh por mi madre, Clara D'amico se sonrojo! —su mejor amigo se llevó las manos a la cabeza sin poder creer lo que había visto.

La única vez que Clara se había sonrojado fue cuando la llamaron princesa Clara frente miles de empresarios en su cumpleaños número tres.

—¡Lo logró! —chilló Stefan.

—¡Cierren el jodido pico, maldita sea! —rugió—. Nadie logró nada.

—Dile eso a tu cara que parece estar en total desacuerdo contigo —estallaron en risas.

—Oh vamos, Will, a ti ni siquiera te cae bien Bruno.

—Sí, pero lo está logrando, te está haciendo feliz y no puedes negarlo.

Intento decir algo, pero las palabras quedaron en el aire cuando logro recordar todas aquellas veces en más que se encontraba perdida y solo quería que alguien la hiciera feliz, y no porque sus amigos no lo hicieran si no porque algo le hacía falta o mejor dicho alguien y ese era Bruno. Dejó de lado las miradas al pasado pues, a decir verdad, solo traían malos recuerdos, era mejor vivir en el presente, en su presente y creía fielmente que las almas gemelas se encontraban.

—Ya..., lo sé, pero —bajo la mirada—, ¿creen que... que realmente... él y yo...?

—Cereza, ¿realmente estás preguntando algo que es tan obvio? Esta loquito por esos dos océanos que tienes por ojos —la tomo por los hombros—, ¿Es que acaso no te has dado cuenta del brillo que le salen en sus ojos son tu sola presencia?




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