EPÍLOGO

Bruno

Baje del auto después de haber manejado dos horas hasta el otro pueblo. Mi cuerpo se sentía casado y adolorido, estas eran las fechas en el que creía que iba a cometer una locura por una pena de amor.

Mire el cielo que estaba vestido de un gris oscuro casi negro, había rayos azules eléctricos y púrpuras constantes que lo iluminaban. Una tormenta eléctrica no tardaría en caer sobre mi cuerpo y sobre las lápidas de piedra. Él también lo sabía y estaba a punto de derramar su llanto como hacía dos años lo había hecho. Habíamos pasado dos años sin Clara y este tipo de tormentas me recordaban a ella, a nuestro primer baile.

Camine sobre el camino de piedra que llevaba a su lápida, estaba justo a un lado de la de sus abuelos, obsérvala me daba cólera e impotencia, habían pasado exactamente dos años desde aquel accidente, este era mi segundo año yendo a ese terrible lugar para verla o más bien, intentar que sus restos y alma me escucharan.

Me estaba torturando y no importaba perder la cabeza por demencia o locura si era por ella, no podía asimilar que había sobrevivido unos dos malditos años de su ausencia.

En mis manos traía un ramo de flores azules, tan azules como el recuerdo de sus ojos y las coloqué en el jarrón de piedra después de quitarle las flores secas. Me levanté y observé los detalles grabados en el mármol azul decían "Clara Evangeline D'amico 14/11/2001-26/12/2021"

En tan solo unos minutos, mis ojos se llenaron de lágrimas y la palma de mi mano se volvió puño con tanta fuerza que mis nudillos estaban quedando blancos.

—¡Joder! —grité a la lápida ahogando mis gritos y cayendo de rodillas ante ella—. ¿Por qué...? ¿Por qué tú, mariposa? ¿Por qué no otra persona?

Me pasé las manos por el cabello, frustrado. Me sentía destrozado, agotado, con el corazón roto y después de tanto tiempo, perdido.

—No debiste haberte interpuesto en el camino. ¡Hubiera preferido haber sido yo! Nunca hubiese querido que tú te interpusieras entre el camión de mierda y yo. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué... por qué me dejaste? —lloré sentado abrazando mi cuerpo, ante el pedazo de concreto que sobresalía de la tierra—. No quiero vivir una vida sin ti. No quiero volver a casa sabiendo que tú no estarás conmigo.

Y las gotas de lluvia comenzaron a caer del cielo como una respuesta, empecé a empaparme y el frío aire de invierno golpeaba mi ser por la espada gracias a los árboles que me cubrían apenas, pero no me importaba. Si moría de hipotermia para mi mejor porque moriría el mismo día que ella, no obstante, mi corazón me decía que no.

—¿Sabes? Desearía estar muerto en cuerpo, porque así no tendría que estar muerto vida porque tú ya no estás conmigo, sin embargo... si no me he muerto aún es porque te amo y morir sería demasiado sencillo, pero vivir, es el verdadero desafío y estoy dispuesto a hacerlo por ti... —mis sollozos ahogaban mi voz—. Sabía que esto pasaría —reí nervioso—, que mi voz se estaría quebrando, tu más que nadie, sabías que no soy en lo absoluto bueno con las palabras salidas de la boca, así que te escribí una carta para poder decirte todo lo que ha pasado en los últimos dos años, discúlpame si no pude resumir muy bien, ¿sí?

Rebusque en los bolsillos de mi abrigo y saqué de uno de ellos un sobre de color marfil que tenía escrito su nombre en una perfecta cursiva. Abrí el sobre con cuidado de no maltratarlo y en la misma posición comencé a leer.

"Mariposa...

¿Sabes? Nunca me detuve a pensar qué pasaría, si te arrebataran de mi lado tan pronto, supongo que está muy ilusionado con la idea de estar contigo hasta ser dos viejitos que se amaron sin igual. Lo lamento, pero me imaginé a ti y a mi casándonos, viajando por todo el mundo, teniendo hijos en un futuro. Te imaginé a ti siendo feliz con familia que jamás te abandonaría. Creo que me adelanté mucho a los hechos y te pido perdón por eso. Por no detenerme ni un segundo, solo no quería desperdiciar el tiempo y supongo que así lo hice y no me di cuenta...

Los primeros meses sin ti... fueron como estar en un bucle infinito de negación, me la viví entre llantos y el dolor de un corazón roto por el destino y sus malvados planes inciertos. Venía frecuentemente a éste lugar, donde ahora yaces descansando, después de todo el dolor que te causó la vida al ser tan egoísta contigo. Todas las mañanas que abro los ojos me hago siempre la misma pregunta: ¿por qué no llegue antes a tu vida?

No te voy a mentir, Mariposa, me sintiendo como un soldado que ha perdido la guerra y con ella..., lo que más llegará a amar en toda su vida.

Más, sin embargo, estoy intentando ser fuerte, lo prometo, Clara, y la única forma que he encontrado para poder liberar el dolor que siento es escribirte cartas, aunque, sé que nunca las leerás. Pero créeme cuando te digo que, estando viva o... "

Hice una pausa tratando de no volver a romper en llanto.

"O muerta, te las hubiera escrito y no solo eso..., esperó y no te moleste lo que voy a decir, pero comencé a subir tus cartas a un sitio web y una editorial se interesó en ellas, al principio creyeron que era un libro terminado, no obstante, les conté la verdad y ellos me propusieron que, podría tomar tus cartas y hacer un libro con ellos, esto fue hace un mes atrás.

Y tome una decisión..., voy a aceptar la propuesta. Porque el mundo merece conocer el amor que le tuve, le tengo y le tendré siempre a la chica que se robó mi atención y que ni siquiera movió un dedo. A la chica que agitó sus alas azules y me hipnotizó, y que seguí hasta que ya no pude verla más y desapareció en el aire.

Sé que tú preferirías que siguiera con mi vida y dejará tu capítulo atrás, pero, te lo dije y te lo repetiré siempre: mi libro comenzó a tener trama cuando apareciste en él. También sé que no puedo depender de ti, que tengo que dejarte ir, pero es difícil y tengo miedo de enamorarme de nuevo, porque no creo que a nadie como te he amado, Mariposa. Me envicie de tu perfume, de tu presencia, de tus sentimientos, de tus fortalezas y debilidades y como dijo avicii en without you: I got to learn how to love without you.