Carlos se encerró en el baño. Estaba llorando. Se sentó con las rodillas levantadas cubriéndose la cara. Recordó por qué fue se retiró de la anterior universidad.
Ronaldo tocaba con insistencia la puerta.
-Carlos Isaac, no quiero que te sigas atormentando por ese recuerdo. Abre la puerta.
-No puedo, Ronaldo. Soy el peor sujeto que existe en el mundo.
-Eso no es cierto. Yo te amo demasiado y cuando tus supuestos amigos te dejaron solo, yo estuve para ti. ¿Sabes por qué? Porque creo que eres el ser humano más maravilloso que existe en este mundo. Eres hermoso, inteligente y estás lleno de bondad. Ese eres tú, Carlos Isaac.
-¿Por qué no puedo hacer nada bien? Tengo miedo de lastimarte.
-Amor, escúchame: no me vas a lastimar ni yo a ti. Así que te pido que abras la puerta y que me permitas quedarme a tu lado. Por favor, amor. Te amo demasiado y me duele que te enfrasques en tu dolor.
Carlos se levantó y abrió la puerta. Agachó la mirada.
-Amor...tú no estás solo. Yo no soy solo tu novio, también soy tu amigo. No te voy a juzgar porque mi pasado también es horrendo. Me hubiera matado a los 18 años si es que mi madre no lo hubiera evitado. Y yo no quiero que vuelvas a pensar en matarte.
-Ronaldo...¿y si me equivoco como lo hizo Gabriel contigo?
-Tú no eres él.
Ronaldo colocó su mano en el rostro. Carlos lo miró con sus ojos brillosos.
-Eres la luz que yo necesité durante 8 años en mi vida. No puedo permitir que se apague la luz que tanto me fascina.
-Ronaldo...
-Te amo con todo mi corazón. Si te pasara algo malo, no sabría qué hacer. Iría a buscarte donde estés y te abrazaría. Hasta te llevaría en mi espalda.
-¿Harías eso por mí?
-Eso y mucho más.
Ronaldo besó su frente.
-No me dejes nunca.
-No te voy a dejar, mi amor.
-¿Me lo prometes?
-Sí, amor. Te lo prometo. ¿Vienes a dormir?
-Sí, vamos.
Ronaldo y Carlos regresaron a la cama.
Durmieron abrazados. Ronaldo acariciaba su cabello.
-Dulces sueños, mi príncipe hermoso.
-Descansa, amor.
Cerraron sus ojos.
Al otro día, el celular de Carlos sonó.
-¿Hola?
-Hola, Carlos, te habla Gabo.
-¿Qué pasó?
-Nada. Solo quería decirte que la exposición será en horas de la tarde de pasado mañana. Para ser más específico, a las dos de la tarde.
-¿Se suspende el entrenamiento ese día?
-Es obvio que sí. Avísale a Ronaldo.
-Se lo diré. Gracias por el dato.
-No hay de qué.
Cortó la llamada. Ronaldo le preguntó:
-¿Pasó algo malo?
-No, amor.
-Ven, abrázame.
Carlos se acercó para abrazarlo. Ronaldo besó su boca.
-¿Te he dicho que eres muy hermoso?
-Sí, aunque me encanta cuando me lo dices.
-Lo eres. Contigo yo quiero estar.
-Ya estás conmigo.
-Es lo que más me gusta. Carlos Isaac, no soy el hombre más guapo del mundo ni el más adinerado, pero siempre haré todo lo posible para que seamos felices.
-Ronaldo...
-Te amo demasiado. Y si tú estás bien, yo estaré bien.
-Amor, gracias por todo. Quiero hacerlo contigo.
-Mi niño, tenemos que ir a clases.
-Y lo dices tú cuando despiertas cada mañana así.
-Amor, aunque esté tan duro como piedra, no significa que yo quiera coger a cada segundo.
-Entiendo. Bueno, entonces tendré que hacerlo solo.
-Carlos Isaac, no.
Carlos se descubre de la sábana y con su mano recorre de arriba a abajo hasta llegar a sus genitales.
-Amor, no juegues con tu amiguito.
-¿Por qué no? Dijiste que no querías jugar conmigo.
-Es que debemos ir a clases. Podremos hacer lo que quieras después de clases.
-Como digas. Me voy a duchar y espero que no me dejes solo.
-No te dejaría solo ni aunque mi vida corriera peligro.
-Eso es muy noble de tu parte.
-Lo sé. Aunque es una de las tantas cosas que podría hacer por ti.
-¿Qué más podrías hacer?
-Lo que mi niño desee.
-¿Quieres ducharte conmigo?
-Claro que sí.
Entraron a la ducha juntos.
Ronaldo y Carlos estaban hablando en el aula. Al parecer tenían tiempo libre.
-Quisiera terminar el semestre y salir de viaje contigo, amor.
-¿A dónde quisieras ir?
-Mis tíos por parte de mamá tienen una cabaña en un lago muy hermoso. Ellos también son de mente abierta y saben que soy gay. Así que no habría problema si te llevo, mi niño.
-Ronaldo...
-Sé que suena un poco acelerado. No quisiera asustarte.
-No es eso, amor. Es solo que...nunca he ido a un lago.
-Podríamos bañarnos sin ropa, mi niño. Ya sabes a qué me refiero.
-No quiero que me vean desnudo otras personas.
-No, eso no pasará. El lugar es bastante privado y mis tíos también respetarán eso. Además, ellos no van a estar ahí.
-Bueno. Entonces, ¿será nuestro nido de amor?
-Así es, mi niño hermoso.
-¿Podemos invitar a otras parejas gays?
-Carlos Isaac, no sé si sea buena idea.
-Al menos a dos o tres parejas más.
-¿Quiénes?
-Gabriel y Dennys, Giovanni y Joan.
-¿Y qué otra pareja?
-Puede ser Francis con Matthew. O a Martín con quien sea que esté saliendo.
-Yo le preguntaré. Oh, mira, aquí viene.
Martín se acercó lentamente a ellos.
-Hola, chicos, siento interrumpir su tiempo de pareja, pero necesito un consejo.
-¿Qué te ha pasado, hermano?
-Estoy con ganas de declararle mis sentimientos a Marcelo y pedirle que sea mi novio.
-Así que se trataba de Marcelo Estrada, el presidente de tercer semestre.
-Bueno, lo conocí antes de ser elegido como presidente del curso, y es un buen chico.
-Te felicito, Martín.
-Gracias, Ronaldo. Como no habrá clase, le pediré que venga un momento y me le declararé aquí.
-Pero debe estar muy ocupado.
-No lo creo. Lo llamaré y me ayudarás a hacer la declaración.
-Aquí no es buena idea. Podría ser en el patio.
-Sí, eso suena mejor.
Martín sacó el celular para llamar a Marcelo.
-Hola, Marcelo. Espero que no estés ocupado. Bien, entonces nos vemos en diez minutos en el patio del campus. Hasta pronto.
Colgó.
-¿Qué le podría decir?
-Tienes que ser lo más natural posible. Y dile todo lo que sientas.
-Haremos un cartel con hojas de cuaderno. Ahora vámonos.
Los tres salieron del aula.
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Editado: 19.11.2024