Bajo el mismo techo

Un buen comienzo

El sol apenas asomaba en el horizonte cuando Lucas despertó, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción. Hoy era su primer día en la nueva escuela secundaria, un lugar que se rumoraba estaba lleno de estudiantes de la clase alta. Lucas no pertenecía a ese mundo, y esa sensación de no encajar lo acompañó mientras se vestía con su uniforme limpio pero desgastado.

Al llegar a la escuela, Lucas se sintió pequeño ante la majestuosidad del edificio. La fachada imponente y los jardines bien cuidados le recordaban lo diferente que era este lugar de su anterior escuela. Respiró hondo y se dirigió a la entrada, tratando de ignorar las miradas curiosas de algunos estudiantes que ya estaban allí.

Dentro, el bullicio de los estudiantes llenaba los pasillos. Lucas se abrió paso entre los grupos, buscando su casillero. Justo cuando creía que había pasado desapercibido, una voz lo detuvo.

—¿Nuevo aquí? —preguntó un chico alto y bien vestido, con una sonrisa que parecía más un reto que una bienvenida. Lucas supo al instante que era Tomy, el chico rico y carismático del que tanto había oído hablar.

—Sí, soy Lucas —respondió, intentando sonar seguro.

—Bueno, Lucas, espero que sepas cómo moverte por aquí —dijo Tomy, dando una palmada en el hombro de Lucas, antes de alejarse con su grupo de amigos.

Lucas se sintió incómodo, pero decidió no dejar que Tomy lo afectara. Encontró su casillero y luego el aula, donde los estudiantes ya comenzaban a tomar asiento. Al entrar, buscó un lugar al fondo, esperando pasar desapercibido.

Pero no fue así. La profesora, una mujer estricta con gafas, lo presentó al resto de la clase.

—Clase, este es Lucas, nuestro nuevo compañero. Hagamos que se sienta bienvenido —dijo, aunque su tono era más autoritario que amigable.

Lucas se sentó rápidamente, sintiendo las miradas de sus compañeros. A su lado, una chica de cabello largo y ojos brillantes le sonrió.

—Hola, soy Sofía —dijo en voz baja.

—Hola —respondió Lucas, sintiendo un alivio inmediato por su amabilidad.

El resto del día pasó en una mezcla de clases y presentaciones. Lucas intentaba concentrarse en los profesores y no en los murmullos a su alrededor. Durante el almuerzo, buscó un lugar tranquilo en el patio. Sofía apareció de nuevo, esta vez acompañada por algunas amigas.

—¿Puedo sentarme? —preguntó ella.

—Claro —dijo Lucas, sintiéndose menos solo.

Mientras hablaban, Lucas comenzó a relajarse. Sofía le presentó a sus amigas y le explicó cómo funcionaban las cosas en la escuela.Aunque el día había comenzado con nervios, terminó sintiendo que quizá, solo quizá, podía encontrar su lugar.



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En el texto hay: amorrrrr, tristes

Editado: 08.08.2024

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