Desperté de golpe, sin ninguna causa que haya perturbado mis sueños, simplemente así, me pasa seguido, suelo despertarme antes de que suene la alarma. Resignada saque la mano de entre las sabanas, busque el celular en la mesita junto a mi cama, lo tome y revise la hora, con la esperanza de dormir un poco más, pero apenas toque el teléfono cuando se acciono la alarma, resople frustrada, y no me quedo otra opción más que apagar la fuente del ruido, e inicie otro tipo de sonido, mi lista de reproducción para las mañanas, algo alegre para llenarme de energía.
Solté un suspiro, me frote los ojos, me senté en la orilla de mi cama a estirar mis brazos, y sin más demora me levante y fui directo a tomar una ducha. Después de 15 minutos bajo la regadera, salí del baño para cambiarme, apenas estaba terminando de arreglarme cuando escuche a mi madre llamarme desde la cocina para desayunar.
—¡Ya voy!—respondí ante su llamado.
—¡Date prisa o se hará tarde!― respondió desde abajo.
Así son todas las mañanas, ir de un lado a otro para no llegar tarde a la escuela.
Tome los libros y libretas para hoy, mis audífonos, las llaves de la casa, y lo guarde todo en mi mochila, apague la música de mi celular y baje a la cocina. Ahí se encuentra mi madre, mi padre y mi hermano mayor, de inmediato llega a mí el rico aroma del desayuno que ellos ya están consumiendo.
—Aquí está tu desayuno hija, come antes de que se haga tarde―dijo mi madre dejándome un plato con huevos revueltos.
—Ya lo sé— y empecé a degustar.
—¿Dormiste bien hoy?― pregunto mi padre mientras me sirve un poco de café.
—Cierto, ¿esta vez no te molesto el monstruo bajo tu cama?― dijo mi hermano entre risas.
Yo solo lo mire molesta al igual que mi padre.
—De hecho si, anoche otra vez escuche golpes bajo la cama—dije algo enfadada de que siga pasando.
―No te preocupes, debe ser algún ratón o algo así, ya hemos revisado muchas veces y nunca hay nada— mi madre trató de calmarme.
―Pero tampoco hay rastros de ratones—le dije.
―O quizá solo no los has visto, hoy comprare algunas trampas y las pondremos en tu cuarto, ¿está bien?— mi padre siempre busca soluciones.
―Está bien—dije poco convencida.
Después cambiaron el tema, lo cual es lo mejor, porque no me gusta que me traten como una loca, yo sé bien que hay algo en mi habitación, sin embargo no tienen mucho tiempo ahí, todo esto comenzó hace apenas una semana, antes todo era normal, y de pronto empezó a ponerse raro.
Salimos de casa rumbo a la escuela, mi padre me lleva a mí, mi madre se queda en casa, y mi hermano se va a trabajar en una fábrica de uniformes industriales, es el subgerente, yo apenas llevo un año en la universidad, me faltan tres y medio para graduarme.
Llegamos justo a tiempo, me despedí de papá, baje del auto, y entre a la universidad, donde mi amiga Meghan ya me espera en la puerta. Todo va como cualquier otro día, ojala se hubiera mantenido así, pero parece que esto acaba de comenzar.