Todo paso tranquilamente en la escuela, iba bien mi día, hasta que llegue a casa.
―Santo dios—fue mi expresión al entrar a mi habitación, mientras observo todo a mí alrededor, siento que la furia sube por mi cuerpo.
—¡Mamá!―la llamo a gritos desde mi cuarto.
Y puedo escuchar como sube rápidamente las escaleras y entra algo agitada a la habitación.
—¿Qué pasa? ¿Por qué gri…― sus ojos comienzan a mirar el desastre que hay aquí.
Parece como si hubiese pasado un tornado por mi habitación, mis cajones están abiertos, mi ropa está en el suelo, mis libros y notas regadas por todos lados, en pocas palabras, es un desastre.
—Abigail, ¿Qué le hiciste a tu cuarto?―pregunta mi madre asombrada.
—¡¿Yo?! ¿Crees que yo haría algo así en mi propio cuarto?
―¿Y quién más? Yo no he subido aquí desde que te fuiste a la escuela, tu papa y tu hermano están trabajando—justificó a todos.
—Y yo acabo de llegar, te juro que mi habitación no estaba así en la mañana―yo no suelo ser desordenada, siempre trato de tener todo en su lugar, el desastre me estresa.
Mi madre me mira con duda, ¿Por qué no me cree?
―Pues no sé porque esta así, solo sé que tú lo tienes que limpiar—finalizó.
Mamá salió de la habitación dejándome ahí con el desastre, solté un suspiro de frustración, no tengo opción, así que comencé a ordenar todo.
Alrededor de tres horas después logre volver a poner todo en su lugar, lo hice justo a tiempo para la cena.
Al bajar mi padre y mi hermano ya están aquí, me senté a la mesa y empezamos con la cena acompañada de una charla familiar. Y una vez que se terminó la comida china volví a mi habitación, aún tengo que hacer los deberes de la escuela. Justo detrás de mí, subió mi hermano y entro a su habitación, la cual está justo al frente de la mía.
Al entrar me dio miedo volver a ver un desastre, pero no, todo está bien, tome mi mochila, me senté en mi cama y empecé a hacer mis deberes. Antes de darme cuenta el reloj ya marca poco más de las doce de la noche, por suerte ya terminé, guarde mis cosas en la mochila y me puse mi pijama, estaba sentada en el borde de la cama cuando escuche un golpe bajo la misma.
De inmediato levante las piernas, sentí un escalofrió al pensar que algo podía jalarlas desde abajo de la cama, después ya no se escuchó nada además de ese único golpe, una idea vino a mi mente, una estúpida idea, “revisa bajo la cama”.
Respire profundo, me calme a mí misma, tome mi celular y encendí la linterna, aunque tengo la luz de mi cuarto encendida, ahí abajo debe estar obscuro, me recosté boca abajo sobre la cama, volví a respirar profundamente, me agache completamente para ver, con una mano tome la colcha de mi cama y con la otra sostengo mi celular, y con un movimiento rápido levante la colcha para ver debajo.
Solté un suspiro al ver que no hay absolutamente nada ahí, moví el celular de izquierda a derecha para ver cada rincón, ahí no hay nada, pero mientras reviso bajo la cama.
—¡¡AHHH!! ¡¡Marco!!—Grite llamando a mi hermano, ya que él está justo en frente de mi cuarto, mientras tanto yo trato de levantarme del suelo ya que con el susto caí de cara junto a la cama.
De inmediato mi hermano abrió la puerta de golpe y entro con un bat de béisbol listo para lanzar un golpe, y con sus ojos revisa toda la habitación en busca de la causa de mi grito de ayuda.
―¡¿Qué?! ¡¿Qué pasa?!— se acercó a mí al no ver nada en la habitación, y de hecho no hay nada ni nadie además de nosotros dos.
―Es que… yo estaba ahí… y de pronto—lo mire muy asustada― te juro que alguien me hizo cosquillas en el pie—señale mi descalzo pie derecho.
Marco me mira muy confundido, pero eso pasó, mientras revisaba bajo mi cama alguien me hizo cosquillas en la planta del pie.