CAPITULO 39

Al final terminé, sin escucharlos y fui a firmar el contrato.

Me habían citado en un bar muy lujoso, aquí se daría a cabo el cierre de este trato, este día en especial era lluvioso, mucho más de lo usual, pero no le tome importancia, ahora supongo que este clima estaba tratando de advertirme, bueno fui con un traje negro con el fin de verme lo mejor posible, al llegar a la puerta del bar vi que era un lugar muy bello tanto que no creía ser digno de entrar porque no era lo suficientemente rico, pero al recordar que pronto lo sería decidí entrar, un par de camareros me preguntaron si tenía una habitación reservada, a lo que no supe que responder, en eso me acordé que el señor Pittman, secretario de la persona con la que firmaría, me había dado una tarjeta la cual mostré al camarero dejándolo estupefacto, pero rápidamente entro en razón y me dirigió hacia la habitación reservada por este hombre.

La verdad es que al hombre con el que firmaría, no conocía ni su verdadero nombre, ya que cuando le preguntaba él siempre me daba uno diferente, diciéndome que su nombre era uno de los que ya me había dicho antes y que debía de adivinar, aunque a pesar de todas sus intrigas decidí creer cada cosa que me había propuesto, ya que con ello proponía grandes ganancias lo que me endulzaron los oídos haciéndome perder toda la razón y dejándome sin cuestionarle nada.

Como había escuchado que este hombre podría hacerte multimillonario, en tan solo poco tiempo, pero se decía que había un precio para ello, nadie supo cuál era el precio, solo sabían que involucraba tu propia vida, aunque a esa parte jamás la considere, ya que pensaba que nadie sería capaz de matarme y mucho menos alguien como él, ya que tenía que cuidar su imagen, al menos eso quería creer o lo que me hacía creer.

El camarero me mostró una puerta de color roja y dijo que esta era mi habitación y rápidamente se retiro, era como si estuviera escapando porque podía ver que estaba sudando frío.

Pero yo como buen estúpido, decidí pensar que era por el calor.