Estupefacto, Jan se queda mirando el buda, y luego mira a Oscar, y le dice:
— Eso es un Baal, es idolatría.
— Y a ti que te importa lo que sea.
De inmediato, Oscar le cierra la puerta a Jan de nuevo en la cara, pero este no se desalienta, y va a la casa accidentada donde el motociclista se estrelló...
Jan toca el timbre una y otra vez, pero nadie abre, y toca la puerta. Cuando dos mujeres con un perro van pasando por la calle, y una de ellas le dice a Jan:
— En esa casa no hay nadie.
Jan se da vuelta, y le responde a la joven:
— Gracias, ¿ustedes saben a dónde fueron?
— No sé, ellos estaban un día, y al otro día ya no estaban, creería yo que se fueron de viaje.
— Gracias por la información.
— De nada.
Horas después en casa del alcalde, el gobernador se baja de su vehículo junto a un gran sin número de escoltas. Y es recibido por su primo Marchal e Idalia en la entrada de la casa.
Marchal saluda a su primo de besos y abrazos, y después lo hace Idalia, y lo invitan a entrar a la casa mientras los escoltas del gobernador se juntan con los del alcalde...
Dentro de la casa, el gobernador ve la comida que le gusta en el comedor, y le expresa a su primo:
— ¿Pensaste en todo no?
— Claro, tengo que consentir a mi primo favorito.
— Espagueti a la italiana, mi vino favorito.
Idalia le expresa a Larry:
— Contrate a la mejor chef de Telluride para hacerte esto.
Larry coge el hombro derecho de Idalia y el hombro izquierdo de Marchal, y les dice:
— Esta atención les quedo muy bonita.
Marchal le dice a su primo:
— Sentémonos a compartir, la comida se enfría.
— Bueno...
En ese instante, Marchal, Larry e Idalia, se sientan en el comedor. Cuando Marchal no pierde la oportunidad de tener a su primo frente a frente, y le pregunta:
— ¿Ahora si me quieres decir, quien en la alcaldía te está dando información de mí?
Larry se sonríe bastante, y luego le responde a su primo:
— Eso de estar cerrando las Iglesias no es bueno.
— Para mí es bueno, y te voy a decir por qué.
— Lo que sea primo, di lo que sea, pero no te metas con esa gente. Yo quiero que te vaya bien.
Idalia le dice a Larry:
— Esa gente que estas defendiendo con gran apasionamiento, casi matan a Marchal, a tu primo.
— ¿Cómo así?
Marchal se levanta de la mesa. Cuando Larry le dice a su primo:
— Eso no me lo habías contado.
— Come tus espaguetis, primo...
En seguida, Larry comienza a comer los espaguetis al igual que Idalia. Cuando Marchal se pone por la espalda de su primo, y luego pone sus dos manos en los hombros del gobernador, diciéndole:
— Los integrantes de la Iglesia que yo cerré, estaban intentando acabar conmigo... hace poco mande a encerrar a uno de ellos, porque intento darme con una navaja.
— Eso es muy grave.
— Si primo, es grave, mi vida corre peligro si ellos están cerca.
— Creo que tienes razón con la decisión que tomaste, si, el cierre de esa Iglesia fue lo mejor.
Marchal se sonríe bastante, y le expresa al gobernador:
— Ahora que estás de acuerdo con todo, ya podemos comer en paz y hablar de negocios.
Condominiums pluge, Jan mira desde lejos a una mujer que sale de su casa hablando por teléfono. Y con unos papeles en la mano, y decide parar su camioneta y bajarse rápidamente del vehículo. Para ir a donde esta ella.
La mujer intenta abrir su vehículo. Cuando Jan se arrima a ella, y le dice:
— Buen día.
La señora mira a Jan muy feo, y le responde:
— ¿Y tú quién eres?
— Usted no me conoce, pero el día de hoy le vengo hablar de la salvación y de cómo estamos más cerca de la segunda venida del señor.
La señora no puede abrir la puerta de su propio carro, y le dice a Jan:
— No me molestes, ve y dile a otra persona esas cosas, a mi déjame en paz.
A espaldas de Jan, una mujer sale corriendo. Tratando de alcanzar a un hombre que pasaba por el lugar.
En ese instante, Jan le abre la puerta a la mujer del vehículo, y le expresa mostrándole la Biblia:
— No rechaces la palabra de Dios.
— Gracias por lo de la puerta, pero yo no tengo tiempo para eso que estás diciendo.
De inmediato, la señora se sube a su vehículo y se va de ese lugar, mientras Jan se queda viendo su ida...
En seguida, Jan se dirige hacia su camioneta. Cuando le da por mirar hacia tras y ve una casa con la puerta abierta, la cual es de la mujer que salió con gran afán detrás de un hombre...
En ese momento, Jan se acerca a esa casa. Y comienza a sentir una gran pesadez, pero sigue caminando hacia ese lugar...
Jan llega a la puerta, y dice:
— ¡Buenas!
Jan mira la sala y sus alrededores, y pone su mano derecha en su cien por un pequeño dolor que sintió. Y luego se tapa la nariz, diciendo:
— ¡Uy! Comenzó a oler a podrido, ¡esta fuerte!... ¿pero qué será? ¡Buenas! ¿Hay alguien aquí?
Al ver que nadie le contesta, Jan entra a la casa y comienza a buscar de donde es que sale ese podrido...
Jan sospecha que hay un posible cadáver en esa casa, y mira la cocina, pero el olor lo manda hacia una puerta de una habitación...
Jan llega a esa habitación, y dice:
— ¡Aquí es!, no me puedo equivocar.
Jan le hace fuerza a esa puerta y logra abrirla, y cuando entra a esa habitación, se asusta de gran manera al ver un altar de brujería, serpientes embotelladas, sapos embotellados, muñecos vudús, nombres de muchas personas embotelladas, velas prendidas por todos lados...
De inmediato, Jan sale de la habitación y coge una escoba, y dice:
— ¡Esto no es de Dios! ¡Debe ser destruido ahora!
Jan entra de nuevo a esa habitación y destroza todo eso a punta de escobazos.