Bajo La Luz Del Sol

UNO MÁS, LA MOSCA QUE LE CAYÓ A LA LECHE

Jan se aleja bastante del condominio Lulu City. Cuando detiene su vehículo, y se pone a orar:

— Oh señor Jesús, perdona mis pecados, yo me arrepiento de todos mis pecados, pase lo que pase, siempre te voy a seguir, tú eres mi salvador, santo, santo, santo...

Jan termina de orar. Cuando ve a un policía acercándose a su camioneta, y dice:

— ¿Qué hago?...

El policía mira todo el destrozo de vidrios que tiene la camioneta, y se arrima por el lado de la ventana izquierda del vehículo, y le pregunta a Jan:

— ¿Se encuentra bien?

— Eh... sí, sí, estoy bien, muy bien, muy bien diría yo.

— Es que tiene todos los vidrios de la camioneta destruidos.

— Ah, sí, unas personas con la cual no me entendí, hicieron esto.

El policía mira bien a Jan. Cuando este le dice:

— ¿Pasa algo oficial?

— Su cara se me hace conocida. ¿No nos hemos visto antes en alguna parte?

— No, no, no creo.

— ¿Deme su número de identificación?

— Oficial, ¿es realmente necesario?

De inmediato, el policía saca su pistola, y le dice a Jan:

— ¡Es necesario! Salga del vehículo.

— Bueno.

Jan le hace caso al oficial y sale de la camioneta y saca su cartera. Cuando el policía recibe una llamada de urgencia de Lulu City, y le expresa a Jan, quien ya tiene su cartera en su mano:

— Deje eso así, tengo que atender un gran problema en Lulu City.

— Bueno...

En seguida, el oficial corre a donde está su moto, y se va a ese lugar, mientras Jan vuelve a guardar su cartera, y ve a un joven entrar a una casa, pero no presta atención, y se sube a su camioneta.

Dentro del vehículo, Jan mira la casa y vuelve a mirar hacia el frente, y dice:

— Debe ser que ese policía estaba ese día cuando me capturaron esa vez... debe ser que el alcalde me sigue buscando...

Jan mira de nuevo la casa donde entro el joven con varias cajas, y dice:

— Es un solo joven y necesita palabra...

Jan se baja de la camioneta con su Biblia en mano, a hacia esa casa...

En ese momento, Jan separa al frente de esa casa, y toca el timbre. Cuando del otro lado diez jóvenes totalmente armados, se alertan y dejan de comer sus pizzas, y varios de ellos dicen:

— ¡Cuidado! ¡Podría ser la policía!

Rápidamente, el jefe coge su rifle y se pone en la puerta, y ve a Jan, y le dice a los demás:

— Tal parece que nos cayó una mosca en la leche.

El segundo al mando se acerca para ver a Jan, y cuando mira por el hueco de la puerta, le expresa al jefe:

— Carga un libro, no creo que sea policía.

— Se ve que no conoces los alcances de esa gente, ahí donde lo ves con esa cara de inocente, ese debe ser un policía profesional.

— ¿Y qué vamos hacer?

— Vamos a salir de duda.

En seguida, el jefe abre la puerta rápidamente. Y cogen a Jan de su camisa y lo meten a la casa a la fuerza.

Jan les dice:

— ¿Qué hacen?

Jan cae al suelo. Cuando los diez jóvenes le apuntan con sus armas de fuego.

Desde el suelo, Jan alza sus manos, y les expresa a todos:

— Bajen sus armas, yo vengo es a predicarles la palabra.

Varios jóvenes les dicen a Jan:

— ¡Eres policía!

— Claro que no, yo vengo hablarles del señor Jesucristo y de su salvación.

El segundo al mando coge la Biblia, y la revisa, y luego les dice a los demás:

— Es cierto, es un cristiano.

De inmediato, todos bajan sus armas. Cuando Jan les expresas:

— Así es, yo soy cristiano y tengo un trabajo para hacer aquí.

Los jóvenes se ven las caras y se sientan a comer su pizza. Cuando el jefe le expresa a Jan:

— ¿Qué haces por este sector?

— Ya les dije, vengo a predicar la palabra, porque este pueblo la necesita y mucho.

Uno de ellos está pensando en hacerle daño a Jan, y se levanta y le apunta con su pistola a Jan, y les dice a todos:

— Esa es la táctica por los policías para poder entrar y así acabarnos desde adentro.

De inmediato, todos se levantan y vuelven apuntarle a Jan. Cuando este se llena de poder, y se le viene a la mente el Salmo 27, y les dice con gran autoridad:

— Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón. Aunque contra mí se levante guerra. Yo estaré confiado. Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré. Que este yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. Porque el me esconderá en su tabernáculo en el día del mal. Me ocultara en lo reservado de su morada. Sobre una roca me pondrá en alto. Luego levantara mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean. Y yo sacrificare en su tabernáculo sacrificios de júbilo. Cantare y entonare alabanzas a Jehová. Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo. Ten misericordia de mí, y respóndeme. Mi corazón a dicho de ti: Buscad mi rostro, tu rostro buscare, oh Jehová. No escondas tu rostro de mí. No apartes con ira a tu siervo. Mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación. Aunque mi padre y mi madre me dejaran. Con todo, Jehová me recogerá. Enséñame, oh Jehová tu camino. Y guíame por senda de rectitud a causa de mis enemigos. No me entregues a la voluntad de mis enemigos. Porque se han levantado contra mi testigos falsos, y los que respiran crueldad. Hubiera yo desmayado, si no creyese que vere la bondad de Jehová. Esfuérzate, y aliéntese tu corazón. Si, espera en Jehová.

De inmediato, todas las armas que tienen los jóvenes, se ponen cinco veces más pesadas y caen al suelo todas.

En ese mismo instante, los diez jóvenes pierden fuerzas repentinamente y se quejan de mucho dolor y cansancio.



#7170 en Otros

En el texto hay: espiritual, salvacion, concejos y otros

Editado: 09.02.2024

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