El calor del sol se cuadruplica brutalmente. Haciendo derretir todas las llantas de los vehículos destruyéndolos con personas adentro...
Varias personas alcanzan a salir de los vehículos, pero todos son calcinados y achicharrados por el descomunal sol...
Los hombres son quemados hasta dejarlos tan oscuros como un carbón...
Condominio Riverside, Idalia se hierbe dentro del agua de la piscina y en su agonía, sale a la superficie, pero su rostro y parte de su cuerpo es calcinado al instante...
Todos los bosques se queman por completo. Y muchas personas de la desesperación del calor, se lanzan de casa de cuatro y de cinco pisos, y de partes más altas, pero en el aire son achicharrados antes de que caigan al suelo...
En la caseta, Marchal logra abrir la puerta. Cuando uno de sus escoltas se desespera y corre a la calle. Cuando todos presencian como el escolta se achicharra. Haciendo que todos se aterroricen a un más...
En seguida, Meneses mira hacia tras, y ve a mucha gente muerta, y le expresa a Marchal:
— No tenemos escapatoria.
— Así veo, de nada nos sirvió quitarle toda el agua a esta gente y matarla.
— Tú y tu gente de seguridad fueron los que hicieron todo eso, no me metas a mí en eso.
— Ahora eso no importa...
— ¿Qué vamos hacer?
En ese instante, Marchal ve a Jan que está en la calle, a una hectárea de distancia de ellos, y con gran asombro le dice a Meneses:
— ¡Mira eso!
— ¿Qué?
— Es ese joven que destruyo ese día la estatua.
— Oh, ¿qué pasa? ¿Por qué no se calcina como las demás personas?
— ¡Mira Meneses! El sol no le hace nada, es impresionante como resplandece.
— ¿Sera que ya paso eso?
— ¿Cómo dices eso Meneses? No ves que estamos a punto de morir del calor.
— Pero ese muchacho esta allá fuera y no le pasa nada.
De inmediato, Marchal coge a su último escolta y lo empuja hacia el sol. Haciendo que el escolta sea achicharrado...
Al ver esto, Marchal le dice a Meneses:
— Definitivamente tenemos que atraer a ese muchacho hasta acá. Para que nos diga su secreto, y después lo matamos.
— Si, si, que nos diga su secreto... hagamos eso.
En ese momento, Marchal ve a varias personas más, quienes caminan en la calle sin que el sol les haga daño, y dice:
— ¿Pero cómo pueden hacer eso?
En seguida, Jan ve desde lejos a Rouss. Cuando escucha que Marchal lo llama:
— ¡MUCHACHO! ¡MUCHACHO! VEN, AYUDANOS.
Jan camina hacia ese lugar. Cuando Meneses le dice a Marchal:
— De verdad piensas matarlo.
En ese instante, la estatua se derrite por completo ante los ojos de Marchal, y este le responde a Meneses:
— No nos queda más tiempo para seguir viviendo, debemos presionarlo para que nos revele su secreto, y luego lo matamos...
Todo el pueblo esta prendido en fuego. Cuando Jan queda en la puerta de la caseta.
De inmediato, y con sus últimos esfuerzos y viendo muy borroso, Marchal saca una pistola y le apunta a Jan, diciéndole:
— ¿Cuál es tu secreto para que el sol no te haga nada?
— ¡El amor a Dios!
— ¡NO JUEGUES CONMIGO MUCHACHO!
Marchal intenta disparar el arma. Cuando toda la caseta se viene abajo. Dejando a Marchal y Meneses expuestos al sol, los cuales gritan al ser horrendamente achicharrados descomunalmente...
Jan pega un grito al ver la muerte desastrosa de estas dos personas, y se da de cuenta que está en su cama. Y en su habitación, y dice:
— ¡Era un sueño!...
De inmediato, Isabella entra en la habitación, diciendo:
— Hijo. ¿Qué pasa? ¿Por qué gritas así?
Estupefacto, Jan queda viendo a su mamá, y se levanta de la cama y la abraza:
— ¡Mamá!
— Oh, pero que abrazo el tuyo.
— Que feliz me siento de volverte a ver.
— ¿Qué dices hijo?
Blick y Theo entran en la habitación de Jan, diciendo:
— ¿Qué te pasa Jan?
Jan se alegra de ver a su padre y a su hermano, y los abraza también, y les expresa:
— Como me hicieron de falta, los quiero mucho.
Blick se sonríe y le dice a Jan:
— Nosotros también te queremos, hijo mío.
Theo le expresa a Jan:
— Yo también te quiero hermano.
En seguida, Blick les dice a todos:
— Bueno, estoy atrasado en el trabajo, la señora Gladis y su esposo me reclamaran si no llego temprano.
Jan le dice a su padre:
— Espérame yo voy contigo, no me demoro.
— Bueno, bueno, te espero abajo.
Blick sale de la habitación. Cuando Theo le dice a su hermano:
— Sécate el sudor de la frente y del cuello.
— Ah, si...
Isabella se ríe bastante y le expresa a su hijo pequeño:
— Baja, y prepárate para ir a la escuela.
— Bueno.
Theo también sale de la habitación. Cuando Isabella le pregunta a Jan:
— ¿Qué estabas soñando, que pegaste ese gran grito?
Jan se acuerda con lo que paso con el sol, y dice:
— Fue algo apocalíptico.
— Cuenta.
En ese instante, un autobús separa al frente de la casa de Jan. Y pita sin cesar. Cuando Isabella no aguanta ese sonido y le dice a su hijo:
— Después me cuentas ese sueño, ahora vete a bañar para que acompañes a tu padre a trabajar.
— Si, ya bajo.
— Bueno, voy a ver quién fue que hizo ese ruido...
Isabella sale de la habitación de su hijo, mientras Jan se prepara para irse a duchar...
Minutos después, Jan está cambiándose en su habitación. Cuando se pone sus medias, y las queda mirando por un rato. Y luego se pone sus zapatos y baja al primer piso, y se acuerda que no oro. Cuando su mamá le dice:
— Necesito que vayas al supermercado.
— ¿Cómo así mamá? ¿Dónde está mi padre?
— Te demoraste mucho y él se fue primero, y Theo ya se fue en el autobús a la escuela.