Bajo la penumbra

Capítulo 7: El Guardián de la Luz

Pasaron semanas desde el descubrimiento del manuscrito y el medallón, y Carolina se dedicó a desentrañar los secretos de la Mansión Whitemore. Cada día revelaba nuevos detalles sobre el pasado de la mansión y la antigua fuerza que había contenido durante siglos. El sacrificio de Santiago le había dado un propósito renovado, y ella estaba decidida a proteger el legado que él había dejado atrás.

Una tarde, mientras examinaba el manuscrito en la biblioteca, una sombra se movió en el borde de su visión. Carolina levantó la vista y vio a Hargrove de pie en la puerta, su expresión grave.

—Doctora Carolina, he encontrado algo que creo que debería ver —dijo, sosteniendo un libro polvoriento.

El libro resultó ser un diario de otro miembro de la familia Whitemore, una mujer llamada Eleanor, que había vivido en la mansión a principios del siglo XIX. Sus entradas describían experiencias similares a las de Richard Whitemore: susurros, sombras y la constante sensación de ser observada.

—Eleanor menciona una figura llamada "El Guardián de la Luz" —dijo Carolina, leyendo en voz alta—. "El Guardián es la clave para mantener el equilibrio entre la luz y la oscuridad. Sin él, la penumbra se desataría sobre el mundo."

Hargrove asintió, su rostro mostrando preocupación.

—Si el Guardián es real, ¿qué papel juega en todo esto? ¿Y cómo podemos encontrarlo?

Carolina sabía que debía profundizar más en el diario de Eleanor. Las entradas posteriores hablaban de un ritual para convocar al Guardián, un ser destinado a proteger la mansión y contener la penumbra. Decidieron seguir las instrucciones del diario y prepararse para realizar el ritual esa misma noche.

Mientras el sol se ponía, Carolina y Hargrove se dirigieron al santuario subterráneo. El aire estaba cargado de energía, y la atmósfera se sentía diferente, casi expectante. Encendieron velas alrededor del altar y colocaron el medallón en el centro, siguiendo las indicaciones del diario.

—"Invocamos al Guardián de la Luz, protector de la penumbra y defensor del equilibrio" —recitó Carolina, con la voz firme—. "Ven a nosotros y guía nuestro camino."

El aire en la cripta pareció vibrar con intensidad, y una luz dorada comenzó a emanar del medallón. De repente, una figura se materializó ante ellos, una silueta luminosa y etérea que irradiaba una calma poderosa.

—Soy el Guardián de la Luz —dijo la figura, con una voz que resonaba en la mente de Carolina y Hargrove—. He protegido esta mansión durante siglos, pero la penumbra ha sido contenida gracias al sacrificio de uno valiente.

Carolina dio un paso adelante, su corazón latiendo con fuerza.

—Santiago se sacrificó para sellar la penumbra —dijo—. ¿Qué debemos hacer ahora para asegurar que la mansión permanezca protegida?

El Guardián la miró con ojos brillantes, llenos de sabiduría antigua.

—El sacrificio de Santiago ha fortalecido la barrera, pero debe ser mantenida. El medallón es la clave. Debe ser guardado y protegido, su luz mantendrá la penumbra contenida. Pero también deben estar alertas a cualquier perturbación en el equilibrio.

Carolina asintió, entendiendo la responsabilidad que recaía sobre ella.

—Protegeremos el medallón y la mansión —prometió—. No permitiremos que la penumbra regrese.

El Guardián asintió con aprobación.

—Confío en que cumplirán con su deber. Recordad que la luz y la oscuridad están siempre en equilibrio, y ambos deben coexistir. Vuestra tarea es asegurar que ninguno predomine.

Con esas palabras, la figura luminosa comenzó a desvanecerse, dejando tras de sí una sensación de paz y propósito renovado. Carolina y Hargrove se miraron, conscientes de la enorme responsabilidad que tenían por delante.

—Debemos asegurarnos de que la historia de Santiago y la Mansión Whitemore no se olvide —dijo Hargrove—. Debemos proteger este lugar y lo que representa.

Los días siguientes, Carolina trabajó incansablemente para asegurar la mansión y proteger el medallón. Contactó a expertos en historia y ocultismo, buscando más información sobre el Guardián de la Luz y cómo mantener el equilibrio.

Publicó un libro detallando sus experiencias y los descubrimientos en la Mansión Whitemore, mezclando ciencia y lo paranormal en una narrativa que capturó la atención de la comunidad académica y del público en general. Aunque omitió ciertos detalles para proteger la mansión, su relato se convirtió en una fuente de inspiración y asombro.

Con el tiempo, la Mansión Whitemore se convirtió en un símbolo de equilibrio y de la eterna lucha entre la luz y la oscuridad. Carolina, aunque seguía llevando la pérdida de Santiago, encontró consuelo en saber que su sacrificio había salvado muchas vidas y había revelado verdades ocultas.

La mansión, bajo su protección, se mantuvo en paz, y la penumbra permaneció contenida, un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una luz dispuesta a brillar y guiar el camino.




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