"Uno nunca sabe lo que tiene hasta que lo pierde" esa misma frase escucho en todos lados pero yo siempre supe que lo tenía y tenía miedo de perderlo, fui cuidadosa, fui sobreprotectora, fui de todo pero aún así lo terminé perdiendo. Ahora me pregunto ¿qué fue lo que hice mal?
Lluvia
Eso miraba Annie ese 3 de febrero un sábado a las 16 horas de la tarde. El cielo completamente gris queriendo reflejar su tristeza al mundo, su melancolía, su desgracia, su todo.
An no llevaba paraguas ya que pensaba que todo el día estaría soleado, pero al parecer la tarde no estaba de acuerdo con ese pensamiento.
Las calles estaban muy bien decoradas con esas gotas de lluvia por donde fuera, hasta infiltrando se en las bolsas que Annie llevaba de comida, comida que le serviría a su hermano menor.
Axel...
Ese chiquito tan inquieto y conteston, ese por el cual lucho en la corte hasta conseguir que se quedara con ella aún sabiendo que tenía 16 años y el solo 10, ese por el cual daría su vida y ese que quería tanto.
Todos al rededor de ella corrían de un lado a otro para no mojarse pero a Annie le encantaba la lluvia, le encantaba el aroma que desprendía de la tierra cuando llovía, le encantaba lo melancólico que era el cielo y le encantaba poder darse un segundo baño en el día.
Estaba tan absorbida en sus pensamientos que no noto que tenía el traje del uniforme y que tenía que usarlo mañana ¡Ese que estaba mojando se en ese instante!
Hasta que reaccionó ¡Pero que estaba haciendo! ¡Eso usaría mañana! ¡que tonta! Se repetía mientras buscaba con desesperación un lugar donde ocultarse hasta que la lluvia pasará.
Hasta que lo escuchó.
-Si te quedas ahí parada te enfermaras ¿qué no tienes paraguas?-
Volteo rápidamente para ver aún chico rubio delante de ella, lo inspeccionó de pies a cabeza dándose cuenta de un dato importante:
-Pero tú tampoco llevas uno-
El chico la miro unos segundos con una leve sonrisa en sus pálidos labios, maquinando que responder mientras le tomaba foto mental.
-Yo no lo necesito-
-¿y porqué yo si?-
El silencio reinó entre los dos, solo dejando escuchar las gotas de la lluvia, junto a una que otra persona que pasaba corriendo para cubrirse. Los dos se repasaron de arriba abajo ella dándose cuenta de que él tenía unos lindos ojos azules y él dándose cuenta de que ella tenía pecas decorando los pómulos de su cara.
-Porque una niña linda y pecosa no debería resfriarse-
A Annie no le molestaba el comentario, todos en su escuela decían que ella era muy bonita con sus pecas y ojos azules, estaba acostumbrada a que todos la alagaran por eso, así que no le tomó importancia a él comentario.
O tal ves si:
-¿Crees que soy bonita?-
-físicamente lo eres pero emocionalmente no tengo ni idea-
Eso le molesto un poco pero decidió ignorar su comentario y prefirió preguntar algo más que derepente se le ocurrió.
-Oye ¿te conozco? Siento que te conozco-
-Muchos dicen conocerme pero en realidad nadie lo hace-
Eso la dejo confundida ¿Qué hace este chico aquí? Y ¿porqué le habla? ¿Tiene razones para hablarle? Y si las hay ¿Porqué ahora? ¿Porqué en estas circunstancias? ¿de dónde lo conocía?
Derepente el chico en un movimiento rápido saco un paraguas de su bolso, un pequeño paraguas negro, la miro por unos segundos y luego miro de nuevo el paraguas, lo abrió y se lo extendió a Annie para que lo agarrará.
-Ten-
La chica miró dudosa a esos ojos azules por unos segundos que para el chico parecieron porque uno le dolía el brazo y dos se estaba poniendo nervioso.
La única pregunta que salto en la mente de la chica fue un ¿Porqué? Y al parecer se le notaba en la cara su pregunta.
-La necesitas más que yo-
-¿cómo te la devolvere?-
-Un dia lo harás-
-¿porqué tan seguro?-
-¿porqué tan desconfiada?-
La chica se lo pensó más de lo debido, sin notar que al pobre chico le dolía el brazo.
Pero al final agarro el paraguas.
Annie lo miro por unos segundos más, examinando su pálida piel, llevaba una camiseta blanca que fue mojada por la lluvia y un pantalón negro. Y él la examinó a ella, su oscuro cabello pegado a su piel por la humedad le daba un toque inocente el cual él sabía que ella no tenía.
-Entonces creo que me voy-
Dicto ella.
-Entonces creo que me toca esperar-
-¿Esperar el qué?-
-Que me digas dónde es tu casa-
Ella negó ligeramente la cabeza para él y en parte para si misma.
-enserio creo que te conozco-
-Adios Annie-
El chico entorno su camino dejando a la chica con curiosidad, preocupación y un sentimiento que ella no podía identificar. Annie se giró para volver hablar:
-¿Cómo sabes mi nombre?-
-Muy pronto sabrás el mío-
Después de decir eso el chico retornó su camino.
-¡Oye espera!-
Pero igual el chico seguía caminando sin importarle los gritos que ella pegase, así que rendida fue hacia donde su hermano le esperaba con la comida ya mojada.
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Annie ya estaba por los barrios bajos de la ciudad, giró a la derecha y ahí estaban, los departamentos en el cual uno de ellos estaba esperando su hermano hambriento.
Camino hasta llegar al suyo, abrió la puerta con la llave para encontrar a un Axel haciendo helados para venderlos mañana en su escuela.
Annie por lo general cubría los gastos de la casa, la luz, agua, comida, etc., pero Axel vendia helados e iba a limpiar casas en su tiempo libre para pagar el costo de su uniforme y libros, a veces hasta le ayudaba a Annie a pagar los libros de ella.
Los dos eran un pequeño equipo, a ella le encantaba eso y a él le encantaba estar al fin con su hermana mayor así que no se quejaba por la vida que tenían.
-Oye mocoso, ayúdame con esto que me estoy rompiendo los brazos-
Enseguida un pequeño Axel fue a por su ayuda quitándole todas esas compras para ponerlas arriba en el comedor.