Balada de una princesa perdida | Completa

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Había visto el desastre con sus propios ojos cuando atacaron su cafetería, sin embargo, regresar y verlo de nuevo era deprimente. Rose vio como todo su trabajo en años se veía destruido por unos desconocidos que tenían poderes sobrenaturales.

Parecía una broma, una mal jugada del destino. Especialmente cuando ella siempre se consideró escéptica. No creía en fantasmas, tampoco en aliens o cualquier ser sobrenatural. Era una rara costumbre que compartía con su hermano menor.

Para ellos los hechos y las pruebas hablaban por sí solos.

Y ahora no podía negar lo que sus ojos vieron el día de ayer. Una persona volando a través de los cristales, un hombre persiguiéndolos con aquellos poderes irreales, como una película de fantasía. Luego se encontraban en la casa de su hermano, viendo a una chica de belleza irreal con miles de heridas por todo su cuerpo.

Ella debió morir ante tales heridas, pero no. Su piel rejuveneció, se curó por sí sola y ella volvió a la vida. Algo imposible, no lo hubiera creído sino lo hubiera visto ella misma.

Rose seguía en un estado de shock, tratando de asimilar el día anterior y como las acciones de su hermano lo llevaron hasta ese momento. Usualmente, la que terminaba por crear desastres en la familia siempre fue Rose, no Adam.

Adam era el prototipo de hermano e hijo perfecto: era inteligente, tranquilo, responsable y bastante normal. Nunca se metería en problemas. Siempre cumplía con su palabra, era demasiado amable con los demás y lo más importante, era leal a los que amaba. Lo opuesto a Rose, quien era conocida por traer el caos gracias a su personalidad "explosiva", como solían decir algunos.

La diferencia más grande era que Rose no podía quedarse callada ni aunque su vida dependiera de ella. Ni siquiera en los momentos más serios. Su lengua parecía tener vida propia y siempre terminaba diciendo las palabras más brutales y honestas, lo que realmente pensaba.

Por eso tendían a llamarla problemática, por su honestidad.

Podía admitirlo, a veces era impulsiva. Hacía cosas que nadie esperaba como huir de casa junto a su hermano cuando eran demasiado jóvenes. O pretender que no conoció nunca a sus padres. Ser la hermana mayor siempre la había dejado en un lugar en el que tenía que hacerse responsable, cargar con la peor parte: los recuerdos.

Tenía que vivir con esos recuerdos que prefería olvidar, por eso hizo una nueva vida para ella y su hermano. En particular por él.

No recordaba algo en la vida de Adam que no tuviera que estar entrelazado con las decisiones que tomaba Rose. Era normal que al ser la mayor cuidara de él. Ya tenía veintiún años, podía hacerse cargo de sí mismo, incluso llevaba más de dos años viviendo solo.

Era ridículo que se preocupara por él, pero todavía lo hacía, después de todo, era la única familia que le quedaba.

Por eso estaba sorprendida de saber que una chica había entrado a su vida. No porque no pensara que su hermano pudiera atraer a chicas, sabía que lo hacía, pero la situación con Adam era que usualmente vivía en su propio mundo. Parecía ajeno a la realidad que se enfrentaba, convivía poco con las personas y cuando lo hacía le requería de mucho esfuerzo.

Cuando supo de golpe que estaba hablando con una chica, fue demasiado extraño. Nunca vio a su hermano prestar atención a alguien más, sin embargo, lo vio cargar con la chica desconocida a su departamento e incluso cuidó de ella. Le preparó todo un desayuno y la defendió de las críticas de Rose.

No podía culparla. Era una desconocida para ella y no sólo eso, había traído desastres a su vida. A la vida tan tranquila de Adam, algo que era extraño, porque él nunca permitía cambios tan drásticos. Era rutinario.

Ahora tenía que asumir que su hermano pequeño había conocido a una persona diferente. Pero todavía estaba la parte sobrenatural, ¿cómo entendía todo aquello?

Nada tenía sentido, su mente parecía dar vueltas y vueltas, ¿fue real todo aquello?

La prueba más clara estaba en la cafetería destrozada. La policía había llegado durante la noche después del ataque y cerró con cinta las ventanas rotas como si fuera una escena del crimen. Sólo que en esta no había cadáver. Porque la chica había sobrevivido a tremendo golpe.

Rose tuvo que llamar al seguro de daños y se encontró con un obstáculo, ¿cómo diantres iba a justificar ese desastre?

«Una chica con poderes sobrenaturales siguió a mi hermano hasta acá, y unos hombres también con poderes sobrenaturales la siguieron para atacarla con una fuente de energía que la lanzó por los aires. Después nos dieron caza para matarnos a todos»

Sí, era ridículo. Si decía eso, sólo había la posibilidad de que la ingresaran a un instituto psiquiátrico porque sólo alguien con tan poca salud mental diría algo así.

—¿Está buscando a alguien señorita? —se acercó uno de los policías que patrullaban.

—No, solo estaba... olvídelo.

Prefirió alejarse, al menos hasta obtener una respuesta de su aseguradora. Por el momento, tendría que conformarse con regresar a casa. O regresar a casa de hermano para enfrentar de nuevo a esa chica.

¿Quién era? ¿Qué era?

Tenía demasiadas preguntas. Así que tomó la decisión de ir primero a casa de Adam. Aunque este le había dado pequeñas partes de información sobre lo que pasó y como la conoció, todavía no era suficiente para Rose. No tardó mucho en regresar al edificio de Adam, subió con rapidez las escaleras ya que era algo tarde.

Tal fue su sorpresa de encontrar el departamento en la misma situación que dejaron la cafetería. La puerta estaba, en realidad, no había puerta. Alguien había lanzado la puerta con fuerza hacia dentro del lugar.

La sala, la cocina, todos estaba fuera de lugar, como si un huracán hubiera pasado por ahí.

No había nadie en el lugar. Sintió una presión en el pecho, miedo. ¿Y si le habían hecho daño a su hermano?



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En el texto hay: fantasia, romance, hadas

Editado: 06.05.2024

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