Ya había pasado todo el dia en el teléfono haciendo llamadas, la música, arreglos, decoraciones, invitaciones confirmadas al parecer todo saldría muy bien, mañana solo tenía que preocuparme por dejar todo preparado en el salón temprano.
Ya no tenía mas por hacer, así que me ocuparía de descansar muy bien toda la noche. Entre a la oficina de Marian para despedirme de ella y decirle que todo estaba listo, se podía ver algo cansada, tenía mucho trabajo en estos días, pero solo ella se encargaba y no dejaba que nadie le ayudara
-Terminé de confirmar todo ya no tienes de que preocuparte todo saldrá bien mañana-
-Gracias por hacerte cargo, necesito una cosa mas, ¿Tienes que ponerte mañana? No es una cena cualquiera, estas ganando muy bien como para no estrenar algo-
-No lo había pensado-
-Para mi fue suficiente de trabajo por el día de hoy, dejame ayudarte a buscar algo que ponerte, vamos a una tienda-
-No creo que sea necesario, ya buscare mañana-
-Yo te lo compraré si lo que quieres es no gastar, también quiero algo para mi y no me gusta la idea de ir sola-
Tomo su saco, el sonido de sus tacones invadió toda la oficina, bajamos las escaleras para dar al estacionamiento, puso en práctica su costumbre de tomar de el brazo y asi caminamos, le indique que subiera a mi auto quería manejar yo y que ella no se molestara, le abrí la puerta para que entrara no sin antes darle una sonrisa que fue correspondida.
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Una tienda con diseños agradables fue a donde entramos, tenían bastantes atuendos elegantes incluso algunos informales, los trajes negros eran de mi agrado, no tenía ninguno que fuera de otro color, no ocupaba mucho los sacos asi que la mayoría estaban en buen estado. Marian desde que entró se volvió loca con tantas cosas, gritaba cuando encontraba algo lindo y una señorita corría atras de ella recibiendo todo lo que le gustaba.
Un elegante traje negro era lo que elegí, lo utilizaría con una camisa blanca, para mi era suficiente no tenía intención de comprar alguna otra cosa, entre a un probador el traje me quedaba algo grande me desagrada bastante cuando la ropa no me queda ajustada, pero los otros atuendos eran algo sencillos y tengo bastantes parecidos a esos.
Marian paso de largo aquella cortina la cual impedía la vista exterior de los vestidores, sentí como su mirada me recorría de arriba a abajo, acompañado de una cara de disgusto.
-No es tu talla, ¿De verdad quieres eso? Siempre te veo ocupando negro, tendrías que intentar con otra cosa- Dijo para después entregarme un traje vino y cerrar la cortina.
El color me gustaba y me quedaba perfectamente ajustado, podia mirar en el espejo como mi color de piel resaltaba. Salí para que Marian pudiera dar su opinión, me dedico una gran sonrisa lo cual indicó que le gustaba, sentí el pequeño sonrojo en mis mejillas. Una señorita gentilmente puso el traje en una bolsa, cuando me disponía a pagarlo estirando mi tarjeta me indicó que el traje ya se había pagado.
-No tenías que pagar el traje-
-Puedes tomarlo como un regalo-
-Ya antes me regalaste uno-
-Salgamos de aquí necesito ir a comprar algo-
Me tomo de la mano y entramos a una pequeña joyería, todo era bastante brillante y bonito, Marian entro directamente al mostrador donde estaba un señor de bastante edad y le entrego una bolsa.
-Puedo comprarte algo si lo quieres-
-No entiendo para que gastar dinero en mi-
-Nunca tengo nadie en quien gastarlo y soy bastante especial para comprarme algo-
-Voy a dar un vistazo, solo si prometes no comprar nada para mí-
-No compraré nada para ti por ahora si me muestras lo que gusta-
La sección de anillos era bastante amplia, me gustaban algunos asi que pedí un par plateados, mientras me los entregaban pude ver a Marian observando los anillos de promesa, uno oro con una piedra rosada muy brillante era el que miraba con grandes anhelos.
-¿Si te gusta tanto porque no lo compras?-
-Es un anillo de promesa, alguien tendría que dármelo a mi-
-No creo que tengas que esperar a que eso pase, puedes usarlo sin un significado-
-Tienes razón, pero en este caso prefiero esperar-
Ella paso de lado los anillos para seguir viendo los colgantes y tocados, yo regrese con el señor para pedirle que pusiera ese anillo rosado en una caja y que grabará su nombre en el.
Teníamos algo de hambre asi que estábamos comiendo en un pequeño restaurante despues de haber comprado cosas para mi y alguna que otra cosa que ella quería, todo se podia resumir en risas y alegría constante, las bromas que ella solía hacer eran algo tontas pero cautivadoras, esa era su esencia.
-Queria pedirte algo, es una cosa muy vergonzosa para mi-
-Te escuchare y me búrlate de ti si llego a notar tu vergüenza-
-Jasón y yo hicimos una apuesta tonta, si la chica que el queria invitar aceptaba yo tenia que invitarte a ti, entonces queria saber ¿Te gustaría acompañarme a la cena?-
-Jason me dijo que te invitara, pero no estaba seguro-
-Entiendo, descuida es una cosa tonta no tienes que acompañarme-
-No estaba seguro si tú quisieras acompañarme, pero dado el caso que tu lo pediste no veo porque no-
-¿Estas seguro? No es necesario si no quieres-
-Voy a estar encantado de llegar contigo frente a todos esos señores empresarios-
La noche ya había caído, todas las estrellas junto con la luna adornaban perfectamente el cielo, todo transcurrió tranquilo, tome la dirección a casa de Marian después de las 11, casi tuvieron que sacarnos de el restaurante ya que no estábamos concientes de el tiempo y se estaba haciendo tarde.
-¿Te parece 7:20?-
-La recepción es 7:30 me gusta la hora-
-Estare aquí puntual y espero que tu lo igual lo estes-
-Prometo no quedarme dormida, esto no es una junta laboral-
Nos despedimos, pero me percate que la bolsa de la joyería que le correspondía se le olvidaba asi que se lo indique. Lo que menos esperaba era la escena de nuestros rostros frente a frente al mirar el asiento tracero, podía sentir su respiración acelerada, sentí un gran impulso de besarla, la tenía frente a mi, solo era cuestión de hacerlo pero no podia faltar a mi promesa. - Dulces sueños - fue lo unico que dije antes de que saliera de el auto.