La conocerás.
Me posiciono junto con los demás corredores frente a la entrada del lugar, recordando lo que nos explicó Luka hace unos momentos atrás.
Extiende la hoja en el capo del auto, empezando con las explicaciones.
—Como debieron notar cuando llegaron, estamos en un centro comercial abandonado, justo ahora, estamos en lo que iba a ser un mirador. La entrada que hay allá —Señala frente de nosotros, un lugar abierto para ingresar a la construcción con varios carros y motos frente a él. —Da a una rampa de caracol, la luna será lo único que la ilumine, esa será la primera parte.
Una chica alta junto con su compañero se para enfrente de todos nosotros, volteo a ver a Theo, justo al lado de mío. Asiente con la cabeza, preparado, bajo la visera del casco, haciendo rugir el motor, cuando la chica levanta su brazo con tela en mano, empezando el conteo.
Preparado.
Me concentro en la entrada oscura frente a nosotros, sintiendo la adrenalina recorrer cada centímetro de mi cuerpo, causando que vuelva a acelerar el motor, cuando el muchacho levanta su brazo izquierdo, alzando la tela en su mano.
Listo.
Veo en cámara lenta como ambos dejan caer sus brazos alzados, luego del soltar al aire las pañoletas.
Acelero, dejando que varios pasen por delante de mí, iniciando con la carrera.
El túnel oscuro, nos impide ver cualquier cosa a nuestro alrededor, pero unos metros más adelante, iluminado por la luz de la luna, se encuentra el principio de la rampa de caracol.
—La rampa abarca cinco pisos. Por ser el primero, muchos pensarán que no tiene nada, así que pasará con total libertad. Habrá trozos de cristal esparcidos en medio del suelo, con el fin de eliminar rápido a varios competidores.
Me pego al lateral de la rampa, varios pasando por mi lado, burlándose por haberles dejado el paso libre.
Casi llegando al final del primer piso, veo como varios se caen o chocan entre sí. Las motos se balancean al no lograr estabilizarlas, junto con los autos, algunos deteniéndose antes de que pase a mayores y otros queriendo seguir adelante, pero terminando chocando contra el muro o contra otros competidores, por los cristales incrustados en sus llantas, derrapando, quedándose atrás en la carrera.
Una moto que se encontraba frente a mí pierde el control y cae al piso, sin poder evitarlo, causando que, por poco, choque con él y termine en el mismo estado.
Logro esquivarlo, viendo un espacio libre en diagonal a mí, que no tardo en rellenar, adelantando a varios participantes.
—Mucha más información sobre el espiral no les puedo dar, ya que fueron personas seleccionadas las que organizaron la carrera, y por obvias razones, no quisieron revelar los detalles.
Bajo el segundo piso sin inconvenientes, pero precavido ante cualquier otro detalle, busco por el espejo retrovisor a mi derecha a Theo, encontrándolo unos metros más atrás, aún dentro de la carrera.
Bajo por el tercer piso, conduciendo por la mitad de la pista, cuando por delante veo a tres personas paradas frente a sus motos tiradas en el piso, por los charcos de aceite que hay en cerca de las paredes de la rampa.
Acelero más, viendo que hay varios competidores por delante de nosotros.
El cuarto piso se encuentra despejado al igual que él último, lo cual, es un claro mensaje, de que lo que viene luego de bajar el espiral no será tan sencillo.
—El estacionamiento será la segunda parte del recorrido. Sin iluminación y con diferentes obstáculos, eso es seguro.
Tal como lo indico, las llantas tocan el suelo pavimentando del estacionamiento abandonado, que se encuentra completamente oscuro.
Acelero, con la luz de la moto encendida, iluminando el camino, sin bajar la guardia.
Entrecierro los ojos detrás del casco, viendo a lo lejos pequeñas luces azul eléctrico encendiéndose y apagándose a un lento compas. Llego hasta ellas, y la luz de la moto se apaga, cuando un pequeño rayo de electricidad sale de la pequeña bola azul en el suelo.
Desacelero un poco y veo hacia al frente, trazando una ruta entre las pelotas y varios objetos esparcidos en el piso, con la intención de ser obstáculos. Giro la muñeca en el manubrio, aumentando de velocidad, esquivando cada objeto, zigzagueando, hasta lograr salir al exterior. Me detengo y miro hasta atrás, escuchando la corneta de Theo, que me indica con la mano que siga yo.
—La carretera será lo último que deberá recorrer, habrá indicadores, que los guiarán a donde deben moverse. —Señala una parte de la hoja extendida en el capó. —Este es un pequeño mapa, esta es la forma que tiene la carretera, por aquí. —Señala una de las tres rutas, la que se encuentra rayada de rojos. —Deberán tomar este camino, que es el que los llevará nuevamente a la entrada del lugar, que será el punto de finalización. No se desvíen, estas calles no han sido transcurrida en mucho tiempo, y no sabría decirles que es lo que habrá en ella.
Miro al frente, encontrándome con la desolada carretera, y como lo dijo Luka, somo nosotros los únicos en correr por sus calles.
Veo a los competidores a kilómetros alejado de mi posición, y acelero, recorriendo la pista hasta alcanzarlos.
Disfruto recorriendo la abandonada carretera, manejando libremente a la velocidad que se me da la gana, sin tener que preocuparme de absolutamente nada.
Sintiéndome completamente libre.
Porque las cadenas a mi alrededor se hacen cada vez más pesadas, y estos momentos de libertad, en los que puedo respirar la paz son los que más disfruto, olvidándome de cualquier problema que haya a mi alrededor, esos que debo afrontar a cada hora en mi día a día, y estoy deseando el momento en que me pueda liberar de ellas, saboreando el momento en el que pueda cobrarle a cada causante de esto que estoy cargando.