Batman Family: Legacy
Wingzemon X
Capítulo 07
Un Monstruo que coma Monstruos
Viernes, 19 de julio del 2013
- ¿Secuestrar un Hospital?, pensé que incluso tú tenías más clase que eso, Cobblepot. – Comentó el Comisionado Gordon, notoriamente disgustado al otro lado de los barrotes. El hombre en la celda soltó una sonora y nasal risa.
- Me está insultando, Comisionado. – Comentó con notoria tranquilidad, justo antes de dar un pequeño sorbo de su taza de té.
Era un hombre robusto, de estatura baja, con una frente amplia y apenas algo de cabello anaranjado a los lados de la cabeza. Tenía ojos pequeños, una nariz larga y puntiaguda. Tenía las manos grandes, con dedos gruesos y de apariencia un tanto deforme, y piernas pequeñas. Pese a su apariencia, su postura era perfecta, al igual que su manera de hablar y sus modales; incluso su uniforme anaranjado de la prisión parecía especialmente limpio y pulcro. Estaba sentado en la cama de su pequeña cela individual, y frente a él tenía una mesita de madera, con un básico juego de té. De su taza surgía un cálido vapor. Tenía además un recipiente con terrones de azúcar, y unas galletas.
- En primera, ¿cómo podría yo secuestrar cualquier cosa? – Prosiguió el criminal al que todos apodaban "El Pingüino", al tiempo que colocaba un terrón de azúcar en su taza. – Después de todo, estoy aquí encerrado, y lo he estado por los últimos ocho meses, según creo. Y en segunda, hasta donde tengo entendido, fue un salón de fiestas construido encima de un hospital. Me parece que eso sí representa falta de clase.
Jim lo miró con molestia. Lo que más le hastiaba sin dudarlo, era la actitud tan despreocupada e indiferente con la que le hablaba. Negaba cualquier participación o conocimiento del hecho ocurrido, pero entre líneas decía justo lo contrario. Había pasado ya un año desde su arresto, y ocho meses desde que estaba ahí en Black Gate; sabía que era sólo cuestión de tiempo para que diera de qué hablar, pero nunca pensó que fuera a ser de esta forma.
Sabía que no lograría nada con ir hablar con ese individuo, pero igual tenía que hacerlo más por procedimiento que otra cosa. Pero su lugar no era estar ahí perdiendo su tiempo, sino allá afuera supervisando las acciones a realizar.
- Desde ahora te advierto que esto no dará resultado. – Le indicó como comentario final antes de retirarse. – De ninguna forma te dejaremos salir, y menos bajo una amenaza como ésta.
- Y no esperaba menos de usted, Comisionado Gordon. – Pronunció el criminal con fuerza cuando ya se había alejado algunos pasos. – Qué pase una buena noche.
Esperaba que él también pasara una buena noche, porque de alguna u otra forma encontraría la forma de culparlo de todo eso, y le sumaría aún más años a su ya de por sí larga condena.
- - - -
Red Robin se abrió pasó rápidamente por entre los callejones oscuros, intentando no ser detectado por nadie. Estacionó su motocicleta a unas tres cuadras del Hospital General, y entonces siguió su camino por las azoteas. La discreción y la sorpresa serían sus armas fuertes en esa situación, en especial considerando que no tenía ningún refuerzo.
La policía ya había acordonado todo el frente del hospital, y los reporteros y curiosos se congregaban del otro lado de la línea policiaca. Las luces azules y rojas de las sirenas llenaban la oscuridad de la noche. Red Robin se posó en el edificio más cercano al este del hospital. Revisó su antebrazo, levantando el pequeño compartimiento que ocultaba su pequeña computadora que servía como terminal de la Baticomputadora en la Cueva. Revisó rápidamente los planos del Hospital, revisando el sistema de ventilación, y buscado la sala de seguridad. Una vez que lo tuvo detectado, se lanzó al frente, alzando su capa como alas para planear y emprendiendo el vuelo hacia la Torre Médica.
Ingresó al edificio por la ventana de una habitación en los pisos inferiores; por suerte ya habían desalojado a todos los enfermos. Se introdujo entonces a los ductos de ventilación y comenzó a moverse por ellos siguiendo los planos proyectados en su computadora. Todo el recorrido le tomó quizás diez minutos, pero al final llegó a la sala de seguridad, que también ya había sido desalojada, pero los monitores seguían activos. Esperaba encontrarse con que habían inutilizado la mayoría de las cámaras, o al menos las cercanas al salón de fiestas. Sin embargo, para su sorpresa, no era así. Había dos cámaras dentro del salón que le permitía ver a los rehenes y a las bombas que habían colocado, y otras más por los pasillos que le permitían ubicar sin problema a prácticamente todos los demás asaltantes. Ni siquiera parecían estar bien ubicados para cubrir todas las posibles entradas y salidas.
Editado: 28.05.2020