CAP 1
VIERNES 5:50 A. M.
Scarlett
Abrir los ojos justo ahora era una verdadera tortura, ayer con mi hermana y mi padre habíamos practicado combate y podría decirse que me duele cada parte de mi ser, aún así me levanté y tomé una ducha corta, y diez minutos después estaba con el uniforme del ITP (Instituto técnico privado) que consiste en una falda y corbata color vino tinto, una camisa blanca con el escudo (una pantera negra sacando las garras), y unos zapatos negros. Me di un vistazo rápido en el espejo cuerpo completo que queda al lado del tocador, y estaba decidida a salir de mi habitación cuando me detuve de golpe, ¿Por qué?, No lo sé, solo regresé y me dediqué a analizar mi reflejo cinco minutos más. Definitivamente no soy la chica con mas curvas o con mas atributos, yo solo soy una chica de cabello castaño ondulado y largo, soy pequeña, pero para tener 17 no tanto, pues mido 1.68, mi piel es delicada y suave pese a todas las cosas que le han pasado, mis ojos son café oscuros casi tan oscuros que a simple vista parecen negros. Me quedé un buen rato analizando cada centímetro de mi reflejo cuando de manera rápida y sin aviso recordé algo,- Hoy lo conoceré a él- tal vez por eso me detuve a detallar cada parte de mi reflejo, aún me parecía algo realmente anticuado casarse con dinastías solo para obtener poder, “porque poder es fuerza”, –eso me repetía mi padre una y otra vez –, pero yo sabía perfectamente por qué acepté, quiero saber quién es él y esa es una buena opción teniendo en cuenta que la otra era conocerlo el día de la “boda perfecta”
-¡Scarlett, baja ya!- gritó mi hermana, lo que hizo que saliera de mis pensamientos, tomé mi mochila y comencé a caminar por el pasillo rumbo a las escaleras, lo primero que vi fueron dos tazones de cereales – hoy le tocaba hacer el desayuno a violeta, mi hermana, y eso era lo único que sabía hacer, cereales – rodeé los ojos y me senté a comer, lo último que quería era montar una mini discusión por un desayuno mediocre. Iba por la mitad de mi desayuno cuando escucho unos pasos firmes y fuertes aproximándose a la cocina, al voltear encontré la figura alta y trabajada de mi padre, Ben Grant, quien en ese momento llevaba un traje formal – siempre viste formal y con estilo- el nos regaló una sonrisa y nosotras se la devolvimos automáticamente, toma sus llaves y antes de salir de casa dirige su mirada a mí.
- Pasaré por tí al terminar las clases, iremos a conocer a la Gold Dynasty- y sin darme tiempo de hablar abandonó la casa dejándola en un silencio espeso. Estaba a punto de meterme una cucharada en la boca cuando giré a ver a Violeta quien tenía su mirada fija en mí y una cara de verdadera confusión.
-¿Qué?- pregunté rompiendo el silencio.
- Hoy lo conocerás a él- respondió tratando de ocultar la emoción en su voz.
-Ajam- musité mientras asentía restándole importancia y concentrándome en el plato que yacía vacío en la encimera
- ¿No estás emocionada?- preguntó con duda, seguramente esperando que no me enojara.
- Claro que estoy emocionada por casarme y tener muchos, pero muchos hijos con mi prometido a quien ni siquiera conozco, es mas, estoy tan emocionada que me quiero tirar de un balcón- “nótese el sarcasmo”
- Si, oye, pues ve y tírate, tienes uno en tu habitación- Respondió con un claro tono de enojo.
Y de nuevo silencio, un enorme silencio.
-Lo siento -dije en un hilo de voz– No quería hablarte así pero no estoy ni un poco emocionada por esta locura del siglo XV -pausé esperando que ella hablara pero no lo hizo, así que continué - estamos en pleno siglo XXI ¿Quién casa a su hija por conveniencia?- terminé un poco enojada.
- Emm.. no lo sé, ¿tal vez un padre que no tiene otra opción?-fue directo a la puerta y antes de salir dijo –solo no trates de ser una desalmada, recuerda que él también está obligado a casarse- y sin decir una palabra más o darme tiempo de responder salió de la casa.
-¿Acaso todo el mundo se despertó con ganas de dejarme con las palabras en la boca?- susurré enfadada. Tomé mi mochila y las llaves de mi regalo de cumpleaños #17, un Mercedes Benz blanco ,si, un auto, porque el abogado del diablo –así le decían a mi padre que nunca perdía un caso- no le puede dar un peluche de cumpleaños 17 a su hija si no un auto. JA, que buen padre) y me encaminé al auto en el cual mi hermana esperaba sentada, entré y nos dirigimos directo al ITP.
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Al llegar al ITP estacioné mi auto en el mismo lugar de siempre, al bajarnos mi hermana y yo tomamos distintas direcciones pues ella tiene 15 años por lo tanto estábamos en bloques y grados diferentes.
-¡Me cuentas que tan bueno está!- me grita antes de alejarse lo suficiente.
-¡Te avisaré si tiene hermanos!- y me empecé a reír como loca mientras entraba al Instituto.
Caminé algunos pasillos hasta encontrar mi casillero, lo abrí y empecé a meter y sacar libros entre él y mi mochila, lo cerré de golpe y juro que sentí mi corazón dispuesto a salir corriendo por el susto.
-¡Qué haces!- pregunté horrorizada
-Esperándote- me respondió la pelinegra
-Si, como si para esperar a una persona se necesitara ponerse detrás de su casillero en silencio y sonreírle como si estuvieras planeando su muerte- dije con un tono burlón.
Andrea, la pelinegra, rodeó los ojos –Eso es exactamente lo que haré si no me acompañas a la fiesta del sábado- sonrió inocente.
-No- dije sin rodeos y comencé a dirigirme a mi clase de historia.
Andrea y yo somos mejores amigas desde los 12 años, cuando compartí mi comida con ella porque un niño 3 años mayor la había intimidado y quitado su dinero, justo después de que termináramos la comida me levanté casi corriendo con una Andrea de 12 años confundida, busqué al niño y cuando lo encontré corrí hacia él y sin previo aviso clave mi puño en su rostro, ¿Qué si me dolió?, Claro que sí!, ese día me fracture la mano pero encontré a la persona que sería mi mejor amiga de toda la vida.
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Editado: 05.01.2022