Cap 34
Scarlett Grant.
—¡Traicionera! — grite antes de que Andrea se bajara del auto de Nicolay — Te vas y ni siquiera te molestas en decirle a tu mejor amiga
Ella terminó de bajar del auto y me entregó una sonrisa muy descarada
—Sí, llámame traicionera todo lo que quieras, pero en mi defensa encontré un lugar perfecto para nuestro viaje — sonrió aún más.
Tome su brazo alejándola a paso muy rápido del auto de Nicolay quien solo hizo sonar la bocina de su auto en forma de despedida y entre a casa arrastrando a Andrea con mucha rapidez.
—¿Que paso? — fue lo primero que preguntó una vez estando en mi habitación
La tomé de los hombros sentando la en la cama y se lo cité todo, desde el beso hasta aquella frase luego de pasar una noche analizándola me dio un poco de escalofríos
—"Pará entrar en el mundo del otro uno debe destruir el suyo" — cito de nuevo a la perfección la frase lentamente —me miró — No entiendo nada —confesó
—Yo igual —me senté a su lado —¿Por qué siempre todo debe ser tan confuso y difícil con los chicos? —pregunté agotada
—Tal vez eso se deba porque te gustan los locos —rio y mi cabeza en su hombro se movió un poco
—Un mortal, un mafioso y un heredero, debería de aprender más a escoger parejas—dije emitiendo otra risita
En mi habitación se quedó un largo, pero muy cómodo silencio, Andrea era mi persona favorita porque además de compartir toda o la mayoría de mi infancia con ella me sentía cómoda sin importar lo que hiciésemos y siempre, en cualquier situación me apoyaba sin importar que.
¿Esconder un cadáver? Llama a Andrea
¿Pelear con tu exnovio mafioso? Llama a Andrea
¿Desahogarte de tu fallido intento de ver tu compromiso algo normal? Llama a Andrea
Ella es algo así como mi pequeña luz en la oscuridad o mi lugar seguro
—¿Te enamoraste o solo te parece lindo? —pregunto seria
—ah? —no entendía
—¿Te enamoraste de que lo conoces lo suficiente y harías cualquier cosa por su bienestar o simplemente te gusta por su físico y por alguna razón lo imaginas como la persona que quieres que sea? — de mi parte no obtuvo respuesta
¿Me enamore o solo me gusta?
—En ese caso solo me gusta —susurre dudosa
—¿Te gusta o solo te obsesionaste? – preguntó una vez más
—¿A qué vas con todo esto? - pregunté esta vez porque no tenía ni idea fe como responder aquella pregunta.
—A qué la mayoría de cosas que brillan no son oro —susurro —¿Qué te hace pensar que está vez será diferente? —Preguntó luego de algunos minutos
—Está vez tiene que ser diferente, no será únicamente un chico cualquiera, dentro de algunos años será mi esposo Andrea, no un desconocido —trate de defender mi punto
—¿Al menos ya sabes información básica de él? —preguntó una vez más.
—Tranquila, no es un Mafioso al que le tendrás que hacer brujería o algo por el estilo —bromee y ella sonrió
Ella movió mi cabeza de su hombro y se acercó a mí para darme un gran y cálido abrazo lo que me sorprendió un poco —Te quiero, ten cuidado e investiga un poco —me soltó
¿Andrea diciéndome que me quiere?
Raro pero cierto
A su acción solo asentí y sonreí
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—Cuando mencionabas aquel "Viajé en grupo" a que te referías exactamente? — pregunté una vez más mientras a la fuerza ella empacaba ropa mía para 3 días en la primera mochila que encontró en mi habitación.
—ya lo sabes... —resto importancia —aquellos viajes casuales con amigos. Es una cabaña a las afueras, casual —le dio unos cuantos puños a la ropa
—¿Casual? —pregunté —te encargaste de que mi padre me diera permiso? —pregunté desconfiada
—¡Claro! lo llamé y todo—cerró la pequeña mochila que ahora se veía como una bola por la cantidad de ropa
—Quienes dijiste que irían y como iríamos?
—eso lo hablamos luego —ignoro por completo mi pregunta
—Marcel... —comencé, pero mi regaño fue interrumpido por la cocina de un auto que posiblemente era la de Nicolay, pero está vez sonaba muy diferente a la de la mañana.
—Ah, llegó, Vamos vamos—repitió apresurada y yo solo tomé mi mochila y algunas cosas más y la seguí casi corriendo hasta la salida de casa
Al salir me encontré con un auto muy diferente del deportivo negro de la mañana.
Había una linda y grande camioneta estacionada justo al frente de mi casa, su color blanco era realmente espectacular y se veía muy limpia, sus vidrios eran muy oscuros pasándose del límite de vidrios polarizados permitidos legalmente. Pero sólo sé que al verlo lo primero que quise fue conducirlo, era increíble ¿Quién no querría tocarlo?
O chocarlos, sería un verdadero placer.
—Vamos —repitió Andrea una vez más tomándome del brazo, abrí la puerta trasera del auto, pero antes de entrar sentí en mi cuerpo una pequeña corriente eléctrica recorriéndolo así que mire a los lados y encontré a la culpable de aquello. Susana estaba de pie en toda la entrada de la casa con un vestido blanco con detalles negros, nuestras miradas se atravesaron por unos cuantos segundos en los cuales en la suya pude detectar odio y enojo, no recuerdo muy bien cuanto tiempo me quedé observándola, pero tuvo que hacer sido lo suficientemente para que la bocina de la camioneta sonara de nuevo para dejarme entrar así que sin pensarlo lo hice.
De inmediato entre al auto le tire una mirada fulminante a Andrea porque ella sabía perfectamente lo que hacía y porque lo hacía
—Cambiamos de lugar, Nathaniel - sonrió y dijo de manera muy dulce y a la vez burlona, yo solo la observé con más intensidad y renegué a mis adentros hasta que la pequeña risita de Nicolay se escuchó en el auto y caí en cuenta que me miraba con burla desde el pequeño espejo delantero de la camioneta. Antes de despegar los dos cambiaron de asiento y yo aún le pegaba miradas a Andrea como si fuera un perro con rabia a punto de morderla.
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Editado: 05.01.2022