Después de dejar a la niña en la escuela el chico de cabellos dorados siguió con el siguiente lugar de destino, su trabajo.
Trabajaba como mesero en un restaurante lujoso, no es un trabajo común en hombres, pero la situación de Jimin ameritaba, necesitaba una fuente de ingresos rapida y bien pagada, o lo suficiente para sobrevivir ella y la pequeña Ji, así que cuando vio la vacante disponible de mesero en aquel restaurante no dudo en intentar tomar aquel cupo.
Este se adentro al lugar dirigiéndose a la barra superior, para acomodar por debajo de esta el bolso que traía con su cambio de ropa rutinario.
—¡Jimin! ¡Por fin llegaste! Te estaba esperando hermano, tenemos mucho trabajo asi que corre ya a la mesa seis, la orden te espera en la barra, ya ya. — Como por arte de magia detrás de él apareció un chico de piel morena y cabellos oscuros apresurandolo, alguien que tuviera ese tipo de velocidad para decir todo lo que necesita en no menos de dos segundos, solo podía tratarse de una persona y ese era Taehyung.
—Buenos días, si también te extrañe Tae —Dijo riendo sarcásticamente, y miró de reojo al contrario alzando su mano como saludo mientras caminaba hacia la respectiva puerta que lo llevaba a adentrarse a la cocina. Tomó una de las bandejas negras elegantes que utilizaban para transportar la comida de un lado a otro, y colocó los platos sobre de este. Con un pequeño impulso alzó la bandeja poniéndola sobre su hombro sin dejar de sostenerla con la palma de su mano.
Park Jimin fácilmente podría ser la imagen de la sofisticación y la belleza inclusive vestido de mesero, su figura esbelta y bien formada complementaban esta, haciendolo ver como todo un modelo aunque él no lo creyera.
Se acercó a la mesa correspondiente de aquella orden y comenzó a nombrar los platos uno a uno mientras los acomodaba en la mesa de los comensales, con gracia y cuidando cada detalle en la acomodación de cada plato, después de todo le pagaban por eso.
—¿Es todo caballeros? —Pregunto y los mencionados asintieron sin ponerle atención alguna, a excepción de uno.
Este parecía estar al tanto de cada uno de sus movimientos desde que había comenzado a colocar cada uno de los platos.
—Bien, entonces me retiro, si necesitan algo no duden en llamarme, vendre rápidamente a satisfacer su petición. —Dio una leve reverencia y sin más se alejó del lugar .
La mirada felina de uno de los comensales se posaba detenidamente sobre él, a este le parecía lindo en sobre manera aquel de cabellos rubios, nadie más podía compartir sus pensamientos, más sin embargo en el fondo yacía cautivado por aquellos labios gruesos, ojos brillantes, y pequeñas manos.
Algo hermoso ante sus ojos, delicado y bello como una mariposa.
Pasaron las horas y Jimin no paraba de trabajar, las órdenes salían con bastante frecuencia así que no había tiempo para descansar ni solo cinco minutos. Aunque a veces podía ser un poco pesado a Jimin no le disgustaba el trabajo, le daba para cumplir todos sus gastos e incluso más, es por eso que se esmeraba en hacerlo bien cada día.
Se acercaban las dos de la tarde y Ji estaba por salir de la escuela, así que como todos los días, avisó a su jefe que saldría para recoger a la pequeña saltamontes que le esperaba, Este claro le otorgó el permiso sin rechistar ni un segundo, ya que el y la pequeña Ji se llevaban muy bien.
Según las políticas de su trabajo los niños no estaban permitidos más sin embargo Ji se había ganado un lugar en el corazón del jefe. A sus ojos parecía la pequeña más adorable de todo el mundo, y vamos, nadie podría resistirse cuando de Ji se trataba. Los Park siempre tuvieron ese encanto peculiar que le quitaba el respiro a más de uno.
Se acercó a la barra para tomar su mochila y sacar sus llaves de esta cuando cierta persona interrumpió su acción con una nalgada.
Jimin rápidamente se volteo a la defensiva, cosa que disminuyó cuando vio de quien se trataba.
—Cuando dejaras de hacer eso, van seis este día, ¿quieres dejarme sin tributos acaso? —dijo otorgándole un golpe no tan fuerte en hombro a lo que el contrario solo rio.
—Ya ya no “chille” Jiminie y vaya por mi sobrina, como su tio favorito que soy le compre dulces y quiero que se los coma con mi supervisión, por que don aburrido seguro se los quitará para racionarcelos. —Levantó una ceja en dirección al mayor viendo a su altura y después de darse cuenta de que no veía absolutamente nada bajo la mirada para ver al más chico como manera de burla por su estatura. —Si tu comieras más dulces crecerías más, los dulces te hacen más alto y fuerte. —- Dijo este a la que el contrario depósito otro golpe.
—Yo no soy chaparro, y tú terminarás por dañar tus dientes si comes mucho dulce. —Con su dedo índice pico su estómago para después caminar hasta la puerta desapareciendo a través de estas.
El mayor vio a este salir y rió nuevamente para sí mismo.
—Como de que no está chaparro, claro que lo es, es un enano. — Iba a volver a sus labores hasta que una voz masculina interrumpió.
—Hola, disculpa la molestia, seguro tienes mucho trabajo, pero… ¿podrías decirme el nombre del chico rubio? —Este pregunto confiado pero alguien no parecía ser fácil.
—Quien pregunta y por que. —Se cruzó de brazos y con voz grave intentando dar un aparente miedo dijo.
—Mi nombre es Min Yoongi y pregunto por qué… —Hizo una leve pausa para pensar— Porque quiero hacer negocios con él.
— Así que negocios ah? Negocios como una cita?. — El contrario se enrojeció un poco, pero mantuvo su postura un tanto seria. —No quiero desilusionarte campeón pero él ya tiene novio y ese soy yo. —Termino por decir aguantando la risa con esmero.
—Oh… disculpa las moles- —Fui interrumpido por una escandalosa risa.
—Solo bromeo, solo bromeo. —Limpio una lagrima imaginaria y prosiguió. —Jiminie es lindo pero definitivamente no es mi tipo. —El contrario solo suspiro y se dio la vuelta ignorando al contrario cuando sintió una mano que lo impedía. —Ya, ya solo bromeo grandote, su nombre es Park Jimin, es soltero, disponible “For you” —Este alzo la ceja como insinuación, y saco el celular de su bolsillo trasero. —Puedo darte su número si gustas. — Sonrió caminando algunos pasos cuando la voz de una pequeña niña los interrumpió acompañado de la mirada de un molesto Jimin quien había escuchado las últimas palabras de aquella conversación.