Gélida, la única forma en la que podía describir la noche. La temperatura había descendido hasta los 5 grados. La habitación en donde me encontraba estaba a oscuras y se sentía vacía. Es la descripción perfecta de cómo me sentía, sin saber cómo ella, al igual yo, habíamos perdido totalmente el brillo.
Mi vida pasó de ser perfecta a convertirse en un infierno en donde nada sale bien, ¿o seré yo la que está mal? Después de esa noche nada dentro de mí se sentía correcto. No puedo ver el mundo del mismo modo y ya no puedo fingir que las cosas están bien. Ya no puedo seguir mintiéndome a mí misma.
"No puedo soportar verte así, cuando vas a contarme que es lo que en verdad te está pasando?" Escucho la voz de Nate furioso.
"¿Cómo entraste?" Mi voz se escuchaba rota, hueca.
"Eso es lo de menos, quiero que hables y me digas que te pasa". Se sienta frente a mí, miro sus ojos por un segundo y observo furia en ellos. Dejo caer mi mirada inmediatamente, no quiero que vea lo que soy ahora.
"No pasa nada Nate, estoy igual que siempre". Me muerdo los labios. No solo para ocultar los signos de un sollozo, sino también para que la verdad no pueda salir por ellos.
"No estas igual". Trata de coger mi barbilla para que lo mire, pero antes de que me toque me alejo lo más que puedo de su contacto. "Por Dios! Ni siquiera puedo tocarte. Y cada vez que trato de mirarte, te apartas como si temieras que descubriera el mayor secreto del cosmos".
"No seas ridículo, no pongas fantasmas en donde no los hay". Le digo con brusquedad, esperando que se rinda y se vaya.
"Mas bien eres tú la que puso un muro para que nadie llegue a ti. Por favor soy yo, Nate". Se acerca un poco más a mí. "Tu Nate, soy tu hermano". Se sigue acercando y trato de huir, pero ya mi espalda está tocando la pared así que me encojo. "La persona que mejor te conoce en el mundo". Extiende su mano para tratar de tocarme, pero me encojo más. Sin poderlo evitar mi cuerpo comienza a temblar.
"Por favor no me toques". Mi voz suena histérica. "Solo aléjate de mí". Le digo presa del miedo.
"No voy a alejarme, eres mi hermanita y no voy a dejar que caigas". En su voz se puede diferenciar la determinación que tiene.
"Es que no lo entiendes Nate, yo ya estoy hundida, destrozada por completo".
"No te entiendo". Puedo sentir el desconcierto en su tono de voz.
Con el poco valor que queda en mi sin importar mis lágrimas, alzo la mirada. Dejando que vea por sí mismo el tormento que reflejan.
"Estoy rota hermanito". Dejo escapar las lágrimas junto al sollozo que estaba conteniendo. "Me arruinaron por completo".
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